Completo.- Sin papeles desclasificados, se conoce a los autores del asesinato de John. F. Kennedy
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John F. Kennedy, 35.º presidente de los Estados Unidos. ¿Quién planificó su asesinato? ¿La CIA, la URSS, Fidel, la mafia yanqui, el Pentágono...?Los eventos que han venido sucediéndose contra Irán y los pueblos árabes ponen de manifiesto que la "Opción Sansón" surtió efecto, y que el Mossad, para que la misma fructificara, tenía que, y se encargó de -junto a la CIA- asesinar a John F. Kennedy y removerlo del poder...
John Fitzgerald Kennedy (como sus siete hermanos) fue educado por sus padres con rectitud y un espíritu de competencia considerado hoy lesivo por el nuevo método de crianza impuesto por las más ignominiosas mentes que manipulan el planeta. Cuando su padre —Joseph P. Kennedy Sr.— fue nombrado embajador de los Estados Unidos en Gran Bretaña (en 1938), él y su hermano Joe lo acompañaron a Europa en un viaje que les sirvió para enriquecer sus conocimientos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, John F. Kennedy recibió la Medalla de la Marina y del Cuerpo de Marines por su valerosa actuación en 1943 durante el ataque a su lancha patrullera por parte de un destructor japonés. Malherido, tuvo que someterse a varias operaciones; durante la convalecencia de una de ellas escribió 'Perfiles de coraje', libro con el que ganaría el premio Pulitzer en 1957. En 1947, John se convirtió en diputado por el Partido Demócrata por el estado de Massachusetts; en 1952 conoció a Jacqueline Lee Bouvier, con quien se casó en septiembre de 1953; en 1952 ganó una senaduría por el estado de Massachusetts, función que desempeñó desde el 3 de enero de 1953 hasta el 22 de diciembre de 1960; y el 20 de enero de 1961, con 43 años de edad, se convirtió en el presidente más joven de la historia de los Estados Unidos.
Como en las escuelas de antaño, cuando debíamos explicar la historia de algún personaje y no estábamos preparados, decíamos: Fulano nació en tal sitio en tal año y murió en tal sitio en el año tal. ¡Punto! ¡Era todo! Matábamos al personaje en el mismo comienzo de la pobre, pero graciosa exposición. Apelamos a esta remembranza porque haremos lo mismo con el personaje de John Fitzgerald Kennedy: murió el 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas, abatido por un francotirador.
El presidente Kennedy, la primera dama Jackie Kennedy, y el gobernador de Texas, John Connally Jr., y su esposa atravesaban Dealey Plaza (en Dallas, Texas) en una limusina presidencial (Lincoln Continental de 1961 descapotable). Se produjeron varios disparos que impactaron al presidente en la cabeza y el cuello, y a Connally en la espalda. Ambos fueron llevados al Parkland Memorial Hospital, donde Kennedy fue declarado muerto.
A partir de este momento, asesinado el personaje, nacen los teatros, las especulaciones, los encubrimientos y las mentiras, y nos llega, prácticamente después de seis décadas, por obra de un genocidio contra el pueblo palestino, por el bombardeo al Líbano, a Siria, a Yemen, y por último a Irán —a la vista de todo el mundo, con el apoyo de Estados Unidos y los demás países miembros de la OTAN—, la verdadera historia acerca del magnicidio
Lee Harvey Oswald —desequilibrado, marxista, infante de marina estadounidense, desertor de EE. UU., desertor de la Unión Soviética (URSS)— de inmediato fue considerado sospechoso del asesinato. Cinco investigaciones gubernamentales concluirían que disparó y mató a Kennedy. Dos días después, Oswald sería asesinado a tiros por Jack Ruby (figura del hampa estadounidense) en el sótano de la sede de la policía de Dallas.
