Usamos cookies para brindar un mejor servicio. OK Más información

Completo.- Promesas incumplidas - Presidentes para un país de lerdos: Leonel Fernández, Danilo Medina y Luis Abinader

La esperanza de que un nuevo gobierno será mejor es lo que nos condena a vivir de decepción en decepción. No terminamos de comprender que, con el ejemplo peledeísta, debería bastar para saber que en este país NUNCA, NUNCA habrá un gobierno decente. El PLD formaba cuadros; producía líderes con suficientes conocimientos en finanzas, organización, políticas públicas y disciplina. Desgraciadamente, no formaba en honestidad, ni en integridad, ni en decencia, ni en seriedad; y no podía hacerlo porque los peledeístas son dominicanos, no son los suizos que aparentaron ser mientras Juan Bosch los instruía y supervisaba...

Presidentes para un país de lerdos. Expresión máxima de la simulación, la mentira, la corrupción, la subordinación y el entreguismo...
En los últimos 29 años (dejando fuera los cuatro años del gobierno de Hipólito Mejía, que no abordaremos aquí porque su retórica fue, en general, directa y frontal, sin mentiras, aun con los errores que cometió) predominó la continuidad de un modelo político. De ese lapso, 25 años corresponden a los gobiernos que examinamos a la luz de sus promesas electorales, su ejercicio del poder y su falta de decisión frente a intervencionismos externos y a las guerras impulsadas por grandes potencias. Es pertinente señalar que quien escribe este ensayo participó, en tres ocasiones, de la masa de lerdos que confió en estos liderazgos: en 1996 con Leonel Fernández; en 2012 con Danilo Medina; y en 2020 con Luis Abinader [aunque por este no votamos, ya que, después de votar por Danilo Medina en 2012, decidimos no hacerlo por nadie más (ni por la Madre Teresa de Calcuta ni por Vladimir Ilʹich Lenin si resucitare)].
Leonel Fernández
Figura patética, corrupta, perversa, cobarde y abúlica de la República Dominicana...

En 1996 apoyamos con entusiasmo a Leonel Fernández (PLD). Su discurso de toma de posesión, cargado de optimismo, prometía reformas encaminadas a construir un Estado moderno, capaz de garantizar justicia, salud, educación y oportunidades de progreso. Muchos sentimos entonces que su propuesta evocaba el espíritu transformador de Juan Bosch. Sin embargo, la gestión que siguió resultó profundamente decepcionante. A pesar de su preparación y cultura —que no se tradujeron en juicios propios ni en firmeza de carácter—, Fernández dejó un legado marcado por el clientelismo, la corrupción, la traición, la cobardía y una evidente incoherencia entre discurso y obra. Su gobierno se caracterizó por políticas públicas infladas en presupuesto, falta de transparencia, préstamos de destinos inciertos, compras innecesarias, viajes de megalomanía, adquisición de reconocimientos internacionales, la confección de una constitución a su medida, despilfarro de recursos y la entrega de la soberanía nacional a intereses extranjeros, como lo evidenció la presencia de tropas estadounidenses.

Lejos de materializar el cambio profundo que había sembrado en su discurso y que su formación peledeísta hacía suponer, Fernández se convirtió en el artífice de la degradación moral de la sociedad y en el responsable de transformar al PLD en el partido más corrupto de la República Dominicana. Como este país nuestro no lee, quien quiera nutrirse de los desafueros de esta figura patética, corrupta, perversa, cobarde y abúlica, está obligado a interpretar, en los escritos que mostramos a continuación, quién es en realidad Leonel Fernández:
Si después de leer todo lo que hemos escrito sobre Leonel Fernández el pueblo decide llevarlo de nuevo al poder, el razonamiento lógico que merecería tal acción sería el de que, ese pueblo, acostumbrado a idolatrar aberrantes, corruptos, criminales e inmorales, se haría merecedor de la guillotina, aquel aparato para ejecutar mediante decapitación con el que Maximilien Robespierre arrancó la vida de los enemigos de la Revolución Francesa, y con el que él mismo fue ejecutado.
Danilo Medina
Figura trágica y adulterada de la República Dominicana...

En 2012 llega Danilo Medina al poder en un escenario dominado por el PLD, tras ocho años de Leonel Fernández marcados por acusaciones de corrupción, despilfarro en viajes de megalomanía, entrega de la soberanía a los impenitentes yanquis y creciente desigualdad. Medina supo venderse como un candidato distinto dentro del mismo partido: más sencillo, cercano y “de pueblo”, prometiendo no reelegirse y enviar a la cárcel a los depredadores del erario. Promesas que el viento se encargó de borrar en su primer período, y mucho más en el segundo.

