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[IV de XIV] Estados Unidos y su moral en bikini. Una nación que desde sus inicios se formó bajo la mendacidad y la expoliación

Thomas Jefferson: Yo confieso, con toda sinceridad, que siempre consideré a Cuba como la adición más interesante que pudiera hacerse a nuestro sistema de Estados. El control que con la Florida nos daría esa isla sobre el Golfo de México y los países del istmo contiguo [Centroamérica], así como [sobre] las tierras cuyas aguas desembocan en el Golfo, asegurarán completamente nuestra seguridad continental.

John Quincy Adams: "Por su ubicación geográfica, Cuba y Puerto Rico constituían apéndices naturales de Estados Unidos" [LSS]

En 1820, el vocero de la Cámara de Representantes de Estados Unidos (dirigente del Partido Republicano Nacionalista), Henry Clay, urgió el reconocimiento de los Estados latinoamericanos independizados de España con estas palabras: “Seamos real y verdaderamente americanos; coloquémonos a la cabeza de un nuevo Sistema Americano (...) del que seríamos el centro. Toda América obrará de acuerdo con nosotros (...) Podemos con toda seguridad confiar en el espíritu de nuestros comerciantes. Los metales preciosos están en América del Sur (...) Nuestra navegación reportará los beneficios del transporte y nuestro país recibirá los beneficios mercantiles”. ¿Significaban algún progreso en las relaciones con la los gobiernos que generó la Revolución Haitiana? Para nada; muchos congresistas se mantuvieron hostiles; lo que hubo en realidad fue un aparente cambio de actitud ante las nacientes naciones americanas, sin alteración alguna en el trato que Estados Unidos dispensó a la única nación de negros del continente (gobernada por negros, además).

El 2 de diciembre de 1823 James Monroe proclamaría la doctrina que lleva su nombre (ideada por John Quincy Adams, entonces secretario de Estado, gestor de un pacto con Inglaterra y Francia para evitar la independencia de Cuba y Puerto Rico del dominio español y quien sucedería a Monroe como presidente de los Estados Unidos). La misma fue presentada al Congreso de la nación en su sexto Discurso sobre el Estado de la Unión, y consistía en "considerar cualquier intervención europea en los destinos de los países americanos como un agravio directo a los Estados Unidos, que ameritaría una respuesta inmediata y contundente", en un momento histórico en que se escenificaban las luchas emancipadoras de numerosas colonias europeas. O sea, Estados Unidos asumía la determinación de enfrentarse al colonialismo y, nada más y nada menos que, al "imperialismo, sirviendo de garante a las nacientes repúblicas latinoamericanas".

En las consultas que antecedieron al discurso, el expresidente Thomas Jefferson manifestó: “Yo confieso, con toda sinceridad, que siempre consideré a Cuba como la adición más interesante que pudiera hacerse a nuestro sistema de Estados. El control que con la Florida nos daría esa isla sobre el Golfo de México y los países del istmo contiguo [Centroamérica], así como [sobre] las tierras cuyas aguas desembocan en el Golfo, asegurarán completamente nuestra seguridad continental”. Paralelamente, el Secretario de Estado John Quincy Adams establecería que, "por su ubicación geográfica, Cuba y Puerto Rico constituían apéndices naturales de Estados Unidos". Debe asumirse pleno conocimiento de que la doctrina Monroe surgió en un momento en que Estados Unidos no contaba con poderío militar para sustentarla, como también que, con el transcurrir de los años, adquiriría relevante importancia "en la definición de las relaciones internacionales entre la nación norteamericana y el resto del continente, por lo que a menudo se considera como un anuncio del futuro imperialismo estadounidense".

En la frase “América para los americanos”, que repercutiría hasta nuestros días por su significado inicuo, coexistían "dos emociones o sentimientos opuestos (¡como el amor y el odio!)": por un lado, los intelectuales y políticos latinoamericanos sentían agradecimiento por el apoyo estadounidense en su lucha contra las potencias europeas, pero, por el otro, temían, "desde temprano, la injerencia que dicha resolución le otorgaba a los Estados Unidos en sus nacientes repúblicas".

James Monroe y John Quincy Adams, quinto y sexto presidentes de los Estados Unidos

Las consecuencias inmediatas del pronunciamiento de Monroe fueron muy pocas (aún Estados Unidos carecía del poderío militar para enfrentar a los colonizadores europeos). Ejemplos de su debilidad (o conveniencia) los encontramos en: la invasión británica a las Islas Malvinas, ocupadas por la fuerza desde 1833; la ocupación de la República Dominicana por España (entre 1861 y 1865); las dos intervenciones francesas en México (1838-1839 y 1862-1867); la ocupación británica de la Guyana en Venezuela, un largo acontecimiento que estuvo marcado por la componenda franco-británica-estadounidense justo cuando los norteamericanos propusieron "el escenario judicial internacional llamado Laudo Arbitral de París de 1899, un tribunal supuestamente imparcial para resolver el trazado limítrofe en disputa".

¿No han estado históricamente aliadas Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, las tres naciones que han asumido la hegemonía, el expansionismo y el imperialismo con carácter de exclusividad a partir del momento en que la humanidad dejó atrás el "oscurantismo"? ¿No existía un pacto con Inglaterra y Francia para evitar la independencia de Cuba y Puerto Rico? ¿Ha sido genuino el respaldo de Estados Unidos a la autodeterminación de las nuevas repúblicas? ¿Se puede creer en la neutralidad norteamericana en algún conflicto regional o universal cuando la historia que cuenta la humanidad ha demostrado que Estados Unidos vela sólo por sus intereses?

La doctrina ha tenido consecuencias; ha sido usada para justificar las numerosas intervenciones del gobierno de los EE. UU. en América Latina. "La idea de que América Latina es el patio trasero de los Estados Unidos se fundamenta en gran medida en la doctrina Monroe". ¿"América para los americanos" no significaría realmente "América para los estadounidenses"? Cuando la nación norteña del continente americano fue bautizada con el nombre de Estados Unidos de América, ¿no se estaba usurpando el nombre que corresponde por derecho a todas las naciones, desde Argentina y Chile hasta Canadá?
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Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
2 de abril de 2022