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[III de IX] Cómo se convirtieron en tiranos, una serie documental de Netflix que retrata de cuerpo entero al tirano mayor - Etapa inicial de la consolidación de la tiranía mundial...

Roosevelt modificó la política exterior de Estados Unidos apelando al Gran Garrote, "postulado" que retomaba los argumentos de la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto, que de nuevo sólo tendría la claridad que la palabra "garrote" le impregna a las acciones que definen el comportamiento de EE. UU. en el contexto externo y la oficialidad del carácter tiránico

Antesala de la consolidación de la tiranía mundial. Las garras del naciente poder imperial sobre América latina...
Benjamin Harrison, en el inicio del período de consolidación, quiso imponer a los gobiernos de Latinoamérica una "Unión Aduanera y un plan para el arbitraje obligatorio de todas las disputas territoriales que se presentaran". Aunque fracasó, Washington logró crear la "Unión Internacional de Estados Americanos" (luego "Unión Panamericana"), cuya Secretaría Ejecutiva quedó asentada en los predios de la Casa Blanca, supeditada a los lineamientos del Departamento de Estado de EE. UU.

Con Grover Cleveland inició el tirano mayor su intervención financiera en República Dominicana. Para ello, «el Senado estadounidense había ratificado un asimétrico acuerdo de “reciprocidad comercial” firmado por la Casa Blanca con la dictadura del general Ulises “Lilís” Heureaux».

En Cuba, la tiranía mayor, con Cleveland como figura máxima, «ordenó la incautación de las armas y municiones adquiridas por el Partido Revolucionario Cubano (fundado por José Martí y Máximo Gómez en 1891) para el desarrollo del Plan de la Fernandina, dirigido a lograr la independencia de Cuba y promover la de Puerto Rico frente al coloniaje español». Como lo anterior no pudo impedir que el 24 de febrero de 1895 reiniciara la lucha independentista del pueblo cubano, «las autoridades estadounidenses reiteraron su “política de neutralidad”, absolutamente favorable a España».

José Martí: «Jamás hubo en América, de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder… De la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia».

Nicaragua, Panamá, Chile, Honduras, Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia, Perú, Haití, Bolivia, México, Venezuela, Uruguay y Paraguay sufrirían los embates de un imperialismo fortalecido, hambriento, que buscaba a toda costa despojar, dictar reglas, sancionar o sojuzgar. Muchas de estas naciones serían intervenidas (en innumerables ocasiones muchas de ellas) por los Estados Unidos con los manoseados pretextos de “defender sus intereses, proteger el comercio y sus naves” y fungir de árbitros -sin ser requeridos-, lo que en todas partes se conoce como entrometimiento, injerencia, intrusión, impertinencia. Esa práctica se ha mantenido invariable hasta el día de hoy.

William McKinley, sin que lo supiera el Consejo de Gobierno y el victorioso Ejército Libertador cubano, "comenzó a preparar las condiciones políticas y militares con vistas a declararle la guerra a España y proceder a la anexión de los archipiélagos de Filipinas, Cuba y Puerto Rico". Con relación a Puerto Rico, se debían “emplear medios relativamente suaves”, pero lo pertinente a Cuba era ignominioso: EE. UU. propició un "sistemático exterminio de la población civil cubana y, en especial, de las fuerzas del Ejército Libertador", al que debía asignársele “las empresas peligrosas y desesperadas” en la lucha contra los colonizadores españoles. Con tan ruin estrategia, "el gobierno estadounidense mantuvo un férreo bloqueo de medicinas y alimentos que, en lo fundamental, más que a las autoridades coloniales españolas, afectaba al pueblo cubano" (exactamente lo mismo que ha venido haciendo hasta ahora). La explosión "accidental" del acorazado Maine en Cuba dio inicio a la guerra hispano-estadounidense. Ese fue el pretexto que sirvió al tirano mayor para declararle la guerra a España y ocupar a Cuba. En pocos meses España, la decadente España, perdió sus últimas colonias y Estados Unidos pasaría a convertirse en el dueño y señor del Caribe. Con el Tratado de París España firmaba su rendición y cedía a Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam a EE. UU. "El Imperio español se disolvió y Washington comenzó su intervencionismo en el Caribe para convertirse en la gran potencia militar del siglo XX".
Enmienda Platt - Impuesta por EE. UU. como parte del texto de la primera Constitución de Cuba, elaborada por la Asamblea Constituyente de 1901, bajo la amenaza de que, si Cuba no la aceptaba, seguiría militarmente ocupada

Después de desarmar al Ejército Libertador de Cuba y "bajo el chantaje de mantener la ocupación militar de la isla, el presidente William McKinley impuso, como un apéndice a la Constitución de Cuba, la Enmienda Platt", condición sine qua non para permitir a Cuba una independencia emasculada.

