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Lo que no le perdonamos a Hugo Chávez

Los intentos de la oligarquía en obstaculizar los gobiernos revolucionarios. La estafa dominicana. ¿Qué no le perdonamos a Chávez sobre el simulador, charlatán, cobarde, cínico e indolente que se hace llamar Leonel Fernández? Que cada quien lo exprese con sus propias palabras. Sería un buen ejercicio de indignación ante tanta desvergüenza...

Experiencia latinoamericana...

Sobre el caso chileno, «el golpe de Estado acaecido el 11 de septiembre de 1973 fue una acción militar llevada a cabo por los Carabineros y las Fuerzas Armadas para derrocar al presidente socialista Salvador Allende y al gobierno de la Unidad Popular. Los militares contaron con el apoyo de la "derecha política", un sector demócrata cristiano, la burguesía y la iglesia católica. Hubo influencia por parte de grupos internacionales de poder, íconos del frente oligárquico, dentro de los que destacaron el presidente y vicepresidente de los Estados Unidos -Richard Nixon y Gerald Ford-, George H. W. Bush (que luego sería presidente del símbolo mundial de ejecución de golpes de Estado contra naciones que se dan gobiernos revolucionarios) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA)».

Acerca del caso nicaragüense, «la oposición, armada y organizada por los Estados Unidos sobre la base de una "contra revolución", alentada por la oligarquía criolla y un sector de la burguesía, llevó al país a una guerra civil, provocando una crisis de tal magnitud que influiría de forma decisiva en la derrota sufrida por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) -que había llegado al poder por medio de las armas- en las elecciones de febrero de 1990 ante la Unión Nacional Opositora, coalición de derecha que agrupaba a las fuerzas opositoras, presidida por Violeta Chamorro».

Con relación al caso venezolano, «los medios de comunicación privados, los Estados Unidos, la iglesia católica y el "establishment" empresarial del país (el efímero presidente Carmona no sólo era empresario, sino, el presidente de la principal organización patronal, llamada Fedecámaras) encabezaron, el 11 de abril de 2002, un intento de golpe de Estado contra el presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez».

La fuente: cuestionamiento y modificación...

Las comillas bajas encierran el núcleo central de informaciones obtenidas de Wikipedia, no así la conceptualización ni el desarrollo de las mismas. Dicho esto, y dejando de lado otros eventos similares alrededor del mundo, debemos formularnos las siguientes preguntas: ¿Qué hay en común en cada golpe de Estado o en cada intento de desestabilización de administraciones que genuinamente ejercen el poder en favor de los pobres? ¿Es predecible la causa para estos señalamientos?

Las ejecuciones del Frente oligárquico...

Salvador Allende ganó unas elecciones en Chile que la derecha local ni la internacional perdonaron nunca (aunque la internacional, para la fecha, era ejercida única y exclusivamente, en todo el mundo, por el Pentágono, símbolo de poder de la nación más intervencionista que ha conocido la humanidad); desde que se hizo previsible el triunfo de la Unidad Popular -un conjunto de agrupaciones de izquierda que postulaba a Allende-, comenzó el floreteo de la oligarquía para sacar del poder, y por la fuerza, al primer presidente marxista que parió Occidente, elegido, en elecciones libres, bajo lo que en papel se conoce como Estado de Derecho (concepto que usa mucho un sinvergüenza que desgobernó la República Dominicana por doce años).

Los sandinistas se embarcaron en Nicaragua en una de las más grandes epopeyas que la historia latinoamericana y universal recoge: sacar del poder la dictadura del somocismo, "sistema dictatorial de dominación y opresión que tiranizó al pueblo nicaragüense desde 1934 hasta 1979, año en que es expulsado, por la Revolución Sandinista, Anastasio Somoza Debayle, el último sátrapa de la dinastía" (Wikipedia, edición de nh).

Ese régimen asesino y corrupto que humilló, maltrató y empobreció a los nicaragüenses, se caracterizó por la distribución de la riqueza en pocas familias oligárquicas, mientras los desamparados, obreros y campesinos vivían en la indigencia total, "desprotegidos de todos sus derechos". La lucha revolucionaria comenzó a finales de los años 50 del siglo XX y se intensificaría significativamente en 1978, culminando al año siguiente con el desplazamiento de esa monstruosa y desgarradora dictadura que prevaleció por cerca de 45 años.