Comisión Warren, estructura creada para validar la mentira de que fue un solo tirador el que hizo los disparos que asesinaron al presidente Kennedy
En septiembre de 1964, la Comisión Warren (creada por Lyndon Johnson, entonces presidente, para investigar el asesinato) concluyó que Oswald actuó solo [conclusión que fue apoyada por el FBI, el Servicio Secreto y el Departamento de Policía de Dallas (¿alguna duda?)]. Lo que acabamos de decir parece haber salido de una obra teatral de Broadway (Nueva York), o de una presuntuosa película de Hollywood, hogar de producción cinematográfica que sirve al Pentágono y a la CIA como fuente de difusión y sustentación de mentiras.
Se ha debatido durante mucho tiempo si fue uno solo el tirador (según la Comisión Warren, fueron tres disparos, de los cuales dos impactaron en Kennedy). Esta teoría es la que ha prevalecido en todos los magnicidios perpetrados en Estados Unidos. El día que se descubra tal falacia, el mundo sabrá que ese "tirador solitario" es la artimaña a la que apela el establishment imperialista para dar golpes de Estado; de esta manera, no se interrumpe "la larga historia de vida democrática" en un sistema de gobierno que no cree en Dios, pero que, a los cuatro vientos, pregona que "Dios bendice a América".
Abraham Zapruder, un desconocido, grabó la única secuencia que existe del asesinato de John F. Kennedy. De origen ruso, marchó con su familia a Estados Unidos (en el momento en que el Imperio de los zares era defenestrado por la revolución que encabezaba Vladímir Ilich Lenin). Saltó a la fama con la grabación que realizó en el preciso momento en que era baleado el presidente. Aunque la película cambió el enfoque de los norteamericanos, poco hizo para que una sociedad enajenada, controlada a cabalidad por la oligarquía, modificara la clásica disposición —conveniente en términos materiales— a aceptar todo lo que le entrega la prensa, quizás el ente más importante en la conformación del frente oligárquico que somete al pueblo norteamericano y, por qué no, a más de medio mundo.
La bala mágica
Joyas del informe final de la comisión: «Oswald mató a Kennedy y actuó solo; fueron tres disparos de los cuales dos impactaron al presidente; lo hizo por su desequilibrio mental sin que hubiera motivación política; Ruby mató a Oswald sin ayuda de nadie (¡también!); ningún miembro del gobierno estuvo involucrado ni participó de una conspiración»
De esa comisión nace "La bala mágica", sobrenombre que se ganó una de las balas por la ridícula trayectoria que dicha comisión le atribuyó, usada magistralmente por el fiscal Jim Garrison (fiscal del distrito de Nueva Orleans, París, Luisiana), quien se embarcara en arduas investigaciones sobre el asesinato del presidente Kennedy y enjuiciara, por considerarlo principal sospechoso, al empresario de Nueva Orleans Clay Shaw, quien saldría absuelto de los cargos imputados.
Por décadas han sido numerosas las conjeturas: se dijo que fue "el comunista" Fidel Castro quien planificó el asesinato; que fue la mafia; que fue el Pentágono y la industria de guerra; que fue la CIA; que fue la Unión Soviética... Una película de Oliver Stone, protagonizada por Kevin Costner, inclinó la balanza hacia una conspiración en la que por lo menos participaron dos tiradores. En ella, el juez Garrison (Costner) conquista muchos adeptos en todo el mundo por la magistral interpretación de Costner. La bala mágica cobra fuerza y descarta, con cierto grado de certeza, que haya sido uno solo el tirador.
El tema del magnicidio pasaría a un segundo plano, del que no resurgiría hasta que el presidente Donald Trump, en su segundo mandato, permitiera la desclasificación de unos documentos que, a fin de cuentas, no han clarificado nada con relación al caso, pero mucho en lo concerniente a la corrupción en algunos países del área.
Israel y las armas nucleares
No es un secreto que Israel posee armas nucleares. En septiembre de 2003, Martin van Creveld, teórico e historiador militar israelí (de origen holandés), apeló a la "Opción Sansón" (estrategia sionista de disuasión con armas nucleares en contra de naciones que amenacen a Israel), refiriéndose a la capacidad de Israel para responder con fuerza nuclear contra objetivos en otras naciones: «Poseemos varios cientos de ojivas atómicas y cohetes, y podemos lanzarlos contra objetivos en todas direcciones, quizás incluso contra Roma. La mayoría de las capitales europeas son objetivos; tenemos la capacidad de hundir al mundo con nosotros. Y les aseguro que eso ocurrirá antes de que Israel se hunda».