La reelección, que drenó el patrimonio nacional y multiplicó compromisos imposibles de cumplir, lo mantuvo en el poder hasta 2020. Ese año, un pueblo harto de las aberraciones de quienes alguna vez se pintaron de honestos e íntegros —Leonel Fernández y sus secuaces incluidos— los expulsó del escenario político. La campaña de Medina se sustentó en la idea de continuidad económica con rostro social, a un precio de putrefacción nunca antes visto, con promesas de más atención a la educación, al empleo y a la inclusión que terminaron, como tantas otras, en el baúl del olvido.

En el plano político, el triunfo de Danilo Medina reflejó tanto la fortaleza organizativa y clientelar del PLD como la debilidad de su principal rival, Hipólito Mejía, cuya imagen continuaba lastrada por la crisis bancaria de 2003 (un episodio en el que Leonel Fernández desempeñó un rol protagónico, alimentando y estimulando la misma para arruinar el mandato que el pueblo había dado a Mejía). Medina logró imponerse gracias a la perversa inversión hecha por Leonel Fernández, quien incurrió en un déficit fiscal del 3.8 % del PIB, invirtiendo cerca de 75 mil millones de pesos en la campaña (dinero que generó ese déficit). Su victoria representó la continuidad del modelo peledeísta: modernización del Estado y desarrollo de la infraestructura, pero a un costo que el pueblo terminó pagando con lágrimas de sangre.

Los peledeístas, que en 1996 llegaron al poder con camisas contadas (usaban pañuelos en el cuello para no ensuciarlas) y zapatos remendados (no totalmente; algunos hoyos permanecían en la suela y servían para refrescar los pies), no solo se enriquecieron desmedidamente; además, exhibieron con descaro lo obtenido y se burlaron en la cara de la ciudadanía. Lejos de materializar el cambio que había enunciado, "y que su formación peledeísta hacía suponer" (como el anterior, aquel que fue llamado cantinflista o ilusionista por los absurdos que hablaba o por lo etéreo de sus planteamientos), Medina consolidó la degradación moral de la sociedad, y acabó de aniquilar totalmente con el PLD, la obra más grande que Juan Bosch había dejado al pueblo dominicano.

De nuevo: "como este país nuestro no lee, quien quiera nutrirse de los desafueros de esta figura trágica y adulterada, está obligado a interpretar, en los escritos que mostramos a continuación, quién es en realidad" Danilo Medina:
De nuevo: "si después de leer todo lo que hemos escrito sobre" Danilo Medina, el pueblo decide llevarlo a él o algún secuaz suyo "de nuevo al poder, el razonamiento lógico que merecería tal acción sería el de que, ese pueblo, acostumbrado a idolatrar aberrantes, corruptos, criminales e inmorales, se haría merecedor de la guillotina, aquel aparato para ejecutar mediante decapitación con el que Maximilien Robespierre arrancó la vida de los enemigos de la Revolución Francesa, y con el que él mismo fue ejecutado".
Luis Abinader
Figura servil y apocada de la República Dominicana...

Para las elecciones de 2020, la República Dominicana estaba hastiada de los gobiernos del PLD, encabezados durante años por Leonel Fernández y Danilo Medina, marcados ambos por innumerables casos de corrupción. En ese ambiente de indignación surgió la Marcha Verde, un movimiento ciudadano que nació en enero de 2017 tras destaparse el escándalo de Odebrecht.

Bajo la consigna de poner fin a la impunidad, miles de personas —en su mayoría jóvenes— se movilizaron pacíficamente por todo el país, vistiendo de verde como símbolo de esperanza y renovación. Exigían investigación, sanción a los responsables de los sobornos y mayor transparencia en la gestión pública. Aquella ola de protestas se convirtió en una de las expresiones sociales más grandes de la historia reciente, con un impacto político de enorme magnitud.

Sin embargo, la Marcha Verde fue conducida por periodistas y figuras públicas que, en apariencia, buscaban sanear la vida nacional. Con el cambio de gobierno, muchos de esos líderes pasaron a ocupar cargos en el tren gubernamental, en embajadas y organismos culturales alrededor del mundo. Ese giro generó la impresión colectiva de que su verdadera motivación no era la lucha contra la corrupción, sino el acceso a los privilegios de un aparato estatal históricamente clientelista y proclive a utilizar los recursos públicos en beneficio de los suyos.

