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Carta a un primo querido

Lo que necesitamos es un cambio. Si la oposición se une y gana las elecciones, el nuevo grupo que administrará la nación estará obligado a hacerlo mejor, de la misma forma que en el futuro, de convertirse el PLD en oposición, cuando los que gobiernen actúen de manera similar a como se ha venido haciendo desde 1963 (sin excepciones), ese mismo PLD se verá obligado a buscar el retorno al poder con la experiencia de haber superado sus malas mañas

Querido primo:

El PRD no adecenta la política del país. Comprendo su renuencia a cifrar esperanzas en él, pero, ¿acaso el PLD lo hace?

La vida se sustenta en el eterno movimiento; el PLD agotó un ciclo decepcionante y traumático en la política dominicana. Ante los desafueros cometidos por perredeístas y reformistas, y con el aval de las enseñanzas del profesor Bosch, el PLD se presentó ante el pueblo como la única esperanza para dar inicio a la prosperidad, a la decencia y a la institucionalidad, pero defraudó, casi desde sus inicios en el poder, la confianza depositada.

Dimos lo mejor de nosotros para llevar ese partido a administrar el Estado, pero no podemos cerrar los ojos cuando ha sido tan evidente la bonanza económica de los miembros del Comité Político y de algunos del Comité Central que no llegan a formar parte del más alto organismo de dirección. Si las cosas quedaran ahí, los daños serían menores; estaríamos hablando de un centenar de millonarios paridos por el erario, pero la degradación moral, el cinismo y la burla con que se han manejado han desvirtuado los valores que dan sustancia a la sociedad. Con el PRD (o PRM; constituyen lo mismo con la diferencia de una letra), y mucho menos con el Partido Reformista, puede haber esperanza, pero tampoco la hay con el PLD.

El ser humano evoluciona constantemente; su posición es una anquilosada, producto del fanatismo político llevado a los mismos niveles del fundamentalismo religioso o deportivo. Un amigo perredeísta expresó que moría siendo del PRD, y parece que su posición (la de usted) es muy firme en ese sentido, pero con relación al PLD. Cuando se piensa y actúa de manera semejante, la razón y el sentido común dejan de prevalecer para dar paso a posiciones de rigidez y atraso que castran la perspectiva del ser humano. Los cambios que propició el PLD estaban destinados a hacerse al margen de quien gobernara; las sociedades avanzan, precisamente, exigiendo la condiciones materiales de existencia que el momento requiere, aun el poder político se muestre desfasado.

Luis Abinader es parte de una nueva generación aparentemente no contaminada por el PRD, pero tampoco por el PLD; y su selección como candidato a la presidencia es el primer paso para sacar del poder a quienes han saqueado el dinero del pueblo y han convertido la República Dominicana en un antro de perversión e inmoralidad. Ahora, si actúa de espaldas a la oposición comprometida y consciente (de la que no ha formado parte debido a los eternos traumas internos de la organización a la que pertenece), su esfuerzo no fructificará, por lo que, desde hace dos años, hemos venido planteando la construcción de una alianza con las fuerzas vivas del país que pueda propiciar el cambio que el pueblo pide.

Ese cambio, urgente y necesario, es la rueda que mueve las sociedades; si la oposición se une y gana las elecciones, el nuevo grupo que administrará la nación estará obligado a hacerlo mejor, de la misma forma que en el futuro, de convertirse el PLD en oposición, cuando los que gobiernen actúen de manera similar a como se ha venido haciendo desde 1963 (sin excepciones), ese mismo PLD se verá obligado a buscar el retorno al poder con la experiencia de haber superado las malas mañas con las que ha enlodado la sociedad y extirpado el cáncer que lo destruye.

Reciba usted un fuerte abrazo, querido primo.

Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
28 de abril de 2015