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[Completo] Cómo se convirtieron en tiranos, una serie documental de Netflix que retrata de cuerpo entero al tirano mayor

Aún lográndose acuerdos que pongan fin a la crítica situación geopolítica actual, no hay forma de frenar la Segunda Guerra Fría, que inició en el más gélido ambiente del golpe de Estado perpetrado por la tiranía mayor en 2014 en Ucrania -cuyos ciudadanos podrían morir todos y a Estados Unidos le importaría un bledo- y ha comenzado a calentarse con las llamas que significan la propia Ucrania, Taiwán y Kaliningrado. Sólo con reconocer las bellaquerías que comete, la pérdida de su poder hegemónico y la aparición de dos nuevas supernaciones -que proporcionan equilibrio al orden internacional-, puede el imperio del mal poner punto final a tan aciago momento; de lo contrario, el día final dejará de ser un celuloide o el clisé favorito de los oportunistas religiosos en busca de siervos

Cómo Estados Unidos, por vía de Netflix, uno de sus más importantes medios de propaganda imperialista, pasa a representar la mayor tiranía que conoce la humanidad...
Pasos fundamentales para una tiranía...
El productor y narrador de «Cómo se convirtieron en tiranos», Peter Dinklage -conocido por interpretar a Tyrion Lannister en “Juego de Tronos”-, comienza la irónica serie documental hablando acerca del poder absoluto y cómo obtenerlo para gobernar con mano de hierro. Analiza, aunque de manera superficial, a algunos de los dictadores más conocidos de los últimos 100 años (lógicamente bajo la narrativa del capitalismo, cuyos medios controlan los gobiernos que facilitan las grandes fortunas a oligarcas y burgueses).

Es bueno recordar que la serie es una producción norteamericana que transmite Netflix, Inc., una empresa también norteamericana que divulga "obras audiovisuales, desde la creación o adquisición del producto hasta su difusión mundial", por lo que todo lo que en ella se muestra margina, ingenua o desvergonzadamente, al tirano mayor.

Durante el desarrollo, recurre a dictadores que han jugado un papel preponderante, desde Adolf Hitler y Joseph Stalin, Duvalier y la dinastía Kim, hasta llegar a Sadam Hussein y Muamar el Gadafi. Bajo su óptica, podemos decir que, en el decurso de su narración, olvidó mencionar a ese tirano mayor que cumple a la perfección con los seis pasos que él estipula como imprescindibles, y que, en 1776 -año en el que su progenitora, vil por demás, lo engendró-, inició el proceso de tiranizar al mundo (no a una nación en particular como han hecho los dictadores de referencia).

Esos pasos fundamentales para que un gobernante se convierta en tirano, según Dinklage, se concentran en los siguientes tópicos: conquistar el poder ("si te interesa la tiranía, debes saber que hay reglas"), acabar con los rivales ("para mantenerte en la cima, es necesario que te cuides la espalda"), gobernar mediante el miedo ("para someter a la población, debes sembrar el terror"), controlar la verdad (para hacerlo, "debes centrarte en la propaganda, la desinformación y la censura"), crear una sociedad nueva ("debes anular la libertad de expresión y el derecho de asamblea y reprimir las libertades civiles") y gobernar para siempre ("tienes que, necesariamente, proclamarte un dios").

Con el auxilio de colaboradores, la producción plantea que "la tiranía es el gobierno de las personas que quieren resultados", sustentándose en los "tiempos difíciles" que acompañan a todas las sociedades y provocan «cierta atracción por alguien que aparece, encuentra su momento y dice: "sólo yo puedo arreglarlo todo"».

