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[VII de IX] ¿Dictadura o Petróleo? Las garras del imperio sobre Venezuela

Haití, las mentiras del imperio y el verdadero propósito del embargo. Dignidad, honestidad y decoro hay en lo expresado por Víctor Hugo Morales, tres virtudes que han quedado al margen de las fuerzas que dieron carácter a las reglas y creencias individuales que José Mujica se formó a partir de experiencias pasadas

La historia reciente muestra, con lo acontecido en Irak, Libia y Siria (igual que Venezuela, países poseedores de enormes reservas de petróleo y gas), que no hay buena intención de parte de Estados Unidos por "liberar pueblos del yugo de los tiranos", ni tampoco altruismo en el ejercicio de "Cruz Roja" que pretende realizar con la supuesta "ayuda humanitaria" para paliar "hambrunas" que sólo existen en las mentes más perversas del Pentágono y la oligarquía internacional. Los tres países, gobernados por dictadores, eran prósperos y sus ciudadanos gozaban de buena calidad de vida. Irak y Siria, en Asia, y Libia en África, exhibían estándares próximos a países con ingresos por encima de la media. La destrucción que sufrieron, los cientos de miles de sus ciudadanos asesinados por las bombas y misiles de EE. UU. y la OTAN, y el saqueo de sus recursos, ¿fueron hechos concebidos para llevarles "vida democrática" y "ayuda humanitaria" debido a que sus tiranos los tenían viviendo bajo "despotismo" y "crisis humanitaria"?

Si las verdaderas intenciones fueran esas, Haití estaría hoy:
1) intervenido por tropas del Pentágono asesinando, con las mismas armas usadas en el Oriente Medio, a los opresores de un pueblo que vive en extrema miseria, sin instituciones, convertido en Estado Fallido (aquel que se caracteriza por el fracaso social, político y económico; administrado por gobiernos de poca influencia en sus ciudadanos, sin control sobre el territorio y el uso legítimo del aparato represivo del Estado; incapaz de proveer servicios básicos; con altos niveles de corrupción, criminalidad y desplazados; e insuficiente para interactuar con otros Estados);

y 2) inundado de alimentos, medicinas, materiales de construcción y equipos de toda índole.
Bastaría decir que Haití es la muestra más fidedigna de que al imperio no le interesa socorrer crisis humanitarias; y aunque no esté regido por una dictadura, sino que agoniza bajo un régimen democrático (que da sustento al capitalismo de las naciones desarrolladas, más no así a la indigencia y la ficción que encarnan algunos pueblos, como el mismo haitiano, que requieren de mano férrea. La "democracia" haitiana satisface las expectativas imperiales: como no existe el peligro socialista o comunista, todo lo demás pasa a un segundo plano. Para Estados Unidos lo importante es que la gente vote creyendo que elige, que hable creyendo que decide y que haya prensa "libre" creyendo que informa; al paladín de la democracia, cuyos ciudadanos no la ejercen porque no seleccionan a quien debe regir sus destinos, poco le afecta que los haitianos mueran de inanición), sí está tiranizado por la clase oligárquica, que, además de mantener sus estructuras económica y de poder intactas, ha sido históricamente aliada incondicional de EE. UU. Haití se muere de hambre en las mismas narices del imperio, pero desafortunadamente no tiene riquezas de las que el Pentágono pueda apropiarse. Esa es la realidad, no la mentira que validan los que actúan en función de intereses similares y los inconsecuentes y serviles.

En octubre de 2018 Pedro Santander -doctor en Lingüística y especialista en análisis de medios y políticas públicas [investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), "institución dedicada a la investigación, estudio y análisis de los fenómenos políticos, económicos y sociales de América Latina, cuyo objetivo es elaborar saberes e instrumentos para entes decisores de políticas públicas, estrategias electorales o acciones sociales"]- escribió unas notas muy interesantes acerca del bloqueo a Venezuela que se hacen pertinentes incluir en la conclusión de este trabajo. En una apretada edición decía lo que sigue:

«La prensa mundial resalta todas las dificultades por las que atraviesa el pueblo venezolano, y al hacerlo culpa de ello al presidente Nicolás Maduro. Periodistas, 'opinólogos', cantantes, actores, académicos y políticos exponen con fruición acerca de Venezuela, y lo hacen ocultando el bloqueo, la clave para cualquier análisis mínimamente riguroso [acerca de los acontecimientos en Venezuela y la participación activa de Estados Unidos detrás de intereses muy específicos].

