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[III de III] «Si me pasa algo, que nadie mire hacia el Oriente; miren hacia el Norte, por favor...»

¿Será este el último episodio de odio y violencia por parte de "la dirigencia de la sanguinaria derecha argentina" contra el peronismo, el kirchnerismo, o como se le quiera llamar a los gobiernos que el pueblo se da para que lo reconozcan y le brinden las necesarias condiciones materiales de existencia? ¡No! La violencia seguirá mientras los medios de comunicación estén en manos de la oligarquía. El momento actual que vive la humanidad hace imposible que se instale un gobierno revolucionario y haga lo que hicieron los grandes líderes que cambiaron el mundo. A lo que sí se expone Argentina es a un doloroso derramamiento de sangre que podría producirse el día que el pueblo se canse y lance a las calles a luchar, sin temor y sin tregua, contra el estado actual de ferocidad y aversión que exhibe esa rancia oligarquía

Madres de Plaza de Mayo, con sus pañuelos blancos, en una marcha para conmemorar los cerca de 30 mil muertos y desaparecidos que hubo durante el período dictatorial 1976-1983

Néstor Kirchner saldría ileso de su ejercicio de cuatro años y Cristina Fernández lo haría también de los dos períodos que gobernó. Néstor murió en 2010, pero Cristina continuó en la política: senadora por Buenos Aires del 10 de diciembre de 2017 al 10 de diciembre de 2019 y vicepresidente desde el 10 de diciembre de 2019 al momento actual. El calificativo de milagroso usado ante el fallido intento de asesinato a Raúl Alfonsín, en 1991, sería usado de nuevo ante el salvajismo que muchos, en Argentina y otros lugares del mundo, pudimos ver en vivo por la plataforma de YouTube del canal C5N, hecho que nos impactó de manera tal que no pudimos procesar en el momento lo que realmente estaba sucediendo. Sólo segundos después logramos asimilar lo que el odio y la violencia que conviven con esa derecha putrefacta acababa de realizar.

Desde que subió al poder hasta hoy, Cristina ha sufrido todo tipo de ataques: calumnias, difamaciones, amenazas de muerte, los más vulgares sobrenombres, indecencias, representaciones de su asesinato, etc., y todos han sido ataques divulgados sin el menor remordimiento por la prensa oligárquica que no resiste que a la gran masa que sobrevive día a día se le facilite una mejor calidad de vida.

El 30 de septiembre de 2014, cuando la entonces presidente de la nación argentina, Cristina Fernández de Kirchner, expresó que si algo le pasara "nadie mire hacia el Oriente, miren hacia el Norte...", refiriéndose a las amenazas que según Clarín -vanguardia del odio y la violencia- habría recibido Cristina por parte del grupo terrorista islámico ISIS, no apuntaba a alguna expresión gastada o banal ni pretendía ser agorera y mucho menos premonitoria; aludía hechos concretos con los que han tenido que vivir en los últimos 132 años la mayoría de los argentinos y, sobre todo, en la esfera política, los peronistas.

El siguiente recuadro muestra por qué Cristina acusa al "Norte" de lo que le llegara a suceder (y sucedió, aunque "un milagro" como el que salvó a Alfonsín la mantiene erguida, ejerciendo lo que sabe hacer: política para que el Estado, que es un ente político, facilite una mejor distribución de la riqueza entre todos los argentinos).

- En 1890, la Infantería de Marina de EE. UU. desembarcó en Buenos Aires con el pretexto de “proteger el consulado y la Embajada estadounidense”, argucia de la que se valdría hasta nuestros días para justificar sus desafueros en todos los rincones de este planeta.

- En 1950, con el apoyo directo de las marinas de guerra de Estados Unidos y del Reino Unido, se produjo una sublevación militar, que contó con la participación de la oligarquía y la Iglesia Católica, que derrocó el segundo gobierno constitucional de Juan Domingo Perón (1952-1955).

- El 29 de marzo de 1962, Arturo Frondizi, presidente electo en las elecciones de 1958 -en las que la dictadura militar había prohibido la participación al Partido Peronista-, fue derrocado por otro golpe militar que contó con la participación, "tras las sombras", del gobierno de los Estados Unidos [por no haber excluido a Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA) y por el triunfo de partidos que respondían a Perón en algunas provincias (elecciones legislativas del 18 de marzo de 1962)].

- En 1973, con la confabulación de la Embajada norteamericana en Buenos Aires, y de las “dictaduras de seguridad nacional” erigidas en Brasil y Paraguay, comenzaron a formarse en Argentina agrupaciones terroristas [Alianza Anticomunista Argentina (AAA) fue una de ellas] que, por vía del asesinato de activistas de izquierda, desestabilizaron el gobierno peronista de Héctor José Cámpora.

- En 1976, «con el conocimiento del presidente estadounidense Gerald Ford y del Secretario de Estado, Henry Kissinger, se instauró en Argentina una sanguinaria Junta Militar encabezada por el Jefe del Ejército, general Jorge Videla. En ese contexto [se estructuraron] las llamadas “Operación Murciélago” y “Operación Cóndor” mediante las cuales las dictaduras militares de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Uruguay y Paraguay se coligaron para desarrollar una de las más sádicas “cacerías” de que han sido víctimas prominentes dirigentes populares y revolucionarios del continente».[Agresiones históricas de EE. UU./Luis Suárez Salazar].

