II.- Refundar la República
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La deformación social dominicana es responsable de que sus integrantes hayan institucionalizado la inmoralidad, la corrupción, la indisciplina y el desorden como formas normales de vida, y de que su conducta esté regida por el escalamiento de capas, por lo que apelan a cualquier desafuero con tal de disfrutar de las formas de convivencia atípicas en una sociedad atrasada. La pretensión sin límites ha llevado a muchos a actuar de común acuerdo con la oligarquía que sustenta el poder; "... hay un sector adscrito al frente oligárquico que le sirve de instrumento nacional de poder y al mismo tiempo aspira a integrarse en él al nivel más alto... hay un sector, probablemente el más numeroso, cuya única ambición es asegurar lo que ya tiene y mejorarlo..." (Dictadura con Respaldo Popular, Juan Bosch, Cuarta Edición, Santo Domingo, 1991, Pág. 154). Muchos calieses (delatores), asesinos, ladrones y corruptos, no importa si son jueces, políticos o sacerdotes, tienen su origen en la baja pequeña burguesía, el último de los niveles que, según Marx, existía en las sociedades europeas producto de la división de clases que genera el lugar que se ocupa en las relaciones de producción. Pero ese nivel encontró con Juan Bosch, y la realidad dominicana, no la europea, dos sub capas: la baja pobre y la baja muy pobre, de las que salen todos los vicios que como sociedad exhibimos.
“Las capas bajas de la pequeña burguesía se nutren del campesino que llega a las ciudades. De ellas sale tanto el guardia y el policía como el activista político, que vota convirtiendo ese acto en una inversión que, cree él, conoce muy bien el candidato por el cual sufragó. Está totalmente convencido de que el voto que emitió fue el que hizo presidente de la República a su candidato y que este también lo cree, por lo que espera una retribución material a cambio” (Ibíd.). En “La baja pequeña burguesía y el neotrujillismo”, un artículo que escribimos en noviembre de 2010, decíamos que “El bajo pequeño burgués hace lo impensable para subir en la escala social: miente, roba, inventa chismes, mata, traiciona; a su madre critica si le da la espalda; se cree amigo personal de militares y funcionarios que no conoce; 'sabe de todo', calumnia, fabula; repite lo que oye y lee sin constatarlo y su alma vende, al diablo de ser necesario, por la obtención y exhibición de bienes materiales. De él se puede esperar cualquier atrocidad sin importar la magnitud de la misma; es responsable -por los millones de iguales- de la sociedad que existe y ha existido siempre en la República Dominicana; de los interminables gobiernos de Pedro Santana, Buenaventura Báez, Ulises Heureaux, Rafael Trujillo, Joaquín Balaguer, Leonel Fernández y -parece que, por el trabajo sucio que realiza, en un futuro no muy lejano- algún otro Trujillo”.
Esclarecidos los tópicos relacionados con el nuevo papel de la burguesía y las raíces de nuestra deformación social, es indudable que no se debe descartar la conformación de un frente revolucionario que propicie la instauración de una nueva forma de gobierno, rígida, pero sujeta a las reglas de una verdadera democracia; una nueva forma de gobierno en que las leyes sean sagradas... "Sin leyes no hay sociedad humana, y las leyes sólo tiene valor si cada persona las acepta, las respeta y las hace respetar" (Juan Bosch).
Refundar la República debe ser la consigna ante tanta degradación moral, inseguridad ciudadana, corrupción, depredación de recursos naturales, cinismo, indolencia y burla. Pero refundarla significa transformar todos los estamentos de la sociedad y del Estado. Además de las reformas "posibles y necesarias" señaladas por Fafa Taveras, hay que construir un Estado laico que deje de lado la influencia de la iglesia; reformular el sistema policial y conformar unas fuerzas armadas con base en la necesidad real, que margine el latrocinio y el sicariato de Estado; formar y educar un nuevo liderato político que haga suyas las aspiraciones de los Padres de La Patria y rompa con la depravación impuesta por peledeístas, reformistas, vinchistas y perredeístas…
Para lograr estas metas, y de manera conjunta, el país debe ser sometido a un régimen que eduque e instruya; que haga respetar las leyes; que propicie el desarrollo económico facilitando a la burguesía el papel rector que le corresponde; que garantice trabajo, salud y libertades fundamentales; que suprima, de una vez y para siempre, el terror gubernamental y el hambre y fomente un régimen de consecuencias contra toda violación a la ética, la moral y las normas establecidas. Como expresara Juan Bolívar Díaz, "Si no refundamos la República, por lo menos ofrezcámosle una nueva plataforma… para que las instituciones y toda la sociedad civil abandonen el autoritarismo, el providencialismo y todo género de prácticas antidemocráticas. Hagámoslo a nombre de tantos que han pagado con sus vidas…". Las esperanzas y los sueños nunca deben perderse...
Fin...
Nemen Hazim Bassa
24 de agosto de 2015
San Juan, Puerto Rico