A la izquierda, Martin van Creveld, historiador militar israelí que apeló a la estrategia de disuación nuclear ("Opción Sansón"). A la derecha, Mordechai Vanunu, extécnico nuclear israelí que reveló detalles del programa sionista de armas nucleares
En noviembre de 2023, a apenas días de iniciado el genocidio contra los palestinos, un ministro de Benjamin Netanyahu abogó abiertamente por un ataque nuclear contra Gaza. Esta sentencia puso en evidencia lo que el mundo sabe: no se puede atacar otro país con armas nucleares sin poseerlas. Mordechai Vanunu, extécnico nuclear israelí que reveló a los medios británicos detalles del programa sionista de armas nucleares en 1986, fue secuestrado en Roma por el Mossad y llevado a Israel, donde fue condenado en juicio secreto y encarcelado durante 18 años.
Francia firmó, en 1957, un acuerdo secreto con Israel para la construcción de una central nuclear en Dimona. El gobierno estadounidense tuvo conocimiento del programa nuclear israelí en el verano de 1960, al final de la presidencia de Dwight D. Eisenhower. Un análisis de la CIA describió las implicaciones que conllevaría la adquisición por parte de Israel de capacidad para armas nucleares; la agencia «predijo que los intereses occidentales en la región podrían verse amenazados, y que la iniciativa israelí podría eliminar algunas de las inhibiciones al desarrollo de armas nucleares en otras partes del mundo». Washington mostró preocupación por "la estabilidad regional y la proliferación nuclear", lo que irritó a varios funcionarios israelíes que se mantuvieron mintiéndole a Estados Unidos.
En 1961, un día antes de su investidura, John F. Kennedy se reunió en la Casa Blanca con el presidente saliente Dwight D. Eisenhower, y uno de los temas tratados versaba sobre el programa nuclear de Israel. Once días después de asumido el cargo, Kennedy se reunió con el ex embajador de Estados Unidos en Israel para expresarle su preocupación por el programa nuclear en Dimona (ciudad ubicada en el distrito Sur de Israel). En la década de los 50, desde el Congreso, Kennedy se oponía a la proliferación nuclear; «se oponía implacablemente a que Tel Aviv consiguiera armas nucleares e, inmediatamente después de asumir el cargo, comenzó a presionar intensamente al entonces primer ministro israelí, David Ben-Gurion, para que permitiera las inspecciones estadounidenses de Dimona», condición fundamental para que Estados Unidos normalizara las relaciones con Israel.
David Ben-Gurión, figura importante del sionismo, 1.er y 3.er primer ministro de Israel
El informe que se desprendió de las inspecciones concluyó que Dimona «estaba destinada exclusivamente a la generación de energía nuclear», vulgar mentira que técnicos franceses y sionistas dieron a los inspectores de EE. UU. mientras encubrían el plan para desarrollar armas nucleares. «No fue hasta marzo de 1967 que un informe de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado descubrió que Israel tenía la capacidad de producir armas nucleares». En el ínterin, y hasta su muerte en noviembre de 1963, Kennedy siguió convencido de que Israel estaba decidido a desarrollar armas nucleares; seis meses antes de su asesinato, «escribió un telegrama privado a Ben-Gurión, advirtiendo de los efectos perturbadores sobre la estabilidad mundial que conllevaría el desarrollo de la capacidad de armas nucleares por parte de Israel».
De manera ambivalente, y ante el auge del petróleo y las guerras seleccionadas, Estados Unidos se prestó al juego del encubrimiento y la desinformación después del magnicidio que arrancó a Kennedy del poder imperialista. Y cuando hablamos de Estados Unidos, nos referimos al poder pentagonista y a las grandes oligarquías que encabezan los emporios de la comunicación. Inglaterra, el imperio que impuso a Israel como nación en un enclave estratégico (Palestina) para dividir los países árabes de Asia y África, jugó un papel fundamental antes de la decadencia con la que terminó la Segunda Guerra Mundial, evento que capitalizó Estados Unidos para convertirse en el más grande imperio que conoce la humanidad (si alguien tiene alguna duda, que se dedique a ubicar en un mapamundi las 900 bases militares con las que cuenta).
