Responsabilidad histórica de la vigencia de Balaguer
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Para 1974 era prácticamente imposible la realidad de una alianza por razones muy obvias: las condiciones no estaban dadas para que el país pudiese salir democráticamente del Dr. Balaguer y, además, era muy reciente la separación del profesor Bosch del Partido Revolucionario Dominicano; las heridas apenas comenzaban a sangrar.
En términos cuantitativos era muy poco lo que podía ofrecer el PLD a la alianza. Quizás el impacto de la alianza hubiese provocado una reacción positiva, pero si se analiza seriamente la posibilidad en estas elecciones, hubiese sido una charlatanería la materialización de la misma: el pueblo enjuiciaría la acción como un acto de falta de seriedad en sus políticos; ¿cómo, si acababan de separarse, en apenas días materializarían un reencuentro? Precisando, las posibilidades de la alianza para salir de Balaguer en esta contienda electoral eran nulas. Además, Balaguer fue solo a la misma.
Para 1978 la situación pudo haberse presentado en términos de repercusión, de proyección de unidad, pero las condiciones eran más o menos las mismas del 1974. El PLD comenzaba a ganar prestigio en la sociedad, la que reconocería en el partido morado diferencias sustanciales con relación a las organizaciones políticas tradicionales; pero en términos cuantitativos el PLD no tenía mucho que aportar; sus 18,000 votos extraídos del mismo PRD no sumaban, pero el impacto de aupar una alianza PRD-PLD con Peña Gómez y el profesor Bosch a la cabeza comenzaba a tomar forma en la mente de algunos dominicanos, en una contienda donde el conglomerado con capacidad para votar no ofrecía aún alternativas para el desarrollo de una tercera fuerza política con suficiente sostén popular.
La masa votante no había crecido como para que esa tercera fuerza pudiese desarrollarse; en gran medida los votos del PLD provenían del PRD. Por lo tanto, la alianza no incrementaba votación alguna como para desplazar a Balaguer con cifras abrumadoras. De todas formas se produce el primer experimento; el PRD “gana” las elecciones pero Joaquín Balaguer se asegura el dominio del Congreso y, por consiguiente, el control del Poder Judicial. Balaguer pierde las elecciones pero sigue teniendo tanto poder como si se mantuviese al frente del Ejecutivo.
Para entender lo que acabamos de expresar es bueno que se sepa que en nuestra sociedad existen “instituciones” que “claman por el respeto al orden democrático”, “instituciones” que todos conocemos que establecen unas reglas de juego muy peculiares: mientras Balaguer gobierna puede hacer lo que le venga en ganas con la Constitución de la República Dominicana; el Congreso no existe... el Poder Judicial es una mentira. Pero cuando son otros los que gobiernan “el presidente debe someterse al esquema constitucional”, requiriendo siempre del concurso de los reformistas (perdón... ¡congresistas!), y ejerciendo sin “obstaculizar el buen desenvolvimiento de la justicia”. Tanto vivos como muertos conocen del poder detrás del poder en los ocho años (1978 -1986) que el PRD gobernó el país.
Para 1986 era imposible una alianza del PRD con el PLD; dos razones de mucho peso asomaban para esta contienda. La primera, el PRD era gobierno y cuando se es gobierno se piensa que nunca se va a perder. La segunda, el PLD entraba en sus primeras elecciones como tercera fuerza política importante, después de haber obtenido 180,000 votos en las elecciones de 1982 y gozar de una credibilidad que le permitiría duplicar su votación (360,000 votos). El poder detrás del poder retornaba a la sede del Ejecutivo “por acciones negligentes de algunos líderes perredeístas, incluyendo al máximo”. Cuales sean las razones, la mutilación de las elecciones de 1978 permitiría visualizar cuál sería el comportamiento de reformistas y/o trujillistas, con Balaguer a la cabeza. Por eso hablábamos en uno de los párrafos anteriores del primer “experimento”.
1990 ofrece al país la primera oportunidad de una alianza táctica entre PRD y PLD, o si se quiere, en términos de líderes, entre el Dr. Peña Gómez y el profesor Juan Bosch. Quizás podríamos ir más lejos, 1990 también ofrece la oportunidad de una alianza PRI (con Jacobo Majluta a la cabeza)-PLD, que era el denominador común que jugaría, en un momento determinado, el papel más importante en eso de buscarse allegados, como veríamos luego en una contienda que todavía no nos toca analizar. Existen informaciones precisas de que se produjeron acercamientos, por separado, de los otros dos partidos con el PLD. Desgraciadamente no se produjo la alianza que el pueblo hacía suya en voz alta, la alianza que provocaría la desaparición definitiva de Balaguer y sus colaboradores (trujillistas y reformistas) del espectro político en la República Dominicana.
Desde el poder el Dr. Balaguer le arrebataría al PLD los comicios vía el fraude a que nos tiene acostumbrados, que no se hubiese ejecutado si se hubiese materializado la alianza cuantitativa PRD-PLD o la alianza de impacto (también numérica) PRI-PLD. Durante mucho tiempo el pueblo, que no dirige las actividades políticas, ha hecho suya la necesidad de salir del Dr. Balaguer del poder. Muchos políticos han responsabilizado al mismo Dr. Balaguer de la mayoría de los males que afectan nuestro país; sin embargo, pasó la primera oportunidad y la desperdiciamos.
