Usamos cookies para brindar un mejor servicio. OK Más información

La justicia dominicana ante el escrutinio: reflexiones a partir del proceso contra Santiago Hazim...

El Dr. Hazim ha sido encarcelado sin juicio previo y retratado por una ¿prensa? contaminada por el amarillismo de los grandes consorcios oligárquicos internacionales, así como por los nuevos medios “virtuales” saturados de “influenciados” frívolos, ansiosos de escalamiento social...

Dr. Santigo Hazim...

Ayer, 9 de diciembre de 2025, en un escrito titulado "A mi querido Chago, en tiempos de prueba...", se incluía un párrafo que, dada la naturaleza íntima de dicho mensaje —marcado por el afecto, el aliento y la solidaridad— y por respeto a la sensibilidad emocional involucrada, consideramos entonces inapropiado abordar en toda su amplitud. Hoy, 10 de diciembre, en cambio, hemos decidido desarrollar, desde la perspectiva de la animadversión hacia el apellido Hazim —quizás explicable por el proceder de unos pocos portadores que, en el pasado, estuvieron implicados en hechos criminales que la justicia “imparcial y ciega”, aunque contaminada por intereses politiqueros, soslayó con inquietante complicidad— y desde un enfoque político e institucional, el examen de dicho párrafo, que reza como sigue: «Sé que Chago enfrenta un proceso legal que deberá ser atendido por las autoridades correspondientes. Pero también sé —y lo digo con el corazón abierto— que resulta imposible confiar plenamente en un sistema que durante décadas ha permitido que personas responsables de inmensos daños a nuestro país caminen libres, sin vergüenza y sin consecuencias. Entre ellas, por la magnitud devastadora de sus acciones, se encuentran Leonel Fernández y Danilo Medina, cuyas gestiones dejaron heridas profundas en la moral pública y contribuyeron a instalar esa cultura del “tigueraje” que tanto nos ha enfermado como sociedad».

El sábado 6 de los corrientes, el exdirector de SENASA, Dr. Santiago Hazim, se presentó —acompañado de su abogado, Miguel Valerio— ante la Procuraduría General de la República para responder a una investigación por presunta corrupción vinculada a contratos, transferencias irregulares de recursos y cuestionamientos sobre su administración. El Dr. Hazim ha sido encarcelado sin juicio previo y retratado por una ¿prensa? contaminada por el amarillismo de los grandes consorcios oligárquicos internacionales, así como por los nuevos medios “virtuales” saturados de “influenciados” frívolos, ansiosos de escalamiento social. Tales imágenes lo exhiben como a un delincuente ya sentenciado, un espectáculo indigno que jamás se aplicó —ni se aplica— a los desfalcos cometidos por Leonel Fernández y Danilo Medina, dos de los más consumados timadores que han ocupado la primera magistratura del Estado.

Leonel Fernández erigió FUNGLODE con recursos usurpados al pueblo dominicano; utilizó contratistas eléctricos y de climatización a quienes se les pagó con obras adjudicadas sin proceso público alguno. Contrajo un préstamo de 130 millones de dólares cuyo destino permanece, hasta hoy, en un absoluto misterio. Implementó nominillas destinadas a mantener a sus «compañeros del PLD» viviendo del erario. Impulsó la compra, en Brasil, de aviones sobrevalorados que no han servido ni siquiera para interceptar una yola —impulsada a remos por un niño de 10 años— dedicada al trasiego de drogas, aunque sí para enriquecer a los amigos que lo retribuyen con regalos y financian su inagotable ambición presidencial, como si no le hubiesen bastado los execrables doce años con los que degradó la sociedad y la convirtió en una madriguera sometida al tigueraje —esa horda ficticia en lo zoológico, pero devastadora en lo social, más dañina incluso que las bombas nucleares lanzadas por Estados Unidos sobre Japón—, fenómeno presente por igual entre oligarcas encumbrados y necesitados desamparados. Asimismo, dilapidó más de 50 millones de dólares del erario (3,150 millones de pesos al cambio actual) en viajes de placer y exhibicionismo megalómano, sin que exista un solo registro transparente de dicho derroche.

De Danilo Medina poco puede añadirse sin caer en redundancias: la nómina de corruptos de su administración es tan abultada que muchos, ya juzgados, salen indemnes tras reintegrar apenas un 7 % de lo sustraído al Estado. La mayoría de sus funcionarios, amigos y familiares han sido declarados culpables de malversar cientos de miles de millones de pesos. Por desgracia, varios se suicidaron, incluido un amigo cercano del autor del presente texto. Hoy, Danilo Medina actúa como si desconociera a sus propios familiares, nombrados por él mismo en posiciones de poder; les son ajenos y adopta una actitud despreciativa, arrogante y desconsiderada que presupone la estupidez de todos los dominicanos. Si hubiese admitido siquiera una fracción de responsabilidad, su postura tendría algún mérito; pero ni eso.