«No es novedad que un país cuyo gobierno intenta ejercer con autonomía sea bloqueado brutalmente; le ocurrió a Cuba y luego a Chile. En el caso de Venezuela hay cuatro modalidades de bloqueo:
1) por decretos extraterritoriales (formalizado por Barack Obama, quien el 9 de marzo de 2015 declaró a Venezuela "amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos");

2) a través de intermediarios [evita que terceros realicen transacciones con Venezuela. En 2017, 300 mil dosis de insulina pagadas por el Estado venezolano no llegaron al país porque el Citibank boicoteó la compra de este insumo. El banco estadounidense se negó a recibir los fondos que Venezuela estaba depositando para pagar la importación de este cargamento, necesario para los pacientes con diabetes. En consecuencia, la insulina quedó paralizada en un puerto internacional, a pesar de que existían los recursos para adquirir el medicamento. El laboratorio colombiano BSN Medical impidió la llegada de otro cargamento, este de Primaquina, medicina que se usa para tratar la malaria. Un total de 23 operaciones en el sistema financiero internacional fueron devueltas, entre ellas 39 millones de dólares para alimentos, insumos básicos y medicamentos. Desde noviembre del año pasado, 1,650 millones de dólares de Venezuela destinados a la compra de alimentos y fármacos están secuestrados por parte de la empresa de servicios financieros Euroclear, "en cumplimiento de las sanciones del Departamento del Tesoro de EE. UU.". Desde 2014 se han ido de Venezuela Air Canada, Tiara Air, Alitalia, Gol, Lufthansa, Latam Airlines Aeroméxico, United Airlines, Avianca, Delta Airlines, Aerolíneas Argentinas, etc.; es cada vez más difícil llegar por aire a Venezuela. Las agencias de viaje también participan en el cerco: 15 boxeadores venezolanos no pudieron presentarse al evento clasificatorio para los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018 debido a la imposibilidad de llegar a un acuerdo. Las agencias incrementaron el precio del pasaje de 300 a 2,100 dólares por persona porque se trataba del traslado de la Federación Venezolana de Boxeo. Cuando se contactó un vuelo chárter para transportar al equipo, Colombia, Panamá y México no autorizaron el uso de sus espacios aéreos. Antes había ocurrido una situación similar con la selección femenina de voleibol. Este año Guatemala negó visados a las selecciones venezolanas de rugby y lucha para participar en dos eventos diferentes que celebró. Las expresiones culturales tampoco escapan al bloqueo: el banco italiano Intesa Sanpaolo bloqueó los recursos para la participación del pabellón de Venezuela en la XVI Bienal de Arquitectura de Venecia, acción que fue calificada como un “crimen cultural” por el Ministro Ernesto Villegas, quien, tras arduas gestiones y varias denuncias, logró romper el embargo];

3) mediante agencias de calificación de riesgo (Venezuela cumplió satisfactoriamente con el pago de su deuda, erogando, en los últimos 4 años, un total de 73,359 millones de dólares; sin embargo, se le adjudicó un improcedente riesgo país con la finalidad de encarecer, y prácticamente impedir, cualquier posibilidad de obtención de crédito);

y 4) mediático [los tres primeros bloqueos están teñidos de cinismo y paradojas: mientras la prensa mundial enuncia ‘hambruna y crisis humanitaria’, países e instituciones pro estadounidenses bloquean el ingreso de medicamentos y alimentos; mientras el Grupo de Lima, Estados Unidos y la Unión Europea muestran consternación por la emigración venezolana, las líneas aéreas de esos mismos países abandonan el territorio; y, en tanto se cumplen los compromisos de pago, aumenta el riesgo país. Es una absurda inversión de la realidad, pero por muy absurda que sea se sostiene ideológicamente gracias a esta cuarta modalidad. Se trata de un ‘bloqueo ruidoso’, diferente al silencioso que hay respecto de Guantánamo, de las masacres en Yemen y Palestina o de los constantes asesinatos de periodistas en México. Durante el 2017, sobre una muestra de 90 medios estadounidenses, se contabilizaron 3,880 noticias negativas sobre Venezuela (11 diarias, encabezadas por Bloomberg y el Miami Herald). En cuanto a las agencias, Reuters y AFP juntas reúnen el 91% de las noticias negativas. El diario El País, de España, mencionó a Venezuela en ¡249! de las 365 ediciones del 2017 (¡casi a diario y siempre negativamente!). La cadena alemana Deutsche Welle (DW) publicó 630 noticias sobre el presidente Maduro, ¡casi 2 diarias! Los medios de México, Colombia y Chile, en América Latina, son los que más y con menor rigor periodístico informan: 4,200 noticias negativas aparecieron en México, 3,188 en Colombia y 3,133 en Chile (¡sólo en 2017!)].

«¡NINGUNA MENCIONÓ EL BLOQUEO!

