La deformación social: problema viejo y muy nuestro (I de III). ¿Puede alguien sentirse orgulloso de la mediocridad, la falta de integridad y las ejecuciones de nuestros congresistas? ¿Se convierten en paradigma de bien la arrogancia, la prepotencia y el desprecio a sus pares que manifiesta el jefe de la iglesia católica? |
¿Hemos sido dirigidos, los dominicanos, por líderes con formación (y vocación) para estructurar una sociedad que sobre sus pies ejerza las actividades propias del desarrollo y la civilización? ¿Ha habido en la vida republicana, e incluso antes de que ejerciéramos la soberanía, algún proceso histórico que no esté marcado por la fuerza, la indolencia, el entreguismo y el enriquecimiento ilícito?
¿Ha existido continuidad, en el crecimiento orgánico como nación, del desarrollo natural social que debe experimentar todo pueblo para alcanzar el nivel necesario de pensamiento crítico y un estado de bienestar mínimo que sean comunes a todos los integrantes de la sociedad?