¿QUÉ ES UNA DICTADURA? Una dictadura es un sistema de gobierno donde el poder se ejerce autoritariamente por una persona o un grupo de personas, ya sea que se desarrolle en un país, una región o en todo el mundo. Los tiranos no respetan leyes ni controles (el presidente de Estados Unidos, el Pentágono, la CIA y los oligarcas yanquis, dueños de las fábricas de armas y de los emporios de la comunicación). En las dictaduras no se permite el pluralismo político [¿permite Estados Unidos la pluralidad política en el mundo, o ha podido algún país "no democrático" (socialista o comunista) vivir en paz y orden sin la intromisión de su presidente, del Pentágono, de la CIA y de los medios de comunicación oligárquicos (que son los que verdaderamente rigen el imperio del mal)?]. Además, las dictaduras vulneran, mediante el control autoritario, los derechos y libertades civiles [¿no es eso lo que hace Estados Unidos con sus más de 800 bases militares en todo el mundo y los bombardeos, las infinitas invasiones y los interminables golpes de Estado?].

"Los tiranos tienen una especie de confianza megalómana en sus propias habilidades". Se consideran liberadores de todos los sufrimientos y "están convencidos de que sólo ellos pueden salvar al mundo y hacer de él un mejor lugar". Cuando Kim Il-sung nació, "una nueva estrella iluminó el cielo... y el invierno se convirtió en primavera", Sadam Hussein dijo que "fue elegido por Dios para gobernar Irak para siempre"; Francois Duvalier afirmó que él "era un ser eterno"; Adolf Hitler encontró su fuente en «las trincheras sangrientas de la primera Guerra Mundial, cuando en pleno combate una voz extraña le dijo "muévete"»...

"El dictador potencial suele ser narcisista. Se considera el centro del universo y piensa que todo debe suceder según su voluntad. Busca a quien culpar y se presenta como el único salvador. Se cree líder que representa a su pueblo frente a las minorías o amenazas externas. Todo tirano necesita un organizador; un experto que le ayude a expandir su movimiento de forma eficiente. Necesita un militar despiadado que haga cumplir los caprichos por medio de la fuerza, un asistente confiable para organizar su agenda, un héroe condecorado que ayude a impresionar las élites adineradas y un jefe de propaganda que controle las informaciones y dé rienda suelta a la insistencia y la repetición".

Los párrafos anteriores muestran, bajo la perspectiva del productor, de Netflix y del pentagonismo, los requerimientos más importantes para que surja un tirano, y las características básicas que este debe exhibir. Veamos, a partir de este momento, al tirano mayor, ese que concentra cada uno de los "atributos" que han sido adjudicados a Hitler, Stalin, Duvalier, Mussolini, Sadam, o a ese gran aliado del anticomunismo que en América expandió sus tentáculos más allá de las fronteras naturales que le ofrecía su propia República Dominicana: Rafael Trujillo. Pero antes, debemos reseñar, primero, que no todos los países están formados ni educados ni preparados para convivir en democracia (modalidad de gobierno que se arroga el capitalismo para favorecer a burgueses y oligarcas en las decisiones estratégicas relacionadas con lo político, lo económico y lo financiero), y, segundo, que muchos de esos dictadores (que hacen papel estelar en la serie) brindaron a sus sojuzgados pueblos una mejor calidad de vida que gran cantidad de "demócratas" de pacotilla que han servido únicamente para postrarse ante los intereses del capital.

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Esta gráfica no muestra un virus; tampoco su propagación por el mundo. Recoge la infraestructura militar y la soldadesca del tirano mayor en todo el planeta Tierra...
Si lo que sigue no es tiranía, no es dictadura, no es despotismo, no es autoritarismo, no es satrapía... entonces, ¿qué es?
¿No está Estados Unidos de "América" usurpando, desde 1776, el nombre que por derecho corresponde a todas las naciones del continente americano, desde Argentina y Chile hasta Canadá?

«EE. UU. debe ser considerado el nido desde el cual toda América habrá de ser poblada. Sólo temo que [los españoles] resulten demasiado débiles para mantener [a los otros países de América] sujetos hasta que nuestra población haya crecido lo suficiente para írselos arrebatando pedazo a pedazo». (Thomas Jefferson).

«Podemos esperar que dentro de poco tiempo EE. UU. se convierta en el árbitro de Europa en América, pudiendo inclinar la balanza de las luchas europeas, en esta parte del mundo, de acuerdo con lo que dicten nuestros intereses». (Alexander Hamilton).

