II.- Leonel Fernández, nuevo oligarca de la sabiduría
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No es posible que Leonel Fernández haya expresado que "el PLD es un partido que ya cuenta con una clase gobernante disponible para el desarrollo de la sociedad dominicana desde el manejo mismo del Estado" y que ni un solo periodista, sobre todo de los que militaron en la izquierda y se "alaban excesiva y presuntuosamente", haya objetado semejante temeridad. Como expresara Juan Bosch en sus polémicas con Juan Isidro Jimenes Grullón, "Nuestro sabio tiene la cabeza tan llena de conocimientos que no le queda espacio para algunas de las cosas que dice".
Si el expresidente emitió estas declaraciones "cargadas de un monumental error conceptual", algo que no debe sucederle a quien barrió el piso con el intelecto dominicano, que existe aunque no abunde, pone de manifiesto que no asimiló nunca el tan sazonado boschismo que el PLD asumió como suyo, según reza el artículo 6 de sus estatutos: "El boschismo constituye la teoría oficial del Partido, entendida como un conjunto de principios, interpretaciones de acontecimientos históricos, sociológicos, políticos, e ideológicos, métodos y lineamientos organizativos desarrollados en la obra política del profesor Juan Bosch y demostrados con su ejemplar vida patriótica e intelectual".
El Dr. Leonel Fernández debería saber, "como sabio y genio que es", que las clases sociales están determinadas por la posición que se ocupa en las relaciones de producción; y que el hecho de que el PLD haya "creado y desarrollado dirigentes políticos con capacidad para manejar las diferentes áreas del Estado dominicano" no les confiere categoría de clase social ni los convierte en clase gobernante. Los peledeístas, con él y Danilo Medina a la cabeza, son instrumentos de una clase que detenta el poder en República Dominicana: la oligarquía. Son representantes de un frente oligárquico que, aunque es clase dominante, no se ha constituido en clase gobernante; conformado por militares, terratenientes, banqueros, importadores y exportadores, burgueses sin conciencia de clase, dueños de periódicos, la Embajada Americana, la Iglesia Católica y un sector de la pequeña burguesía "que le sirve de instrumento nacional de poder y al mismo tiempo aspira a integrarse en él al nivel más alto..." (Juan Bosch, "Dictadura Con Respaldo Popular", Cuarta Edición, Santo Domingo, 1991, Pág. 154). Igual sirvieron Joaquín Balaguer y los reformistas y Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía y los perredeístas; no así Antonio Guzmán, oligarca que ejerció el poder con apoyo de los obreros y la pequeña burguesía, en un caso muy particular de la sociopolítica dominicana.
Si, en cambio, Leonel Fernández emitió sus declaraciones "disfrazando la acumulación originaria que existe en el saqueo al erario", entonces las mismas están revestidas de una gravedad que perturba. Está reconociendo que tanto él como sus socios del Comité Político son oligarcas, ricos, dueños de inmensas fortunas que el trabajo honesto y pulcro, como debe ser el de los funcionarios, no proporciona. La clase dominante dominicana ha sido históricamente la oligarca, pero la clase gobernante ha recaído en la pequeña burguesía, incluso en miembros de las capas bajas (Trujillo, Balaguer, Bosch, Danilo Medina y el propio Leonel Fernández; Hipólito Mejía y Salvador Jorge Blanco se ubican en las capas altas). La historia reciente señala a Antonio Guzmán como único oligarca que ha gobernado el país; los demás han sido expresiones fieles de la pequeña burguesía que han gobernado al servicio de la oligarquía. Se dio el caso de un aspirante a la presidencia proveniente de la burguesía, pero la oligarquía le cerró el paso con apoyo casi unánime de la pequeña burguesía: Jacinto Peynado era el nombre de ese aspirante.
El boschismo, para Leonel Fernández y sus secuaces, es pura pantalla; el Dr. Euclides Gutiérrez Félix es el único peledeísta que ha asimilado las teorías de Juan Bosch, y, por tanto, parte de los conceptos emitidos por Engels y Marx, aunque lamentablemente se contaminó con la perversa actuación que su partido ha exhibido en la dirección del Estado. El Dr. Fernández debe continuar exponiendo acerca de la volatilidad del mabí seibano, del estudio del vuelo de la mariposa que se lleva a cabo en el Nueva York chiquito o sobre el incremento del contenido de agua bendita que tiene la uva de Neiba, pero debe callarse la boca si pretende relacionar valores que su cerebro no puede procesar.
Como dijera Juan Bosch acerca del Oligarca de la Sabiduría, "Cuando se dan juntas en una persona la incapacidad para relacionar valores y la actitud filosófica idealista, la situación se hace compleja, porque el idealismo, por sí solo, hace difícil el proceso en virtud del cual la mente humana queda preparada para ver la realidad tal como es... El que pretenda influir desde afuera en una cabeza donde se reúnan la incapacidad para relacionar valores y la actitud filosófica idealista, se pasará la vida en un trabajo inútil... Para que se produzca un cambio, el sujeto afectado por ese doble mal debe aceptar que está equivocado; debe reconocer con auténtica humildad que su incapacidad para relacionar valores es un obstáculo serio en el camino de una transformación, es decir, en la tarea de dejar de ser idealista...".
Fin...
Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
19 de abril de 2016