Oligarquía y burguesía se encargarían -por lo menos lo intentarían, aunque infructuosamente- de orquestar un golpe de Estado contra Hugo Chávez en Venezuela; sólo la voluntad de un pueblo que juró ser dueño de su destino pudo impedir que se materializara tal acción, conjuntamente con la enorme e inspiradora personalidad de Chávez, quien recibió los más cálidos respaldos que figura pública alguna haya exhibido en la historia reciente. Y precisamente esa figura gigante, rectora absoluta del aparato represivo del Estado, no por imposición sino por voluntad de las urnas y de los uniformados, era la única que podía impedir que la derecha local, y la internacional, ejecutaran lo que ha sido costumbre en ausencia de las armas, que cuando se han empuñado, junto a la voluntad y capacidad de lucha del pueblo, han frenado los milenarios intentos del frente oligárquico de retornar al poder.

La Revolución Cubana se constituye en el mejor ejemplo de lo que acabamos de señalar; desde sus inicios intuyó y ejecutó con base en el comportamiento histórico de la oligarquía, y jugó el papel que le correspondía para, con las armas, desmantelar el frente oligárquico y dejarlo huérfano de integrantes en terreno cubano.

Los intentos perennes de la oligarquía en obstaculizar los gobiernos revolucionarios...

Nicolás Maduro gobierna hoy Venezuela, y es mucho el esfuerzo que está haciendo para, en democracia, ejercer un poder que los ciudadanos le dieron con el voto mayoritario. La oligarquía no ha descansado, ni lo hará, en su afán de retomar el poder -para reponer fortunas que, en sus orígenes, fueron el producto de la acumulación originaria que genera la corrupción y el desgobierno- del que fue expulsada en 1998 por la Revolución Bolivariana encabezada por Hugo Chávez, un proyecto social con sustancia ideológica que demostró que la revolución por la integración y el bienestar de los pobres es posible.

Nos fue enviada por el Ing. César Hazim una noticia que hace pública el 3 de agosto del presente el "Correo del Orinoco", un periódico caraqueño con portal digital que señala que "el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, expresó que es la primera vez en la historia del país que se convoca a una concentración política para apoyar la corrupción...". El mismo rotativo recoge las palabras expresadas por el mandatario venezolano, manifestadas en el contexto de las barbaridades que pueden esperarse de una clase social que se niega a aceptar que su rol actual no está en el poder, del que supo disfrutar robándole al pueblo lo que le pertenecía: "Es la primera vez que veo que se realiza una concentración para defender a los corruptos".

Caso Venezuela: Lo que no le perdonamos a Chávez...

Esta información, y la indignación relacionada, nos movieron a realizar este escrito para formular lo que luce ser la única salida que le queda a Nicolás Maduro, a los militares bolivarianos y al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para gobernar en paz y en consonancia con las metas socialistas de la Revolución Bolivariana: acabar de entender que el poder está en sus manos y que, como tal, debe usarse el aparato represivo del Estado para callar de una vez y para siempre las letrinas de la derecha, que no van a asimilar nunca que los pobres tienen derecho a gobernarse, a comer, a vivir en paz y con dignidad, a vestir...

Históricamente la oligarquía ha gobernado y ha hecho con los gobernados lo que se le ha antojado; ha implementado dictaduras, regímenes de terror y de hambre, y el pueblo ha sabido soportar, por generaciones, vejámenes, torturas, miseria, hambre y represión... ¡Y ya basta! No le perdonamos a Hugo Chávez haber dejado intactos los representantes venezolanos del frente oligárquico... Debió, como la Revolución Cubana encabezada por Fidel Castro, doblegarlos y reducirlos a algo más que cenizas, acción que le corresponderá hacer al gobierno bolivariano y a sus Fuerzas Armadas porque, de lo contrario, no está lejos el día de un nuevo madrugonazo.

El simulador y estafador dominicano...

La simulación y el oportunismo estuvieron siempre de la mano de Leonel Fernández en su relación con Hugo Chávez, quien fuera jefe del Estado venezolano y paradigma de la solidaridad internacional. En un artículo titulado "Hugo Chávez y el arte de gobernar", que publicó para los primeros días del 2002, el Dr. Fernández pone al desnudo sus intenciones oportunistas y su comportamiento tímido, de no compromiso, cada vez que Hugo Chávez asumía reivindicaciones regionales. Es posible que este artículo lo haya escrito pensando en Juan Bosch, y que "Juan Bosch y el arte de gobernar" hubiese sido el título correcto. ¿Por qué? Porque no hubo diferencias entre las ejecuciones de Chávez y las de Bosch: ambos gobernaron a favor de los pobres y, por tanto, enfrentaron peligros extraordinarios. De Bosch sabemos el resultado y, por desgracia, incidieron mucho los Leonel Fernández y poco los Hugo Chávez; de Chávez también sabemos el resultado, salvo que le correspondió a él "determinar su propio destino y el futuro de su pueblo", que desde todos los ángulos luce mucho más promisorio que el futuro del nuestro.