Víctor Díaz Rúa, Diandino Peña, Temístocles Montás, Félix Bautista, Reinaldo Pared Pérez, César Prieto (estos dos últimos suicidados), Frank Rodríguez, Jean Alain Rodríguez, Alexis Medina, Magaly Medina, Lucía Medina, Aracelis Medina, Milcíades Medina (todos familiares directos de Danilo Medina), Gonzalo Castillo, Manuel Rivas, Alberto Holguín, Leoncio Almánzar, Francis Lorenzo, Maxi Montilla, Luis Ernesto de León, Alexander Montilla (estos tres últimos, cuñados de Danilo), Carlos Amarante Baret, Radhamés Camacho, Radhamés Segura, entre muchos otros, figuran entre los corruptos de las eras de Leonel y Danilo. Una revisión elemental de los integrantes de los comités centrales de LFP y del PLD —partidos propiedad exclusiva de Fernández y Medina— bastaría para llenar decenas de páginas con los nombres de quienes deambulan hoy libremente por las calles, ostentando la riqueza que le arrebataron al pueblo dominicano.

Luis Abinader: traidor a la patria por permitir la presencia de militares yanquis en nuestro suelo —después de que estos genocidas nos invadieran en 1965— para que bombardeen Venezuela, la destruyan y asesinen a cientos de miles de venezolanos; traidor a los postulados antillanos y latinoamericanos; traidor al “amigo del alma”... Como lo hubiese calificado Joaquín Balaguer: ¡TRAIDOR CONSUETUDINARIO!

Consideramos necesaria esta ampliación del párrafo citado al inicio, pues en una sociedad como la nuestra —compuesta mayoritariamente por miembros de la baja pequeña burguesía que, incluso cuando ascienden a estratos superiores (alta pequeña burguesía, burguesía y oligarquía), conservan los vicios y deformaciones de origen— resulta sumamente fácil linchar moralmente a un individuo cuando median intereses. Más aún, cuando el sistema de justicia se apresura a estampar el sello de “delincuente” sobre cualquier acusado sin un juicio imparcial. Jamás un imputado había sido tan vilmente vejado como el Dr. Santiago Hazim; incluso por el aberrante que hoy preside el país, capaz de inclinar, de manera grotesca, la percepción nacional y la estructura judicial del Estado al deshonrar públicamente a quien, en teoría, fuera su amigo “del alma”. Ese desprecio alcanza no sólo al Dr. Hazim, sino a casi todos los que llevamos su apellido; pero no a los Medina, los Fernández, los Bautista, los Montás, los Rodríguez, los Montilla, los Peña, los Pared Pérez, los Castillo, etc., "linajes" que han producido a los más grandes expoliadores de la historia dominicana.

Apelamos a una justicia imparcial y recta, que determine el grado de responsabilidad del Dr. Santiago Hazim y que, si es hallado culpable en un juicio sin maquinaciones, sin intromisiones del vil que gobierna y sin sumisiones del aparato judicial a intereses oscuros, entonces se acoja a la pena correspondiente. Pero, si el Dr. Hazim es declarado inocente, ¿quién asumirá el daño causado por la perversidad de la Fiscalía General y del propio mandatario? No sería un daño exclusivo para él: alcanzaría a su esposa, hijos, hermanos, sobrinos y primos; y también a miles de ciudadanos decentes que reconocen en el prestigioso cirujano ortopeda a un ser humano sencillo, capaz, solidario y profundamente humano.

Afirmábamos ayer, en primera persona, que «nada de lo que ocurre hoy altera el cariño, el respeto, la complicidad, la familiaridad y la hermandad que siempre he sentido por Chago. Mi solidaridad no nace del juicio, ni del cálculo, ni de la conveniencia. Nace del amor fraterno, del agradecimiento por los años compartidos y de la certeza —innegociable para mí— de que los afectos verdaderos no se evaporan en los momentos difíciles: se afianzan. Acompañar no es justificar ni interferir; es estar. Y yo estaré. Siempre». Nuestro querido primo «no está solo, y jamás lo estará. Desde el lugar que me corresponde, seguiré acompañándolo a él y a toda su familia... Confío profundamente en su fortaleza, en su espíritu y en la luz interior que siempre lo ha caracterizado. Y confío en que, por encima de toda imperfección humana o institucional, la verdad abrirá camino y la justicia alcanzará su forma más noble: la claridad, la dignidad y la paz».>

Nemen Hazim Bassa
Santo Domingo, República Dominicana
10 de diciembre de 2025