El 1994 ofrece al país la segunda oportunidad de alianza entre PLD-PRD (los líderes serían los mismos: el profesor Juan Bosch y el doctor José Francisco Peña Gómez). La contienda de este año presentaría la misma moneda de 1990, pero con la otra cara de frente a la reacción. El PRD asume la vanguardia contra el Dr. Balaguer, producto de la frustración en la población por el fracaso de 1990. Nunca antes el pueblo dominicano se manifestaría tan claro en cuanto a sus preferencias: “este es el momento en que peledeístas y perredeístas deben unirse, para salir de una vez y por siempre del Dr. Balaguer”.
No sólo el pueblo expresaría su sentir; los políticos dirían, en su lucha por la supremacía de la oposición, que el pueblo es antibalaguerista y que ese antibalaguerismo que apoyó al PLD en 1990 se movería en 1994 al PRD, que pasaría a ocupar la cima de la oposición en la lucha contra el gobierno del Dr. Joaquín Balaguer. La segunda oportunidad se desperdiciaría igual que la primera, y ese mismo Dr. Balaguer que despojó al PLD de los comicios de 1990 se encargaría de hacer lo mismo con el PRD en las elecciones de 1994; y por segunda ocasión al pueblo no se le escuchó, a ese mismo pueblo que para arrebatarle los votos lo martirizan cada segundo de su vida. El trauma postelectoral de esta contienda traería unos acuerdos que fijaban para 1996 la celebración de nuevas elecciones, al margen de las cuales quedaba el Dr. Balaguer (eso pensaba el pueblo dominicano y sus dirigentes de turno, pero no era lo que pensaban el Dr. Balaguer y sus más allegados “colaboradores”).
Las dos vueltas celebradas en 1996, con Balaguer “fuera del escenario político en lo que se refiere a la conquista y/o retención del poder real”, enfrentarían a perredeístas y peledeístas, por lo que la alianza era prácticamente imposible dado que era la última oportunidad para el Dr. Peña Gómez y la primera para el candidato del PLD, Dr. Leonel Fernández, que pasaría luego a ser el candidato del Frente Patriótico, producto de una insólita alianza con Balaguer y sus seguidores, que se justificaría bajo los argumentos de que "el momento era coyuntural". ¡Cosas de la vida... no se produce la alianza PRD-PLD pero sí se da PRSC-PLD! En este segundo experimento el Dr. Balaguer sigue ostentando el poder detrás del poder; no hay nada que agregar a lo que es conocido por todos los dominicanos.
Vamos al 1998, año que permitiría la tercera oportunidad real de alianza entre el PRD y el PLD y que se convierte en una oportunidad muy peculiar: en esta oportunidad no se presentarán ni el profesor Juan Bosch, ni el Dr. José Francisco Peña Gómez, ni el Dr. Leonel Fernández... En esta oportunidad no hay que sacrificar los intereses de nadie, no hay que pensar que a tal candidato le queda una última oportunidad, ni hay que pensar que por todos los méritos acumulados alguien debería optar por encima de los demás, ni hay que pensar que desde el poder Balaguer hará tal cosa. ¡En esta oportunidad no hay que pensar en nada! La oportunidad está dada para que, por fin, el Dr. Balaguer y sus “colaboradores” queden fuera del juego, para que se oiga al pueblo y se le brinde lo que ha pedido durante tantos años: que el PLD y el PRD se unan. Las próximas elecciones están hechas a la medida para que la ilusión del pueblo se haga realidad; serán elecciones para elegir un nuevo Congreso y no involucran la opción de la presidencia.
De no darse esta alianza para los comicios de mayo de 1998, NINGÚN PELEDEÍSTA NI NINGÚN PERREDEÍSTA TENDRÁ DERECHO A DECIR ABSOLUTAMENTE NADA DEL DR. JOAQUÍN BALAGUER. EL DR. BALAGUER QUEDARÁ REIVINDICADO PARA SIEMPRE COMO UN HOMBRE QUE TODO LO QUE HIZO LO HIZO BIEN. EL DR. BALAGUER PASARÁ A LA HISTORIA COMO EL PRESIDENTE INDICADO EN LOS MOMENTOS INDICADOS, COMO EL PRESIDENTE QUE REALMENTE EL PUEBLO DOMINICANO QUERÍA... EL DR. BALAGUER PASARÁ A LA HISTORIA COMO EL PADRE DE LA DEMOCRACIA DOMINICANA Y COMO EL CONSTRUCTOR DE LA REPÚBLICA DOMINICANA... y todo porque los políticos están siempre por encima de la voluntad del pueblo, hasta que el pueblo entienda que tiene que estar por encima de los políticos, que “NO HAY CORAZÓN INFATIGABLE PARA SUFRIR, (QUE) NO HAY PUEBLO INFATIGABLE PARA PADECER AGRESIONES; (QUE) LLEGA UNA HORA EN QUE NO SE PUEDE SUFRIR MÁS Y EN LA QUE NO SE PUEDE HUMILLAR MÁS...”. (Cita de Juan Bosch. Paréntesis míos, NH).
Ing. Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
28 de octubre de 1997