- Entre 1976 y 1982 (en este último año se escenificó el conflicto armado entre la Argentina y el Reino Unido por las islas Malvinas), tres presidentes de los EE. UU. -Gerald Ford, Jimmy Carter y Ronald Reagan (Reagan hasta que en dicha guerra "el Norte" decidió apoyar "el Norte")- facilitaron cerca de 200 millones de dólares a las dictaduras argentinas para asistencia de seguridad (con la participación activa de la CIA), compra de armas y entrenamiento de oficiales (torturas, desapariciones, asesinatos, etc.). La misma CIA se ocupó, junto a la inteligencia argentina, de armar y entrenar a los Contras contra el gobierno sandinista.

- En 2003, el gobierno de Estados Unidos ejerció grandes presiones sobre Néstor Kirchner, presidente de Argentina, para que saldara la enorme deuda contraída por gobiernos anteriores con el FMI y otras instituciones crediticias. Pero, lo más ignominioso fue solicitar la autorización para que el Comando Sur de Estados Unidos realizara ejercicios de contrainsurgencia con la imposición de se concediese impunidad a los militares yanquis, despreciable requisito que con mucha dignidad fue rechazado por el presidente.

Otra imagen del atentado contra Cristina Fernández que los infames de la "cloaca mediática" argentina (Clarín, La Nación, etc.) pretenden desmentir (a "esa gente, que encuentra en ese pestilente torrente de excrementos y desechos de todo tipo su hábitat más confortable", se han sumado los medios oligárquicos de Estados Unidos, España y otros países del "Norte", incondicionales del imperialismo yanqui)

"El Norte" se ha ocupado, históricamente, de intervenir en los asuntos internos de otros países: enviando tropas; bombardeando; apoyando golpes de Estado y asesinatos de líderes y militantes contrarios a la derecha; y sembrando odio, destrucción y muerte en nombre de su "seguridad nacional" y de su "forma de vida"... Con la Operación Cóndor, "El Norte" implementó prácticas represivas en la "América inferior", facilitando recursos económicos y humanos, armas de guerra, equipos de inteligencia y métodos de desaparición y tortura a las dictaduras de Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y Argentina, con el propósito de eliminar a quienes se oponían a los regímenes despóticos que se instalaron (y siguen instalándose) de la mano de la "clase alta" ("linaje europeo" en el caso argentino) y los demás sectores que integran el frente oligárquico.

Ese "Norte" es el que siempre se ha encargado de fomentar la violencia y el odio con los que se vienen manifestando los "aristócratas europeos" argentinos y sus jiferos. Todos los golpes de Estado que se han producido en Argentina (y sólo nos enfocaremos en Argentina) han contado con el patrocinio de Estados Unidos, aliado permanente de la mezquina e implacable derecha que no permite se toquen sus intereses. Ese odio fue el que dejó miles de muertos y desaparecidos con las dictaduras; que estuvo a nada de quitarle la vida a Juan Domingo Perón y sus ministros, a Raúl Alfonsín y ahora a Cristina Fernández. Ese es el odio que se desprende del imperialismo yanqui, que se cree "bendecido por Dios" para imponer sus criterios sin que se le pueda oponer ideología o forma de gobierno que no esté acorde con sus intereses, y ese odio ha sido calcado en su totalidad por esa clase dominante argentina que no da espacio a la disidencia.

Dice Atilio Boron que el atentado contra la vida de Cristina «fue el previsible corolario de años de ataques y agresiones de todo tipo, en donde la figura de Cristina Fernández de Kirchner fue escarnecida y difamada sin tregua. El ensañamiento con el que fue execrada por los infames habitantes de la cloaca mediática nacional, [gente que encuentra], en ese pestilente torrente de excrementos y desechos de todo tipo, su hábitat más confortable; con que fue denigrada por la dirigencia de la sanguinaria derecha argentina, que continúa recordando con nostalgia los tiempos de la dictadura genocida; y con que fue insultada por los representantes políticos e intelectuales de los poderes fácticos, todos inflamados por un odio visceral hacia CFK (y lo que de una u otra manera represente a lo popular y a los “nadies”), tenía [que], más pronto que tarde, alumbrar la aparición de un sicario dispuesto a llevar todas estas premisas hasta sus últimas consecuencias prácticas: eliminar físicamente a quien aparecía en este bombardeo mediático como una figura satánica, la personificación misma del mal».

¿Será este el último episodio de odio y violencia por parte de "la dirigencia de la sanguinaria derecha argentina" contra el peronismo, el kirchnerismo, o como se le quiera llamar a los gobiernos que el pueblo se da para que lo reconozcan y le brinden las necesarias condiciones materiales de existencia? ¡No! La violencia seguirá mientras los medios de comunicación estén en manos de la oligarquía. El momento actual hace imposible que se instale un gobierno revolucionario y haga lo que hicieron los grandes líderes que cambiaron el mundo. A lo que sí se expone Argentina es a un doloroso derramamiento de sangre que podría producirse el día que el pueblo se canse y lance a las calles a luchar, sin temor y sin tregua, contra el estado actual de ferocidad y aversión que exhibe esa rancia oligarquía.

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Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
7 de septiembre de 2022