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Venezuela no está sola

Una explicación necesaria ante la campaña que realizan el imperio y los medios de comunicación favorecidos con el capital oligárquico

.- La Asamblea Nacional, en enero de este año, tomó la decisión de desconocer al presidente de la República. Esa decisión, respaldada por los diputados de la oposición (menos tres del partido Avanzada Progresista), establecía el abandono del cargo por parte de Nicolás Maduro (lo que era falso) y, por tanto, el cese en sus funciones. Ordenaba, además, la celebración, en un plazo de 30 días, de nuevos comicios presidenciales.
¿Convocaron los países de la Organización de Estados Americanos (OEA) a sus representantes para analizar la asonada oposicionista en Venezuela, que ha estado financiada por Estados Unidos desde el primer día de Hugo Chávez en el poder? No, y este sí fue un ilegítimo intento para destituir a quien el pueblo venezolano había escogido como su mandatario.

¿Se expresaron los articulistas de oficio y los medios subordinados al imperio, en Venezuela y el resto del mundo, condenando la sublevación de la Asamblea Nacional? Para nada; la oligarquía, con los recursos que posee, dicta las pautas de los panfleteros y medios amarillistas de comunicación.
.- El Tribunal Supremo de Justicia acaba de interpretar un artículo de la Ley de Hidrocarburos que establece que "las asociaciones extranjeras y los convenios internacionales deben ser aprobados por la Asamblea Nacional" (que se encuentra en desacato). En consecuencia, para facilitar el desempeño financiero del país, decidió asumir competencia. Venezuela no puede anquilosarse por la paralización de los alegres legisladores derechistas. El Tribunal Supremo no ha dicho que disuelve el organismo unicameral ni mucho menos ha convocado a nuevas elecciones.
¿Qué han hecho los medios que validan los designios del imperio y de la derecha internacional? Regar, como pólvora, que Nicolás Maduro se ha alzado contra la Asamblea Nacional y el orden constitucionalmente establecido. El verdadero golpe, el perpetrado por el poder legislativo en manos de la oposición, fue silenciado, como acostumbran las miserables bocinas pro oligárquicas, por ignorancia las de abajo, y por conveniencia las de arriba.
Lo que ha sucedido en Venezuela está contemplado en su constitución, y es mucha la bellaquería de aquellos que pretenden enjuiciar, con derroche de desconocimiento, la carta sustantiva que cada país se arroga.

Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
1 de abril de 2017