Bukele, Haití y los medios desinformativos dominicanos - El estadio Quisqueya 'Juan Marichal' y los infaustos de su destrucción
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Bukele, Haití y los medios desinformativos dominicanos
República Dominicana es el país con más analistas políticos del universo. Cualquier zafio es una estrella de la TV, la radio o las redes sociales. El 97% de los que usan el micrófono (mujeres incluidas, con sus panderos y bustos como símbolos relucientes de su intelectualidad) habla con una propiedad que asombra (aún no conozca una letra de los temas que aborda).
Quienes integran ese exquisito grupo de arrogancia, prepotencia y vulgaridad se expresan con autarquía y desenfreno, sobre cualquier tópico -casi siempre sin contar con las informaciones pertinentes-, para, al día siguiente, cuando les golpea la realidad, verse ridiculizados de manera asfixiante al no poder sostener el absurdo expuesto con anterioridad. No sienten remordimiento; la falta de conciencia, uno de sus atributos principales, les lleva a esquivar -ante el burdo y mediocre ambiente que han creado- cualquier asomo de humildad para reconocer el error o el agravio.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se ofreció voluntariamente para resolver la crisis haitiana, pero, raudos para llamar la atención del rebaño y sumar 'likes', unos cuantos energúmenos, de esos vulgares medios de la soberbia y la oscuridad, abrieron fuego con sus potentes bocazas para satanizar la propuesta de un mandatario que ha mostrado seriedad, arrojo y compromiso en demasía (atributos que no dejamos de reconocerle aun ostentando el autor una posición ideológica diferente a la suya). La forma en la que esos científicos de la ignominia mantienen en la inconsciencia a ese pueblo, “bruto pero feliz” [según el 'Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos' (PISA, por sus siglas en inglés), y el cuarto informe anual 'Estado mental del mundo' del Global Mind Project (realizado por Sapien Labs, organización que "estudia la mente humana y proporciona información sobre el bienestar en el mundo")], no permite que se pueda objetar lo que para ellos es verdad absoluta o mandato de Dios.
Ni siquiera han sido capaces de permitir al mandatario salvadoreño la ejecución de su planteamiento (o, por lo menos, la exposición de su plan). ¿QUIÉN SE CREE QUE ES? ¿ACASO TIENE ESTE FANTOCHE CONOCIMIENTO ALGUNO DE LO QUE SON LOS HAITIANOS? ¡ES MUY BUENO DE LA BOCA PARA AFUERA! ¿ACASO SE CREE “SUPERMAN”? ¡CUÁNTA VAINA HAY QUE OÍR! Estas son algunas de las joyas literarias que han sido expelidas por el adocenamiento; en el caso de los hombres, pareciera que se expresaran con el culo en su perenne afán de emular el de las mujeres [que, aunque lo han convertido en cédula de identidad, no deja de tener su atractivo ("El culo es primitivo, neaderthaliano; con su poder de atracción inequívoca y su convergencia invitadora es un hit prehistórico... El culo es lírico, musical, cadencioso, indiscernible del meneo de caderas, del ritmo, la batida de la bossa que retrata a la garota que se aleja en Ipanema, porque el culo siempre se aleja, siempre se va yendo, invitando a que lo sigan" - Pedro Mairal)].
Sin hacer el más elemental de los análisis, estos libertinos barren el piso con todo aquel que desborde su escasa inteligencia.
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El estadio Quisqueya 'Juan Marichal' y los infaustos de su destrucción
El estadio Quisqueya, bautizado con el nombre de Juan Marichal -una de nuestras grandes glorias del béisbol de las Grandes Ligas y la primera en ser llevada al Salón de la Fama en Cooperstown (Nueva York, EE. UU.)-, es, además de un estadio hinchado de historia, uno de los más hermosos que recoge este deporte a nivel mundial. Llegar al Quisqueya emociona al fanático dominicano de la misma manera que los dos viejos estadios de las Grandes Ligas (y más queridos por los fanáticos: el Fenway Park, casa de los Medias Rojas de Boston, y el Wrigley Field, hogar de los Cachorros de Chicago) conmueven a los fanáticos norteamericanos.
Plantear la construcción de un nuevo estadio para remplazar el Juan Marichal es la peor, más cara y absurda de las soluciones. El Quisqueya es un símbolo, un sentimiento nacional; es mucho más que la casa de los Tigres de Licey y los Leones del Escogido (equipos del béisbol invernal dominicano); es insignia de nuestros grandes peloteros, de nuestros extraordinarios fanáticos. Si a Major League Baseball (MLB) le parece que no se ajusta a los estándares de las Grandes Ligas, que lo amplíe con los miles de millones de dólares de ganancia que deja esa extraordinaria “industria”. Además, en ese béisbol, que es el mejor del mundo, hay estadios en los que la asistencia promedio por año no alcanza los 15 mil fanáticos, aun sus capacidades dupliquen esa cifra).
El Quisqueya sólo requiere ampliación; espacio tiene detrás de la cerca -que va desde la pared final del actual “bleacher” izquierdo a la pared final del derecho- para la construcción de “bleachers” que permitan sentar miles de fanáticos y llevar su capacidad a 30 mil asientos. Los actuales “bleachers” se mejorarían para convertirlos en una especie de “Infield & Outfield Grandstands” y “Right & Left Field Boxes”. De esta manera, un estadio hermoso y lleno de historia se mantendría vivo y remozado, brindando a MLB lo necesario para que se celebren juegos de la temporada regular y del Clásico Mundial de Béisbol…
Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
17 de marzo de 2024