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Si en República Dominicana el voto se ejerciera con conciencia, Guillermo Moreno se convertiría en el próximo presidente

El ejercicio del sufragio tiene que ver con la integridad y el nivel de conciencia de quien se apersona a un reducido y cerrado espacio que protege su privacidad y la independencia de criterio necesarias para que actúe en consecuencia con el sentido común (para el bien común). Solamente Guillermo Moreno, el candidato a la presidencia de Alianza País, puede llevar a la justicia a Danilo Medina y a Leonel Fernández

Al negarle el pueblo dominicano a Juan Bosch la posibilidad de dirigir los destinos de la nación; al Leonel Fernández no proporcionarle a ese mismo pueblo el gobierno que su mentor pretendía darle; al conocer -con la experiencia que proporciona la vida- la mediocridad, la sumisión, la indiferencia y la traición que habitan en un cuantioso número de ciudadanos; tomamos la decisión, hace varios años, y por lo que nos resta de vida, de transitar el camino de la anarquía.

Lo que acabamos de decir lo manifestamos por una razón: ¿cómo es posible que los dominicanos, habiendo políticos honestos, íntegros y responsables, como Guillermo Moreno y Minou Tavárez Mirabal, no sean capaces de abrir los ojos y liberarse del dominio que ejercen unas pocas familias y los inmorales y corruptos que se desempeñan como sus representantes incondicionales? Este cuadro, pintado por la incompetencia para votar por lo mejor, es el abominable cuadro que históricamente ha llevado a los grandes líderes revolucionarios a tomar el poder por vía de las armas, y a guillotinar a cuanto irreflexivo se cruce en el camino con la marcada intención de lacerar el rumbo de la nueva realidad económica, social y política.

El mercado de la política, propiedad de burgueses y oligarcas, es idéntico al mercado comercial: cuando se sale a comprar una manzana, una piña, un par de zapatos, un libro o un vehículo de motor, sólo el raciocinio puede señalar la mejor selección, basado en criterios de calidad, eficiencia, rendimiento y precio. Lo mismo debe suceder con los “productos políticos”. ¿Por qué, si es tan fácil discriminar entre los artículos que hay en un supermercado, una tienda de calzados, una librería o una agencia de autos (en el español que se habla hoy, por estas comarcas, la agencia de vender coches se conoce como "dealer"), es tan difícil hacerlo en el ventorrillo de la política, donde son poquísimos los "bienes" y está contaminada la mayoría (podrida; lo que ha sido constatado por el más ignorante de los nacidos en esa porción de la isla que compartimos con los hijos de Toussaint Louverture)?

Además, el voto es gratis; ¿qué problema tan grave es el que aflora en tantas personas cuando están en las urnas -con la obligación de cumplir con un mandato constitucional que se ejerce de manera secreta-, prestas para depositar el voto y no son competentes para favorecer al mejor candidato? ¿Qué beneficio obtiene quien vota influenciado por la publicidad cuando los medios han llegado a un punto en el que no pueden seguir limpiando el fiemo que convive con esa mayoría?

El ejercicio del sufragio tiene mucho que ver con la integridad y el nivel de conciencia de quien se apersona a un reducidísimo y cerrado espacio que protege su privacidad y la independencia de criterio necesarias para que actúe en consecuencia con el sentido común (para el bien común). ¿Puede haber un ser humano tan apocado, inepto y con tan poca determinación como para no saber que absolutamente nadie tiene por qué enterarse si su yo interior, "esa parte que dentro de nosotros mismos actúa como guardián de la moral sobre lo que pensamos, sentimos y hacemos", le dicta que debe elegir al mejor postulante para que rija los destinos del país en el que tanto él como su familia viven y del que se beneficiarán enormemente si contribuye a llevar, como cabeza de la administración del Estado, a una persona pulcra, que no ha estado contaminada con, ni involucrada en, inmoralidades y actividades delictivas en detrimento de su propia calidad de vida.

El pueblo dominicano debe saber que el Dr. Guillermo Moreno, cuando ejercía como Fiscal del Distrito en el primer gobierno de Leonel Fernández, fue destituido debido a las constantes presiones que recibía del Palacio Nacional "para que variara el curso de los casos de corrupción que llegaban a su despacho". El "curso que debía variar" era el que ya había tomado un expediente de corrupción, elaborado en la Lotería Nacional, por el que estaban en prisión "funcionarios de la administración del expresidente Joaquín Balaguer, empresarios y técnicos de esa institución". En noviembre de 1996, apenas tres meses después de inaugurarse el gobierno del Dr. Fernández, Guillermo Moreno recibió su primera amenaza de destitución "por decisiones que no gustaron en Palacio", o sea, porque al presidente que el PLD encumbró en el gobierno no tuvo el coraje para hacer lo que correspondía: someter a la justicia a todos los funcionarios del Partido Reformista que habían desfalcado el erario.
En una actividad (cena u otro evento; no recordamos con precisión) a la que asistimos en el Palacio Nacional, en la Navidad de 1997, la segunda que celebraba Leonel Fernández -en la sede donde descansa el símbolo del poder político de la República Dominicana- después de haber asumido, en agosto de 1996, la primera magistratura del Estado, unos ex-amigos (amigos para ese entonces) del Comité Político del PLD nos "vendieron", como justificación a la destitución del Dr. Guillermo Moreno, la siguiente gema: "Había que hacerlo dado que pretendía eclipsar la figura del presidente"
Desde ese preciso momento Fernández "enseñó el refajo". No sólo actuó de manera cobarde e irresponsable; además, la corrupción que inició en 1996 no se detendría nunca en los doce años que gobernó. Cuando se comparan los desafueros de los gobiernos de Balaguer y del Partido Revolucionario Dominicano con los del Partido de la Liberación Dominicana, se debe concluir que los primeros hurtaron "cheles" ante las exorbitantes sumas de dinero -en dólares y euros- que los últimos desvalijaron (y aún desvalijan) al Estado. Tan pronto Moreno dejó el puesto, el caso de la Lotería Nacional se “diluyó totalmente con la complicidad del Gobierno y poco meses después todos los acusados fueron puestos en libertad y el expediente perimió en uno de los juzgados de instrucción”.

Solamente Guillermo Moreno, el candidato a la presidencia de Alianza País, puede llevar a la justicia a Danilo Medina y a Leonel Fernández (junto a su séquito de depredadores). ¿Lo hará Luis Abinader, quien luce ser una persona decente y con las mejores intenciones para con el país? Nunca; Abinader es un burgués o un oligarca -desconocemos con precisión sus negocios y propiedades, pero es una persona acaudalada-, y nunca tomaría acción contra quienes han servido a su clase. El resarcimiento que el país requiere, después de tanto daño y tanta degradación moral, es la devolución de lo hurtado por ambos líderes peledeístas y todos sus secuaces, y el debido encarcelamiento de la totalidad de los miembros del Comité Político del PLD en la penitenciaría de La Victoria (¡a ver si hasta el culo pierden!).

Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
27 de octubre de 2019