«La gente de Kentucky está llena de ansias de empresa y aunque no es pobre, siente la misma avidez de saqueo que dominó a los romanos en sus mejores tiempos. México centellea ante nuestros ojos. Lo único que esperamos es ser dueños del mundo». (John Adams).

Simón Bolívar: «Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad» - «Recomiendo a Usted [Santander] que haga tener la mayor vigilancia sobre esos americanos que frecuentan las costas: son capaces de vender a Colombia por un real».

«La existencia de un pueblo negro en armas [Haití] es un espectáculo horrible para las naciones blancas». (James Madison).

«Cualquier intervención europea en los destinos de los países americanos será considerada un agravio directo a los Estados Unidos, que ameritaría una respuesta inmediata y contundente... Dios eligió a los Estados Unidos para ser una potencia política y económica, una "nación superior"». (James Monroe). ¿«América para los americanos» no significa realmente América para los estadounidenses?


«Toda la nación Cherokee debe ser exterminada... y lo mejor sería acabar con las mujeres indias para que no se reproduzcan». Su odio hacia los nativos lo llevó a «cazarlos como venados». Para él no eran personas; eran «perros salvajes», como solía afirmar. Alardeaba de haber conservado siempre «el cuchillo de escarpar a aquellos indios a los que había matado». (Andrew Jackson).

«Es un derecho del pueblo estadounidense pescar donde le dé la gana». (Andrew Jackson). Vil expresión a la que apelaron los dueños del mundo ante el derecho de las autoridades argentinas a ejercer la soberanía sobre la isla Soledad.

«Las conquistas y la expansión son compatibles con las instituciones de Estados Unidos; la adquisición de ciertas posesiones en el Hemisferio Occidental que “aún no están bajo la bandera norteamericana son sumamente importantes para la seguridad nacional...”». (Franklin Pierce).

«Los Estados Unidos no admitirán [aunque lo deseen sus autoridades] la transferencia del estado de Yucatán a ninguna potencia europea». (James K. Polk). Sentencia dictatorial emitida por los amos del mundo ante la imposibilidad de apropiárselo y las demandas de protección que habían presentado los yucatecos a Inglaterra y Francia.

«Estados Unidos asegura su “derecho de tránsito, sin costo alguno, por cualquier parte del territorio nicaragüense”». (James Buchanan).

«Exigimos al gobierno nacionalista paraguayo aceptar un tratado de libre navegación por los ríos Paraná y Paraguay». (James Buchanan).

José Martí: «Estoy en peligro de dar mi vida por mi país, y mi deber -puesto que lo entiendo y tengo fuerzas para realizarlo- es impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que los Estados Unidos se extiendan por las Antillas y caigan sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso... Viví en el monstruo y le conozco las entrañas, y mi honda es la de David».

«Estados Unidos representa la última mejor esperanza en la tierra, y por ello no puede esconderse en tiempos de conflicto y dejar que la historia evolucione por sí sola». (Abraham Lincoln).

«EE. UU. no consiente que ninguna nación europea pueda ejercer el dominio del canal de Panamá debido a que esa vía interoceánica “es parte de la línea costera de Estados Unidos”». (Rotherford B. Hayes, arrogándose la "divinidad que le había sido otorgada por Dios" para proclamar este "corolario a la Doctrina Monroe").

Desde sus inicios, el tirano mayor dejó ver, muy claramente, sus intenciones de ejercer la primera dictadura de carácter mundial que registra la Historia. Desmedido y vil ha sido el trabajo realizado en ese sentido, que inició con el exterminio de los indígenas norteamericanos y el despojo a México de más de la mitad de su territorio; continuó con el desmembramiento de la Gran Colombia y la usurpación del canal de Panamá; prosiguió con las constantes intervenciones en cada rincón latinoamericano con el acostumbrado cliché de "salvar vidas y proteger intereses norteamericanos"; y, en las postrimerías del siglo XIX y los años comprendidos entre las dos guerras mundiales que la humanidad vio desfilar en el siglo XX, emprendió la etapa de consolidación.