En ese escenario, la contundencia con la que el candidato Luis Abinader prometía purificar la administración del Estado dominicano impresionó a muchos. Entre esa multitud de lerdos y esperanzados se encontraba este servidor. Algunas de sus promesas fueron:
.- "Yo no voy a cumplir una cuarta parte de las promesas, yo voy a cumplir el 100% de lo que yo he dicho".
.- "No va a haber un indocumentado en la República Dominicana. ¡NO VA A HABER UNO! Se va a aplicar la ley; ahí está la Ley de Migración. Con la Ley de Migración aplicada no va a haber un solo indocumentado en la República Dominicana. ¡YO NO PERMITIRÍA UNO SOLO!".
.- "Yo voy a revisar la Ley de Hidrocarburos 112-00 con el objetivo de reexaminar la estructura de costos en lo relacionado con la fijación actual de los precios de los combustibles; al pueblo no se le puede seguir cargando con impuestos provenientes de una fórmula complicada y abusiva".
.- "Vamos a establecer un control de la delincuencia; la delincuencia está insostenible en este país. ¡INSOPORTABLE! Los delincuentes tendrán que entregarse o serán enfrentados drásticamente por la Policía Nacional y por el gobierno".
.- "Vamos a institucionalizar el país; eso va a eliminar la corrupción [¿Así de simple? - NH]".
.- "Abordaremos con firmeza el tema de la haitianización. Aquí, con la Dirección de Migración, no va a aparecer un inmigrante irregular".
.- "Nosotros tenemos un diagnóstico de la delincuencia hecho por el zar de la lucha contra la delincuencia en el mundo, que es Rudolph Giuliani. Yo le garantizo al pueblo dominicano que con ese plan, además de 38 mil millones de pesos que vamos a sumar (a la lucha contra la delincuencia) a la Policía Nacional y a las Fuerzas Armadas, aquí se va a disminuir la delincuencia, en los primeros dos años, en más de un 50%".
.- "Yo estoy en contra de la reelección; y este programa [por el que se pasó la entrevista - NH], cuando nosotros estemos en el Palacio, tú me lo vas a llevar; me lo vas a recordar...".
NOTA:
Lo mismo pudimos haber hecho con los mandatarios anteriores, pero cada vez que debemos recordar
las promesas y acciones de quienes se formaron bajo la tutela de Juan Bosch y terminaron convertidos
en los gobernantes más perversos, corruptos, cínicos e indolentes de nuestra historia, nos invade el asco...

El gobierno de Abinader ha sido incompetente, corrupto, entreguista; se ha subordinado al imperialismo yanqui al extremo de que sólo le falta hacer lo que hizo Pedro Santana: anexar la isla (completa, porque al oeste no hay Estado, lo que hay es un potrero), que a fin de cuentas resultaría de más beneficio para la pobreza extrema, ya que pasaríamos a ser como Puerto Rico, donde los pobres comen, tienen televisores, carros y cuanta chatarra electrónica existe, pero entre ellos, y los cultos y adinerados, no podemos encontrar cinco mil almas capaces de pensar, analizar, juzgar y actuar correctamente (salvo la disposición a la esclavitud con la que sirven a los imperialistas yanquis, para ellos los únicos vertebrados que abundan en el planeta). Muy lejos de ejecutar el cambio esperado, Abinader no solo consolidó la degradación de la sociedad, sino que también profundizó la incompetencia y convirtió al país en la cuna de la delincuencia mundial.

De nuevo: "como este país nuestro no lee, quien quiera nutrirse de las aberraciones y la falta de valor para tomar decisiones o afrontar situaciones comprometidas de esta figura servil y apocada está obligado a interpretar, en los escritos que mostramos a continuación, quién es en realidad" Luis Abinader:
La esperanza de que un nuevo gobierno será mejor es lo que nos condena a vivir de decepción en decepción. No terminamos de comprender que, con el ejemplo peledeísta, debería bastar para saber que en este país NUNCA, NUNCA habrá un gobierno decente. ¿Por qué lo decimos? Porque el PLD fue un partido único en América y en el resto del mundo. El PLD formaba cuadros; producía líderes con suficientes conocimientos en finanzas, organización, políticas públicas y disciplina. Desgraciadamente, no formaba en honestidad, ni en integridad, ni en decencia, ni en seriedad; y no podía hacerlo porque los peledeístas son dominicanos, no son los suizos que aparentaron ser mientras Juan Bosch los instruía y supervisaba. Los valores no se aprenden en escuela política; se aprenden en el hogar cuando este está regido por padres excepcionales, y esa virtud ha sido siempre escasa en una nación fundada en la traición, la mentira, el escalamiento y el saqueo.

Si esa casta de delincuentes no supo honrar las virtudes de su líder, ¿qué se puede esperar de los integrantes de los demás partidos, nacidos de una sociedad viciada por la baja pequeña burguesía, incapaces incluso de leer y escribir correctamente? ¿Qué se puede esperar de un país conformado por tígueres, desde el más encumbrado oligarca hasta el más miserable indigente?

Fin...

Ing. Nemen Hazim Bassa
Santo Domingo, República Dominicana
29 de septiembre de 2025