El asesinato de John F. Kennedy es el punto de inflexión que marca el inicio del contubernio nuclear entre Estados Unidos e Israel. A Kennedy había que matarlo para que drásticamente cambiara la política de no proliferación de armas nucleares; para que el "Estado" genocida sionista desarrollara su programa de armas nucleares, se convirtiera en el aliado permanente de las élites europeas y norteamericanas (Canadá y Estados Unidos) y fomentara el trabajo sucio de los eternos colonizadores, saqueadores y destructores de los pueblos asiáticos, africanos y latinoamericanos («el Estado hebreo está haciendo el trabajo sucio del mundo», diría Friedrich Merz, canciller alemán, en la reciente cumbre del G7; mientras, el embajador sionista ante la ONU, Danny Danon, coronaría las mismas con las palabras que siguen: «Somos los que mantenemos la diferencia entre la civilización y el imperialismo genocida yihadista, porque Irán no quiere sólo destruir Israel, sino que quiere rediseñar el orden mundial»).
North Atlantic Treaty Organization [NATO (Negociado de Asesinos, Terroristas y Ominosos)]; Organización del Tratado del Atlántico Norte [OTAN (Organización de Terroristas, Asesinos y Nazis)]
La doble cara de Occidente no es fortuita; cada país de los que integran la OTAN se come diariamente un pedazo del pastel que significa el yugo impuesto a los pueblos árabes, a los que sólo se les usa como transformadores de vida en petróleo, en riqueza, en la sustancia que nutre "el sueño americano" y "el jardín europeo". El genocidio que ejecuta Israel en Palestina, los bombardeos a Siria y Líbano y el ataque vulgar contra el pueblo iraní (violando todas las normas internacionales), junto al poder con el que arrastra a Estados Unidos y a la Unión Europea a validar todos sus crímenes, ha desnudado no sólo la mentira de que Israel no tiene armas nucleares, sino que ha puesto de manifiesto la afrenta con la que van de la mano sionistas, franceses, ingleses, yanquis y demás sórdidos.
¿Por qué Israel puede poseer armas nucleares e Irán no? ¿Por qué Estados Unidos, único país que ha lanzado bombas atómicas (dos, sobre ciudades abarrotadas de indefensos seres humanos), debe regular quién puede poseerlas? ¿Cuál es la moral que exhiben Estados Unidos y sus serviles de la ONU y otros organismos internacionales? ¿Quién le ha dicho a Occidente que debe establecer normas que deben cumplir los demás países? ¿Para qué sirve la ONU? Todas estas interrogantes han sido analizadas y enmarcadas sobre la base de un nuevo orden mundial; Vladímir Putin se ha referido al tema en varias oportunidades, pero, diabolizado por la prensa occidental, sus propuestas han sido descalificadas, como descalificadas han sido todas las protestas que se celebran condenando el genocidio sionista...
Los eventos que han venido sucediéndose desde octubre de 2023 (que se remontan a 1949) contra los pueblos palestino, libanés, sirio, yemení e iraní ponen de manifiesto que la amenaza lanzada por Martin van Creveld en 2003 ha surtido el efecto esperado, y que la inteligencia sionista, para que lo primero fructificara, tenía que, y se encargó de -con colaboración de la CIA- asesinar a John F. Kennedy y removerlo del poder. Todas las teorías sobre el magnicidio quedan atrás ante lo evidente: Israel posee armas nucleares, y, para poseeerlas, se vio precisado a asesinar a Kennedy, el más grande objetor a las armas nucleares y quien continuamente exigía se monitoreara lo que, subrepticiamente, con apoyo de los franceses, hacía Israel.
Nemen Hazim Bassa
Santo Domingo, República Dominicana
2 de julio de 2025 de mes de 20