«El cerco mediático hace ruido pero a la vez invisibiliza tanto al bloqueo como al pueblo chavista. Ambos no existen en los medios de las grandes corporaciones y, al no existir, la opinión pública mundial, que mayoritariamente accede a información sobre Venezuela a través de la agenda informativa hegemónica, es proclive a formarse una visión sesgada de la realidad. Esa es la fórmula del bloqueo actual, impulsado a modo de política exterior por los Estados Unidos contra los países periféricos que, como Venezuela, buscan construir con soberanía sus propios caminos».
Tanta ha sido la campaña mediática contra Venezuela que hasta quienes calificaban de "prensa amarilla" a los medios enclaustrados dentro de la derecha política en todo el mundo -y en procero ejercicio de compromiso con la patria, y sacrificio por ella, combatieron el intervencionismo yanqui, incluso apelando a la guerrilla- se han visto "obligados" a doblar sus rodillas. Dice José "Pepe" Mujica que "si EE. UU. no tiene más remedio que intervenir, va a intervenir; el tema central es evitar la guerra. La crisis de Venezuela plantea una disyuntiva dramática: 'paz o guerra'; la fórmula para evitar el camino de las armas pasa por elecciones generales en el país, con un fuerte monitoreo internacional que garantice la participación de todas las corrientes políticas...". Hay trazos de verdad en sus palabras pero, ¿por qué no evitaron, él y sus compañeros del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), la opción del enfrentamiento guerrillero con el aparato represivo del Estado que ocasionó al pueblo uruguayo tantas torturas, desapariciones y asesinatos?

¿Por qué Mujica, en lugar de claudicar ante no se sabe qué presiones, no emuló las palabras de su compatriota, el locutor, escritor y periodista Víctor Hugo Morales, radicado en Argentina y conocido por la magnífica narración que hace a los partidos de fútbol, deporte que el propio Mujica sigue con pasión y fervor (al extremo de justificar la mordida que Luis Suárez diera a Giorgio Chiellini en la Copa Mundial celebrada en Brasil en 2014)?

Esto fue lo que expresó Morales: “En Venezuela hay que luchar por la paz y hay que tener memoria; todos sabemos lo que ha ocurrido en nuestra América Latina con los golpes de Estado. Cada vez que hubo violencia neoliberal en nuestros países fuimos muy desgraciados; sufrimos demasiado. En consecuencia, hay que luchar por el diálogo; hay que buscar la profundización del diálogo; la honestidad del mismo pero entre los venezolanos, con exclusión de lo de afuera. No puede ser un buen venezolano, no puede ser un buen americano cualquiera que desee que en su patria haya una invasión de una potencia extranjera para darse el gusto político de derribar a sus enemigos. A ese señor [Marco] Rubio de los Estados Unidos que está en la frontera de Colombia y Venezuela ofreciendo ayuda humanitaria lo quiero invitar a que dé una vuelta por la Argentina. Aquí hay 14 millones de pobres de los cuales muchos no tienen para comer; están en la indigencia. Pero también pudiera ir a cualquier otro lugar de América Latina y de Europa, y sobre todo dejar esa ayuda humanitaria en los Estados Unidos, donde cientos de miles de personas, por no decir millones, cada noche duermen sobre la rejilla de los ‘subtes’ [sistema transportación pública en tren, bajo la superficie de la tierra, conocido en muchos lugares como 'subway'] para aprovechar el calorcito que viene de abajo y no morir de frío. Ayuda humanitaria para más de 40 millones de pobres hace falta también en los Estados Unidos. No nos dejemos engañar por esa actitud. Mientras roban a un país decenas de miles de millones de dólares, ofrecen una ayuda que no tiene absolutamente nada que ver en la correspondencia de los números. El pueblo venezolano está empoderado, debe dialogar todo lo posible y el gobierno tener mucha conciencia también de ese diálogo. Todos los que queremos la paz en Venezuela estamos muy atentos en lo que allí ocurre y los acompañamos con todo nuestro corazón”. Dignidad, honestidad y decoro hay en lo expresado por Víctor Hugo Morales, tres virtudes que han quedado al margen de las fuerzas que dieron carácter a las reglas y creencias individuales que José Mujica se formó a partir de experiencias pasadas.

Continuará… [8va Parte: La cara solidaria y consciente de EE. UU. Conclusiones II]

Anteriores:

6ta Parte: Período democrático en Venezuela (de Betancourt a Maduro). Estados Unidos y su influencia en la crisis actual
5ta Parte: Una resumida historia sobre Venezuela. El petróleo y la sempiterna crisis económica
4ta Parte: Venezuela y su incomparable ejercicio democrático
3ra Parte: Salida de los “ricos” y bloqueo de EE. UU. El espejo de Allende en Chile
2da Parte: Dictadura y características. La realidad venezolana
1ra Parte: Dictaduras en América Latina. La “ayuda humanitaria” de EE. UU.

Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
24 de febrero de 2019