De escarpadas montañas y vacas sagradas. Si doña Aida de Los Santos fuese culpable, teniendo tantos lugares para ocultarse en la República Dominicana –mismos que ni la CIA intervencionista y criminal que opera fuera de territorios americanos daría con ellos- no se hubiese montado en un avión para exponerse a un juicio en el que será sometida a toda serie de humillaciones, conjeturas y vejámenes |
Si la esposa de cualquier hombre, sea este mecánico, juez, ingeniero, médico, abogado, plomero, billetero, etc., aparece muerta en el hogar en el que ambos convivían, ¿no es de suponer que sea el marido el primer sospechoso, sobre todo si los medios están saturados con la circulación de ciertos relatos públicos acerca de la traumática relación que aparentaba adornar el matrimonio de la occisa con un exjuez?
¿Por qué la empleada doméstica Aida de Los Santos es tomada como carne de cañón en la muerte de la señora Georgina Ortiz Ortiz?
¿Acaso es Aida de los Santos, por ser dominicana e indocumentada, desechable, frente al sagrado, intocable e inmencionable exjuez?