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IV.- A Juan Bosch hay que desgarrapatizarlo

“Hay que educar al hombre para que respete las leyes. Sin leyes no hay sociedad humana, y las leyes sólo tienen valor si cada persona las acepta, las respeta y las hace respetar” (Juan Bosch).

“No hay arma más potente que la verdad en manos de los buenos” (Juan Bosch).
Esa verdad es la que debe arropar, no sólo a los buenos, sino a todos los dominicanos, para que se sacudan del letargo en que se han sumergido con las fechorías que Leonel Fernández y su pandilla han ejecutado en el ejercicio del poder durante sus “doce años” (y algo más, pues casi todos siguen disfrutando del pastel como si nada hubiese pasado). La verdad debe ser enarbolada como estandarte en todas las manifestaciones, para romper con el esquema de corrupción que dejó sembrado, en un comportamiento sin precedentes, que aturdió la sociedad, pero que ha sido motor para las crecientes y más frecuentes protestas y manifestaciones.

Cada caso de corrupción es mayor que el anterior; y los descubrimientos se suceden, gracias a periodistas comprometidos, con una velocidad asombrosa… La verdad en manos de los buenos, de los "semibuenos", de los "casibuenos" y de los que aspiran a bueno debe actuar para culminar con este antro de corrupción, enmarcado en un teatro de mentiras y falsedades en el que el actor principal lo es Leonel Fernández.
“Hay que educar al hombre para que respete las leyes. Sin leyes no hay sociedad humana, y las leyes sólo tienen valor si cada persona las acepta, las respeta y las hace respetar” (Juan Bosch).
Leonel Fernández es el autor de una constitución; la del 2010 creemos -la última-, y no hay documento que valga menos para este hipócrita que ese amasijo de leyes sustantivas que no sirve para nada cuando de aplicarse a los que gobiernan se trata (seres supremos dotados de todas las virtudes para hacer lo mal hecho sin que sean sancionados). Sí hay que educar al hombre, como dice Juan Bosch, pero estos depredadores profesionales, formados a su lado, asimilaron las enseñanzas para subyugar a los compatriotas de abajo. De muertos de hambre a millonarios, ¡y siguen tan campantes!… La ley no existe para ellos.

Sí hay que educar al hombre, cualquiera que sea, pero para que haga respetar las leyes, sin importar si los que la violan están en el ejercicio del poder; sin importar apellidos ni nombres; sin importar parcelas políticas… Hay que educar al hombre para que, cuando se vea vejado, robado, maltratado, abusado… burlado, actúe con todas sus fuerzas en contra de quienes ejercen la justicia en forma selectiva. Hay que educar al hombre para que proteste, para que luche, para que entienda que ningún mediocre, por estar en el poder, es su dueño y señor… Hay que educar al hombre para que se rebele, para que luche, con las armas si es necesario, para lograr establecer un justo sistema judicial que mida con la misma vara a cada miembro de la sociedad…
“A la patria no se le usa, se le sirve” (Juan Bosch).
Hermosa sentencia de Juan Bosch, practicada durante toda su vida, hasta la saciedad, con ejemplos; pero desvirtuada por el más inmoral y corrupto de los presidentes dominicanos, Leonel Fernández, quien la ha postulado de la siguiente manera: “A la patria no se le sirve, se le usa”.

¡Hasta la próxima, si Dios quiere, dominicanos! (Plagio a la despedida de Juan Bosch).

Fin...

Ing. Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
2 de mayo de 2013