RD$57.5 millones (más de un millón de dólares) invirtió el gobierno dominicano para que la OEA se disculpara por un crimen que no cometió |
El presidente dominicano no se debe atosigar. Sus asesores deben tener presente que pensar y actuar correctamente son virtudes ajenas a él. Hay que ser muy sinvergüenza para buscar pose de patriota con un discurso de nacionalismo barato, reclamando que la OEA pida perdón por validar la invasión de Estados Unidos a República Dominicana en 1965 cuando hace apenas horas había decretado tres días de duelo por la muerte de Antonio Imbert, el traidor que por orden del imperio se prestó a derrocar a Bosch y que dos años más tarde sería hecho presidente, por las tropas invasoras yanquis, de la facción entreguista contra la que luchó Caamaño.
«El canciller dominicano insistió en la solicitud a la Organización de Estados Americanos (OEA) de pedir disculpas al país a través de una resolución por el apoyo brindado a Estados Unidos en la invasión ocurrida en 1965. “Se hace necesario para el pueblo dominicano cerrar este capítulo y muy bien le corresponde a la OEA colaborar en este sentido...”».
Las palabras de Danilo Medina y su canciller son simulación, teatro y bravuconería de barrio, recursos con los que el peledeísmo perverso mancilla la dignidad del pueblo dominicano.