I.- Acabemos con la minusvalidez que sustenta "The american way of live"
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¡Luchemos por la paz, no por la guerra! Hagamos saber a los “privilegiados ciudadanos del norte” que el Pentágono -con la monstruosa y destructiva capacidad militar que posee- y quienes administran el Estado están llevando a cabo interminables masacres de ciudadanos de otros países, arrogándose derechos que nadie, absolutamente nadie, les ha otorgado. Así como el pueblo americano tiene su forma de vida, otros pueblos del mundo tienen costumbres y estilos definidos, y, por tanto, prácticas de autogobierno que les son necesarias y propias.
¡Ya basta! Debemos realizar una campaña, dirigida exclusivamente al ciudadano estadounidense, que conmueva lo más profundo de su ser y abra sus ojos con relación a lo que las esferas pentagonistas, a las que sirve ciegamente, realizan con seres humanos que arribaron a este mundo con derecho a disfrutar de las mismas oportunidades; no con un sello en la frente que los etiqueta de inferiores porque, supuestamente, y con un interesado carácter de exclusividad, "Dios bendice a América".
Dios debe bendecir a "América", pero los "americanos" están compelidos a aceptar y comprender que Dios tiene, también, que derramar sus bendiciones sobre Siria, Libia, Irak, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Vietnam, Afganistán, Rusia, Irán, Corea, República Dominicana, Argentina, Puerto Rico, Perú, Costa Rica, Chile, Haití…
Es prerrogativa de cada pueblo darse el gobierno que merece; unos están moldeados para la vida “civilizada y democrática”, otros para ser presididos por "indolentes y corruptos" y unos cuantos para hacer vida comunitaria bajo la acción de una mano "férrea y tranquilizadora". La democracia es la forma de gobierno que da sustancia al salvaje e inhumano capitalismo norteamericano; no es designio celestial ni mandamiento que el Omnipotente entregara a Moisés, según la Biblia, en el monte Sinaí.
¿Existe verdadera democracia en Estados Unidos? Los norteamericanos deberían preguntarle a Al Gore y a Hillary Clinton, y a quienes votaron por ellos. La dictadura del sistema pentagonista no dista mucho de los regímenes autoritarios convencionales: mientras en los últimos se castra la vida humana (y la lucha y la esperanza mantienen la llama encendida), en la primera, además de la desaparición física, se cercena el espacio para el sentimiento y la razón.
¿Se han preguntado alguna vez, los más de 315 millones de "americanos" -serviles incondicionales del imperio bajo el esquema de "trabaje, no piense; nosotros pensamos por usted"-, cuál es la razón del terrorismo musulmán en su contra o del odio que la mayoría de los humanos profesa a su nación? Si dedicaran, sólo para ilustrarse, una hora de cada día a leer la historia de los acontecimientos más importantes que han influido sobre su país, o a verlos por vía de los documentales que constantemente actualizan la realidad, desarrollarían conciencia acerca de las destrucciones, los vulgares robos de recursos naturales y las masacres que han perpetrado en muchos pueblos que no los han tocado, siquiera, "con el pétalo de una rosa".
Continuará...
Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
12 de abril de 2017