En una Cumbre de los Países No Alineados, celebrada en La Habana, creemos que para septiembre del 2006, el doctor Fernández, después de pasarse toda la vida alabando la globalización, la combatió "por haber sido impulsada por una revolución científico-tecnológica sin paralelo en la historia de la humanidad...", señalando que ha resultado excluyente para la mayoría de los pueblos del tercer mundo. En esta cumbre, el simulador del PLD defendió al presidente Hugo Chávez porque "ante el alza continua de los precios del petróleo, de manera generosa y voluntaria, el gobierno venezolano... diseñó un proyecto de cooperación, conocido como Petrocaribe, que ha servido de alivio a la República Dominicana y a los pueblos del área...". Señaló que "algunas voces han levantado la idea de que con el programa de Petrocaribe, el gobierno del presidente Chávez está regalando la riqueza petrolera de su país". Y a seguidas él mismo se contestó con un "no es cierto". Tan abarcadora fue su exposición que graficó el gobierno del presidente Chávez cuando demostró "...tener una visión inteligente y estratégica de preservación en el largo plazo de los intereses de su propio país, al tiempo que practica la solidaridad y la cooperación en el corto plazo para ayudar a pueblos hermanos y amigos, que de otra manera sucumbirían en el abismo". ¡Qué hermoso discurso! ¡Cuánta solidaridad! ¡CUÁNTA HIPOCRESÍA!

El escenario que usó el Dr. Fernández para este discurso es el mismo escenario que usan los bravucones de barrio, guapos en su terreno pero al llegar al campo de la confrontación no son capaces de abrir la boca para nada; y fue exactamente lo que hizo nuestro cobarde presidente al llegar, pocos días después, a la Organización de las Naciones Unidas, donde su discurso ni se vio ni se sintió. Tan fuera de contexto habló que nadie percibió lo que dijo, salvo una prensa mediocre enclaustrada en la República Dominicana, financiada con los dineros del erario por el más corrupto de los presidentes que ha tenido esta nación.

El terreno de los Países No Alineados era el terreno de la no confrontación, era el terreno del barrio; allí todos estaban "alineados" con los mismos problemas, con los mismos achaques, hermanos en miseria y en retórica, salvo las epopeyas que desarrollan los cubanos en el verdadero campo de la solidaridad internacional y la cooperación de Venezuela en el campo económico. En este escenario nadie, absolutamente nadie, había señalado al presidente Chávez por regalar su petróleo y, sin embargo, en este escenario, Leonel Fernández se comportó como el más bravo de los toros.

Los que mantenían la campaña de que el presidente Chávez se desprendía gratuitamente de sus riquezas naturales estaban en el escenario de la confrontación, estaban en la Organización de las Naciones Unidas y, en este, nuestro simulador impenitente pasó desapercibido... "como toda una monjita de la caridad"; no dijo nada a favor de Chávez, no defendió la solidaridad y la cooperación del gobierno venezolano; ni siquiera reciprocó con la expresión más tímida los beneficios que recibe nuestro país del programa de Petrocaribe. ¡Así actúa este simulador, indolente y cínico!

Sus amos lo delatan...

Un cable de la Embajada de Estados Unidos en Santo Domingo, fechado el 29 de junio de 2005, y numerado 3408, señala que en una reunión con funcionarios de la legación diplomática, el presidente Fernández dijo que el presidente Hugo Chávez “era intelectualmente débil”, y que incluso tenía problemas para poder elaborar “argumentos coherentes”. El gobernante dominicano, según el cable, comentó que Chávez tenía la tendencia a hablar durante horas en las cumbres regionales, pero frente a sus homólogos era renuente a hablar, y cuando lo hacía se quedaba en generalidades. El presidente dominicano Leonel Fernández, a pesar de que en público aparecía como amigo de su homólogo venezolano, Hugo Chávez, en secreto tenía opiniones muy negativas sobre el líder de la Revolución Bolivariana.

Asimismo, el cable sostiene que el presidente Leonel Fernández “sentía que el proyecto de revolución ‘Bolivariana’ de Chávez no tenía sentido y que estaba fuera de sintonía con los programas de los líderes políticos serios de la región”. También expone que el gobernante dominicano comentó que líderes como Chávez seguían viviendo en el pasado, creyendo que las ideas de la década de los 70 seguían siendo válidas en la economía actual. Fernández señaló que nunca vio una definición de la ‘Revolución Bolivariana’ de Chávez y lo criticó porque no era capaz de articular los conceptos que definen la esencia de la ‘Revolución Bolivariana’.

Caso Leonel Fernández: Lo que no le perdonamos a Chávez...

¿Qué no le perdonamos a Chávez sobre este simulador, charlatán, cobarde, cínico e indolente? Que cada quien lo exprese con sus propias palabras... Sería un buen ejercicio de indignación ante tanta desvergüenza...

Ing. Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
5 de agosto de 2013