Consulta: Agresiones históricas de Estados Unidos/Luis Suárez Salazar [LSS].

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Antesala de la consolidación de la tiranía mundial. Las garras del naciente poder imperial sobre América latina...
Benjamin Harrison, en el inicio del período de consolidación, quiso imponer a los gobiernos de Latinoamérica una "Unión Aduanera y un plan para el arbitraje obligatorio de todas las disputas territoriales que se presentaran". Aunque fracasó, Washington logró crear la "Unión Internacional de Estados Americanos" (luego "Unión Panamericana"), cuya Secretaría Ejecutiva quedó asentada en los predios de la Casa Blanca, supeditada a los lineamientos del Departamento de Estado de EE. UU.

Con Grover Cleveland inició el tirano mayor su intervención financiera en República Dominicana. Para ello, «el Senado estadounidense había ratificado un asimétrico acuerdo de “reciprocidad comercial” firmado por la Casa Blanca con la dictadura del general Ulises “Lilís” Heureaux».

En Cuba, la tiranía mayor, con Cleveland como figura máxima, «ordenó la incautación de las armas y municiones adquiridas por el Partido Revolucionario Cubano (fundado por José Martí y Máximo Gómez en 1891) para el desarrollo del Plan de la Fernandina, dirigido a lograr la independencia de Cuba y promover la de Puerto Rico frente al coloniaje español». Como lo anterior no pudo impedir que el 24 de febrero de 1895 reiniciara la lucha independentista del pueblo cubano, «las autoridades estadounidenses reiteraron su “política de neutralidad”, absolutamente favorable a España».

José Martí: «Jamás hubo en América, de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder… De la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia».

Nicaragua, Panamá, Chile, Honduras, Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia, Perú, Haití, Bolivia, México, Venezuela, Uruguay y Paraguay sufrirían los embates de un imperialismo fortalecido, hambriento, que buscaba a toda costa despojar, dictar reglas, sancionar o sojuzgar. Muchas de estas naciones serían intervenidas (en innumerables ocasiones muchas de ellas) por los Estados Unidos con los manoseados pretextos de “defender sus intereses, proteger el comercio y sus naves” y fungir de árbitros -sin ser requeridos-, lo que en todas partes se conoce como entrometimiento, injerencia, intrusión, impertinencia. Esa práctica se ha mantenido invariable hasta el día de hoy.

William McKinley, sin que lo supiera el Consejo de Gobierno y el victorioso Ejército Libertador cubano, "comenzó a preparar las condiciones políticas y militares con vistas a declararle la guerra a España y proceder a la anexión de los archipiélagos de Filipinas, Cuba y Puerto Rico". Con relación a Puerto Rico, se debían “emplear medios relativamente suaves”, pero lo pertinente a Cuba era ignominioso: EE. UU. propició un "sistemático exterminio de la población civil cubana y, en especial, de las fuerzas del Ejército Libertador", al que debía asignársele “las empresas peligrosas y desesperadas” en la lucha contra los colonizadores españoles. Con tan ruin estrategia, "el gobierno estadounidense mantuvo un férreo bloqueo de medicinas y alimentos que, en lo fundamental, más que a las autoridades coloniales españolas, afectaba al pueblo cubano" (exactamente lo mismo que ha venido haciendo hasta ahora). La explosión "accidental" del acorazado Maine en Cuba dio inicio a la guerra hispano-estadounidense. Ese fue el pretexto que sirvió al tirano mayor para declararle la guerra a España y ocupar a Cuba. En pocos meses España, la decadente España, perdió sus últimas colonias y Estados Unidos pasaría a convertirse en el dueño y señor del Caribe. Con el Tratado de París España firmaba su rendición y cedía a Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam a EE. UU. "El Imperio español se disolvió y Washington comenzó su intervencionismo en el Caribe para convertirse en la gran potencia militar del siglo XX".
Enmienda Platt - Impuesta por EE. UU. como parte del texto de la primera Constitución de Cuba, elaborada por la Asamblea Constituyente de 1901, bajo la amenaza de que, si Cuba no la aceptaba, seguiría militarmente ocupada

Después de desarmar al Ejército Libertador de Cuba y "bajo el chantaje de mantener la ocupación militar de la isla, el presidente William McKinley impuso, como un apéndice a la Constitución de Cuba, la Enmienda Platt", condición sine qua non para permitir a Cuba una independencia emasculada.

