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Sólo con una oposición unida se puede sacar del poder al PLD

Con la unidad de la oposición se puede extirpar el cáncer que corroe la sociedad. Se debe conformar un frente opositor que culmine con la expulsión del poder del peledeísmo perverso que ha hecho de la inversión de valores, en esta sociedad sumisa y permisiva, un monumento al tigueraje, la vileza y la degradación moral

Alianza País, el partido que preside Guillermo Moreno, ha sido reconocido por la Junta Central Electoral. ¿Significa este reconocimiento que ganará las elecciones? No… ni en el certamen de 2016 ni en los siguientes cuatro o cinco. Guillermo Moreno, solo, no tiene posibilidades de ganar unas elecciones hasta las contiendas de 2032 o 2036, aún haciendo de su organización una con más atributos que los que tenía el PLD bajo la dirección de Juan Bosch. ¿Por qué tanta contundencia en esta sentencia? Porque él, siendo un producto de esa agrupación, sabe que a los peledeístas les llevó 23 años alcanzar el poder, y les llevó esos 23 años con la más estructurada y mejor formada de las organizaciones políticas que ha conocido la República Dominicana en toda su historia y una de las más avanzadas en América y el resto del mundo.

Nuestro país, con la deformación social que le da sustancia, no es el lugar idóneo para el surgimiento de lideratos independientes, tal y como ha sucedido en varias naciones latinoamericanas; el mismo paternalismo que hace líder a un presidente es el que aplica a la valoración y vigencia, en el ámbito político, de las organizaciones tradicionales. El que piense que el PRM es un partido diferente al PRD está muy equivocado: los perremeístas sólo han cambiado una letra; la forma de comportarse no ha variado. Lo que ha habido es un traslado de una habitación a otra; la casa sigue siendo la misma. La figura fresca, y hasta ahora sin manchas de Luis Abinader, es lo único que marca la diferencia.

Debemos sentir regocijo porque, al fin, el organismo electoral se ha dignado en hacer un reconocimiento que debió haberse materializado hace tiempo, pero, más que nada, debemos continuar con la propuesta que se hace impostergable y sobre la que hemos venido escribiendo por más de un año: la unidad de toda la oposición consciente para sacar del poder a los peledeístas. Si Guillermo Moreno no lo entiende, en virtud de una premisa que le hace asumir posiciones sectarias, se torna obligada una explicación. En ese mismo Partido de la Liberación Dominicana en el que él se formó, bajo las más estrictas y severas normas disciplinarias, bajo una intensa capacitación y formación política y bajo la puesta en práctica de una vocación de servicio incuestionable, jamás podía imaginar que sus propios compañeros, que "servían al Partido para servir al Pueblo", terminarían convirtiéndose en una casta de corrupción e inmoralidad.

¿Sabe Guillermo Moreno dónde radica el peor de los males dentro de las organizaciones políticas? El problema mayor de las agrupaciones políticas en la patria de Duarte, Sánchez y Mella está en que la gran mayoría de los que integran los movimientos políticos en República Dominicana es corrupta, sin valores éticos y morales… Y esa gran mayoría, como hemos explicado en entregas anteriores, tiene, o ha tenido, su base de sustentación en una baja pequeña burguesía viciada y deforme en la que han hecho vida casi todos los dominicanos. No fue fortuita la creación del PLD, por Juan Bosch, a imagen y semejanza de la iglesia católica y los cuerpos castrenses; además de perseguir el mismo comportamiento de cada miembro buscaba mantener a rayas las desviaciones sociales de la baja pequeña burguesía, presentes de manera abrumadora en cualquier organización sin importar el tipo.