Theodore Roosevelt, sucesor de Mckinley (asesinado el 5 de septiembre de 1901 mientras daba un discurso en la Exposición Panamericana que tuvo lugar en Buffalo, Nueva York, con el que planeaba negociar acuerdos comerciales recíprocos con otros países), ordenó a la Marina estadounidense impedir en Panamá el desembarco de las tropas colombianas que buscaban restablecer su soberanía sobre el istmo, lo que facilitó a la Casa Blanca «negociar con la oligarquía de esa naciente “semirrepública” un tratado por medio del cual Estados Unidos obtuvo el control absoluto sobre la llamada “Zona del Canal de Panamá”». Como en Cuba, Estados Unidos incluyó cláusulas en la Constitución panameña, entre ellas, el derecho a la intervención militar en los asuntos internos panameños y la veda al gobierno para solicitar préstamos a otros países sin la autorización previa del gobierno estadounidense.

Roosevelt modificó la política exterior de Estados Unidos apelando al ‘Gran Garrote’ ("postulado" que retomaba los argumentos de la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto, que de nuevo sólo tendría la oficialidad del carácter tiránico). «Lo único que EE. UU. desea es ver que los Estados vecinos sean estables, ordenados y prósperos. Cualquier país cuyo pueblo se conduce debidamente puede contar con nuestra amistad sincera. Si una nación demuestra que sabe actuar con eficiencia razonable y con correcciones en cuestiones sociales y políticas, si mantiene el orden y paga sus obligaciones, no debe temer la interferencia de los Estados Unidos». El coralario justificaba la ocupación por parte de la tiranía mayor de los países latinoamericanos que no pudieran pagar las deudas contraídas con países europeos, para, de esa manera, "evitar una posible intervención de esos países" y «fortalecer la seguridad de "América"».

Tropas estadounidenses ocuparon República Dominicana y obligaron, primero al presidente Carlos Morales Languasco, y luego a Ramón Cáceres (que había sucedido a Languasco), a aceptar lo que se dio a conocer como “intervención financiera”.

La nación caribeña sería invadida de nuevo en dos ocasiones: la primera, con el pretexto de acabar con el desorden institucional que provocó sucesivos derrocamientos de gobiernos, y, la segunda, bajo el argumento de la "deuda externa", que nunca fue la causa real pero sirvió para el ejercicio tiránico, la obtención de beneficios económicos y el aniquilamiento de un movimiento patriótico integrado por “gavilleros”, vocablo despectivo que se usó para degradar a los valientes dominicanos que se sublevaron contra los invasores yanquis.

Frei Betto: «Los yanquis harán de todo para que nuestro continente vuelva a ser el patio de fondo de ellos... Cuanto más puedan desestabilizar a los gobiernos progresistas de América Latina, más lo harán. Estados Unidos no ha invadido a Cuba con tropas convencionales porque una potencia bélica es capaz de ocupar un país y derribar su gobierno, pero no de derrotar a su pueblo. Los estadounidenses aprendieron esa lección dolorosamente en Vietnam, de donde fueron expulsados por un pueblo campesino»

Posteriormente, 34,000 efectivos de Estados Unidos se alinearon en la frontera con México y sus buques de guerra incursionaron en las costas mexicanas con el propósito de presionar al gobierno de Francisco Madero para que abandonara los compromisos con la Revolución mexicana de 1910 y las negociaciones con empresas privadas británicas y japonesas. Se aplicaba la "diplomacia del dólar", modelo de política exterior de la tiranía mayor que ahora ponía en práctica William Taft y perseguía el dominio de EE. UU. sobre varios países de América Latina y Asia Central por medio de la garantía que ofrecía su poder económico en "créditos a largo plazo e inversiones". Impedía, además, que inversionistas “extra continentales” pusieran en “peligro” los intereses de las empresas estadounidenses en su “esfera de influencia”.

Consulta: Agresiones históricas de Estados Unidos/Luis Suárez Salazar [LSS] .

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Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
28 de junio de 2022