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II.- Rafael Tomás Fernández Domínguez

El coronel Caamaño, que se creció a la estatura de Prócer de la Patria por su arrojo combativo en la guerra civil de 1965 y por el liderazgo que ocupó en las luchas que se escenificaron contra las tropas invasoras yanquis, no fue el ideólogo de lo que hoy se conoce como Revolución de Abril, la más hermosa de las gestas que vivió el pueblo dominicano en todo el siglo XX. El ideólogo lo fue el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez...

Juan Pablo Duarte fue el ideólogo de la independencia dominicana, mérito más que suficiente para que sea proclamado como el único Padre de la Patria, al margen de los extraordinarios episodios que dieron brillo a la gesta soberanista, encabezada por Matías Ramón Mella y, sobre todo, por Francisco del Rosario Sánchez. Debemos observar, por la importancia que reviste, que Juan Pablo Duarte permaneció la mayor parte del tiempo en el exilio, lo que limitó su participación, casi exclusivamente, a la concepción y organización. Habíamos expresado estar de acuerdo con las expresiones del historiador Balcácer. Así acabaríamos, de una vez y por siempre, con los lideratos y protagonismos compartidos que la deformación social le ha impuesto a este país.

Por otro lado, los restos de Francisco Alberto Caamaño Deñó, por una ley aprobada en el Congreso, y promulgada por el Poder Ejecutivo, serán trasladados al Panteón Nacional para "exaltar a Caamaño Deñó al más alto espacio de homenaje nacional". El coronel Caamaño, que se creció a la estatura de Prócer de la Patria por su arrojo combativo en la guerra civil de 1965 y por el liderazgo que ocupó en las luchas que se escenificaron contra las tropas invasoras yanquis, no fue el ideólogo de lo que hoy se conoce como Revolución de Abril, la más hermosa de las gestas que vivió el pueblo dominicano en todo el siglo XX. El ideólogo lo fue el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, "el dominicano que más me había impresionado después de mi vuelta al país. Me impresionó su integridad, su firmeza, que se veía a simple vista como si aquel joven militar llevara por dentro un manantial de luz" (Juan Bosch).

Decíamos, sobre Fernández Domínguez, en "SOLDADO DEL PUEBLO Y MILITAR DE LA LIBERTAD"... ¡AL PANTEÓN NACIONAL!, que "en un país acostumbrado a regirse por las malas acciones... una conducta permanente como la exhibida por el 'Soldado del Pueblo y Militar de la Libertad' genera conflictos de intereses muy marcados... muy enconados". La "conducta permanente" exhibida por el coronel Fernández Domínguez es el reflejo de sus pulcras, honestas, serias, comprometidas y respetuosas acciones.

Esa conducta permanente recoge una muestra ejemplificadora que lo separa del modo de vida tradicional del oficial dominicano. Encarna su proceder al encontrar "arroz, habichuelas, azúcar, aceite y otros alimentos" que un teniente había dejado en la cocina de su casa como parte del esquema de corrupción imperante en los cuerpos castrenses. "La integridad de Rafael Fernández Domínguez lo llevó, instintivamente, a rechazar un presente cuyo valor real provenía de los dineros del pueblo. Además de regresarlo, 'el teniente responsable de llevar los alimentos fue sancionado con diez días de arresto...'".

El coronel Fernández Domínguez es el ejemplo más puro, limpio y transparente de las Fuerzas Armadas dominicanas; pero además, ha sido el más consciente de todos los militares que ha parido la nación en toda su historia, y el más comprometido con las leyes supremas. En varias ocasiones lo demostró, aunque, en mayo de 1965, cayó abatido mientras pretendía tomar el Palacio Nacional, asiento del Ejecutivo y símbolo máximo de poder, en un intento innecesario por ponerse a la par con Caamaño y demás militares constitucionalistas.

Juan Pablo Duarte fue el ideólogo de la independencia dominicana y, como tal, es propuesto como el 'único Padre de la Patria'. Sánchez y Mella fueron los actores en casi todos los escenarios y se plantea que les sea retirado el título. Como Duarte -¡cuánta coincidencia!-, Fernández Domínguez tuvo que permanecer en el exilio; los militares indignos, entreguistas y corruptos comprendían que era la persona más influyente y comprometida con la oficialidad joven no contaminada, y deciden sacarlo del país porque -como dice Juan Bosch en la carta que le envía el 27 de mayo de 1964 al Dr. Ramón Pina Acevedo, en una alusión casi directa- encarnaba al "coronel que (podía, nh) lanzar soldados a la lucha".

Por su determinación y arrojo contra el yanqui invasor, el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó se convirtió en el héroe de la Revolución de Abril; sus restos serán llevados -¡muy bien llevados!- al Panteón Nacional. El coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez fue el ideólogo de la gesta, el arquitecto del retorno a la constitucionalidad que, además de preparar toda la logística -junto al profesor Juan Bosch, líder político-, hizo posible la integración de la mayoría de los militares constitucionalistas (Caamaño entre ellos); y se le niegan a sus restos la entrada al panteón Nacional como morada definitiva.

¿Prima la razón en este país? ¿Es posible que el intelecto y el conocimiento puedan, algún día, evaluar a nuestros próceres? Las Fuerzas Armadas dominicanas han llenado de luto el país durante toda su vida republicana; han protagonizado, casi de forma continua, las escenas más desgarradoras. Si su papel ha sido tan determinante, ¿no reúne el arquitecto que diseñó el movimiento armado por la vuelta a la Constitución de 1963 méritos más que suficientes para que sus restos descansen junto a los de nuestros grandes hombres? Si, además, ese arquitecto ha sido, dentro de la institución de mayor repercusión histórica -conformada por corruptos y asesinos-, la única muestra verdaderamente libre de imperfecciones morales, el único defensor fiel de la institucionalidad. ¿No se hace merecedor de que el Panteón Nacional acoja sus restos?

Fin...

Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
9 de febrero de 2013