Guillermo Moreno debe saber que su agrupación está compuesta por dominicanos, no por suizos ni suecos, y, por tanto, por gente que al final, y quizás con más ímpetu, hará, si no se fiscaliza con la continuidad y severidad que lo hacía Juan Bosch, lo mismo que peledeístas, perredeístas, perremeístas y reformistas: robar, saquear el erario, mentir, violentar la ética y la moral… Ninguna de las agrupaciones políticas dominicanas está exenta de esa baja pequeña burguesía que ha castrado los valores de la sociedad, y es de suponer que todo líder o aspirante a líder debe realizar, primero que nada -después del trauma que el PLD ha causado a la nación-, un preciso y minucioso estudio sobre la composición social de los miembros y simpatizantes y diseñar, si lo que realmente interesa es el bienestar de la República, una plataforma fiscalizadora que sancione ejemplarmente desde el primer asomo de desviación.

Los dominicanos que nutren a Alianza País no están sujetos a la real y efectiva fiscalización que existía en el PLD, ni tampoco han recibido la formación y el adoctrinamiento que hacía del peledeísta un verdadero cuadro con vocación de servicio al pueblo. Aun así, los peledeístas han establecido, a pesar de haberse pasado más de 20 años bajo la tutela de Juan Bosch, los más altos niveles de inmoralidad y corrupción registrados en la historia de la nación. Tomaron esos 20 años y los tiraron por la borda, manteniendo, únicamente, la disciplina inconsciente de la militancia, que le ha permitido campear por sus fueros en el ambiente político dominicano.

Esta exposición no está dirigida, en forma alguna, a la individualidad, ni sale a la luz por trivialidades ni especulaciones. Todo lo contrario: lo que persigue es alertar acerca de las conductas y desviaciones propias de una gran parte de la sociedad que dan sustancia a las organizaciones políticas. Por lo tanto, lo que aquí se muestra no tiene enfoque exclusivo en el Dr. Guillermo Moreno y su agrupación; el escrito persigue llamar la atención, en la misma manera y bajo el mismo análisis, a Minou Tavárez Mirabal y su “Opción Democrática” (en proceso de reconocimiento por parte de la Junta Central Electoral), o a cualquier otro liderazgo nuevo que surja en el espectro político.

La unión debe materializarse por encima de protagonismos y mezquindades: los candidatos deben ser los más potables, sin que aparezca, siquiera, la sombra de una de esas tétricas figuras del putrefacto y corrupto PRD asentadas en lo que hoy es el PRM. Al final, la mayoría de los votos de todas las agrupaciones saldrá de dominicanos tan corruptos e inmorales como el que más. Hay que alcanzar el poder; implementar una dictadura, si fuere necesario, para acabar con los ladrones... "una dictadura de la ley", como dijera el profesor Bosch. Y, para lograrlo, primero hay que derrotar, en los próximos comicios, al partido que ha deshonrado el nombre y la figura del más ilustre de los dominicanos del siglo XX y que ha convertido la sociedad en un estercolero.

Este llamado no favorece, en modo alguno, la selección automática del candidato a la presidencia. La figura idónea debe surgir del consenso de todos los partidos con vocación para sanear y enrumbar la patria: Alianza País, Movimiento Caamañista, Revolucionario Moderno, Opción Democrática, Revolucionario Social Demócrata, Alianza por la Democracia, Dominicanos por el Cambio, Frente Amplio…, y, de ese consenso, debe salir cada presidente de agrupación con la específica encomienda de dirigir el ministerio que más se ajuste a su campo de lucha. El compromiso debe ir más allá; debe ser uno integral en el que cada organización esté representada en el gobierno, no como un premio para el saqueo y la depredación (ejemplo vivo de lo que ha hecho el PLD), sino, bajo la obligación contraída ante el pueblo de ejecutar las propuestas de cambio que el país necesita.

Max Puig, Hatuey Decamps, Luis Abinader, Eduardo Estrella, Fidel Santana, Narciso Isa Conde, Minou Tavárez Mirabal, Guillermo Moreno y cualquier otro dirigente que persiga el bienestar de la patria deben conformar un frente opositor que culmine con la expulsión del poder del peledeísmo perverso que ha hecho de la inversión de valores, en esta sociedad sumisa y permisiva, un monumento al tigueraje, la vileza y la degradación moral.

Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
9 de septiembre de 2015