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II.- La necesidad de las oligarquías imperiales de seguir usurpando recursos y la mentira como objetivo fundamental de la "prensa" occidental aproximan a la humanidad a su extinción...

Si no se pone freno a la desinformación propiciada por los grandes capitales y a la hegemonía de la mentira, con toda seguridad celebraremos, con fuegos reales, no artificiales, la despedida de este mundo. La mentira, esparcida por los medios recalcitrantes que dan sustancia a los países imperialistas, es el principal armamento de guerra en Ucrania; es la razón del más perverso genocidio que ha visto la humanidad: el que cometen los sionistas con los niños, mujeres y ancianos de Palestina; y será el blasón que nos llevará a otra dimensión, esa de la que no se conoce que haya regresado ser viviente alguno... o su espectro.

La enajenación del pueblo norteamericano desestima hasta los más insólitos reconocimientos de las felonías que cometen sus propios funcionarios. John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional, se jactó en televisión de "ayudar a planear golpes de Estado en otros países". James Woolsey, exdirector de la CIA, expresó que Estados Unidos interviene en las elecciones de otros países por el bien del sistema, "para evitar que comunistas tomen el poder". Mike Pompeo, exsecretario de Estado de EE. UU. y exdirector de la CIA, señaló que la CIA "miente, engaña y roba", ¡y fue aplaudido con delirio por el rebaño estadounidense, que nunca se ha cuestionado de dónde sale su riqueza y por qué su nación tiene cerca de 900 bases militares en todo el mundo!
Ilustración que refleja la imposición de la mentira como paradigma propagandístico

Una importante característica de la "ideología de la dominación global" en las sociedades occidentales, alimentada por la propaganda, consiste en resaltar la existencia de una "rivalidad entre potencias por el control del dominio mundial, principalmente entre China y EE. UU. Sin embargo, esta visión es la mayor mentira con la que Occidente tergiversa interesadamente ante su ciudadanía la realidad internacional. Rusia y China, las dos potencias declaradas rivales por Occidente [con presencia en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, NH], no pretenden reemplazarlo en el poder Global. Su discurso es muy claro: no quieren la confrontación, sino la colaboración, pero los poderes mediáticos, económicos y militares occidentales hacen oídos sordos a estas propuestas y siguen tergiversando la realidad internacional. La mentira de que Occidente se defiende de las intenciones agresivas de Rusia y China es la que justifica ante su ciudadanía la existencia de la OTAN y el desmesurado gasto militar de EE. UU. (que triplica el de Rusia y China juntas)".

La OTAN, como organización instigadora de la guerra en Ucrania, en su afán hegemónico, y sin sospecharlo, está dividiendo al mundo "en dos esferas opuestas con filosofías económicas incompatibles, lo que podría llevar a la mayoría de los países integrantes de esa organización terrorista (ver Los Ejércitos Secretos de la OTAN I y II, de Daniele Ganser) a una debacle económica y, con toda seguridad, a tomar decisiones altamente riesgosas en el ámbito militar. China trata el dinero y el crédito como un servicio público asignado por el gobierno en lugar de dejar que el privilegio del monopolio de la creación de crédito sea privatizado por los bancos. Esa independencia monetaria, al confiar en su propia creación de dinero interno y al [desarrollar, NH] el comercio exterior y las inversiones en su propia moneda, en lugar de dólares, se considera una amenaza existencial para el control estadounidense de la economía mundial".
[Comillas: La ideología occidental de la dominación global - Javier Colomo Ugarte].
¿Cuál es el acontecimiento que en la actualidad, iniciando la tercera década de la nefasta intervención yanqui en Irak, mantiene a la humanidad al borde de un cataclismo nuclear? La guerra entre Rusia y Ucrania.
«La guerra no es entre Rusia y Ucrania. La guerra es entre Estados Unidos y Rusia, que es una cosa muy diferente. Se libra en Ucrania, pero no es una guerra entre Ucrania y Rusia. Numerosos documentos del gobierno de EE. UU., desde el año 1992, están planteando que, disuelta la Unión Soviética, Rusia continúa siendo un problema. El exsubsecretario de Defensa Paul Wolfowitz [marzo de 2001 a junio de 2005] escribió que "Estados Unidos debe seguir combatiendo a Rusia. No importa que ya no sea comunista. No importa que sea capitalista. Rusia es demasiado grande, demasiado rica, tiene demasiado petróleo, demasiado gas, demasiada agua, demasiada tecnología, tiene un armamento nuclear equivalente al nuestro y, por lo tanto, cualquiera que sea el régimen político va a ser un obstáculo para el interés nacional de los EE. UU. y para nuestras posiciones en Euroasia y fundamentalmente en Europa oriental. Así que tenemos que avanzar con sanciones, hostigando a Rusia"».
[Comillas: Atilio Boron].
La guerra, cuyos orígenes se remontan al 2014 cuando Estados Unidos propició el derrocamiento de Víktor Yanukóvich por oponerse a la entrada de Ucrania en la OTAN, constituye un cambio estructural en la geopolítica global. El mundo, gracias a este nuevo escenario de Guerra Fría, jamás volverá a ser el mismo

A Ucrania, con el golpe de Estado que propiciara Barack Obama en 2014 (el Pentágono, con más propiedad), la lleva a la guerra Estados Unidos. Las palabras de Wolfowitz, en resguardo, pero despiertas, esperaban su momento: "Estados Unidos debe seguir combatiendo a Rusia, no importa que ya no sea comunista o que sea capitalista. Rusia es demasiado grande, demasiado rica; tiene demasiado petróleo, demasiado gas, demasiada agua, demasiada tecnología; tiene armas nucleares equivalentes a las nuestras. Cualquiera que sea su régimen político va a ser un obstáculo para EE. UU. Tenemos que avanzar con sanciones, hostigándola".

La subsecretaria de Estado para Asuntos Euroasiáticos, la señora Victoria Nuland, apareció en numerosas fotos y vídeos repartiendo galletas y botellas de agua a bandas con emblemas nazis (la cruz gamada, la cruz de hierro, etc.) en la Plaza Maidán, promoviendo el derrocamiento del gobierno de Víktor Yanukóvich, electo por el pueblo ucraniano y reconocido por la Unión Europea. ¿Cuál era el problema? Que Yanukóvich y su fuerza política se oponían a la entrada de Ucrania a la OTAN.

EE. UU. ha consolidado una nueva Guerra Fría. El conflicto podría durar dos o tres décadas (siempre que las armas nucleares no iluminen el firmamento), pero será determinante en la economía y la política a nivel mundial. Está en juego la hegemonía norteamericana -dólar y poder militar-, y ese juego representa en enorme peligro para quienes habitamos este planeta y, quizás, por qué no, otros cercanos. Si no se pone freno a la desinformación propiciada por los grandes capitales y a la hegemonía de la mentira, con toda seguridad celebraremos, con fuegos reales, no artificiales, la despedida de este mundo. La mentira, esparcida por los medios recalcitrantes que dan sustancia a los países imperialistas, es el principal armamento de guerra en Ucrania; es la razón del más perverso genocidio que ha visto la humanidad: el que cometen los sionistas con los niños, mujeres y ancianos de Palestina; y será el blasón que nos llevará a otra dimensión, esa de la que no se conoce que haya regresado ser viviente alguno... o su espectro.

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
22 de marzo de 2024