Theodore Roosevelt, sucesor de Mckinley (asesinado el 5 de septiembre de 1901 mientras daba un discurso en la Exposición Panamericana que tuvo lugar en Buffalo, Nueva York, con el que planeaba negociar acuerdos comerciales recíprocos con otros países), ordenó a la Marina estadounidense impedir en Panamá el desembarco de las tropas colombianas que buscaban restablecer su soberanía sobre el istmo, lo que facilitó a la Casa Blanca «negociar con la oligarquía de esa naciente “semirrepública” un tratado por medio del cual Estados Unidos obtuvo el control absoluto sobre la llamada “Zona del Canal de Panamá”». Como en Cuba, Estados Unidos incluyó cláusulas en la Constitución panameña, entre ellas, el derecho a la intervención militar en los asuntos internos panameños y la veda al gobierno para solicitar préstamos a otros países sin la autorización previa del gobierno estadounidense.

Roosevelt modificó la política exterior de Estados Unidos apelando al ‘Gran Garrote’ ("postulado" que retomaba los argumentos de la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto, que de nuevo sólo tendría la oficialidad del carácter tiránico). «Lo único que EE. UU. desea es ver que los Estados vecinos sean estables, ordenados y prósperos. Cualquier país cuyo pueblo se conduce debidamente puede contar con nuestra amistad sincera. Si una nación demuestra que sabe actuar con eficiencia razonable y con correcciones en cuestiones sociales y políticas, si mantiene el orden y paga sus obligaciones, no debe temer la interferencia de los Estados Unidos». El coralario justificaba la ocupación por parte de la tiranía mayor de los países latinoamericanos que no pudieran pagar las deudas contraídas con países europeos, para, de esa manera, "evitar una posible intervención de esos países" y «fortalecer la seguridad de "América"».

Tropas estadounidenses ocuparon República Dominicana y obligaron, primero al presidente Carlos Morales Languasco, y luego a Ramón Cáceres (que había sucedido a Languasco), a aceptar lo que se dio a conocer como “intervención financiera”.

La nación caribeña sería invadida de nuevo en dos ocasiones: la primera, con el pretexto de acabar con el desorden institucional que provocó sucesivos derrocamientos de gobiernos, y, la segunda, bajo el argumento de la "deuda externa", que nunca fue la causa real pero sirvió para el ejercicio tiránico, la obtención de beneficios económicos y el aniquilamiento de un movimiento patriótico integrado por “gavilleros”, vocablo despectivo que se usó para degradar a los valientes dominicanos que se sublevaron contra los invasores yanquis.

Frei Betto: «Los yanquis harán de todo para que nuestro continente vuelva a ser el patio de fondo de ellos... Cuanto más puedan desestabilizar a los gobiernos progresistas de América Latina, más lo harán. Estados Unidos no ha invadido a Cuba con tropas convencionales porque una potencia bélica es capaz de ocupar un país y derribar su gobierno, pero no de derrotar a su pueblo. Los estadounidenses aprendieron esa lección dolorosamente en Vietnam, de donde fueron expulsados por un pueblo campesino»

Posteriormente, 34,000 efectivos de Estados Unidos se alinearon en la frontera con México y sus buques de guerra incursionaron en las costas mexicanas con el propósito de presionar al gobierno de Francisco Madero para que abandonara los compromisos con la Revolución mexicana de 1910 y las negociaciones con empresas privadas británicas y japonesas. Se aplicaba la "diplomacia del dólar", modelo de política exterior de la tiranía mayor que ahora ponía en práctica William Taft y perseguía el dominio de EE. UU. sobre varios países de América Latina y Asia Central por medio de la garantía que ofrecía su poder económico en "créditos a largo plazo e inversiones". Impedía, además, que inversionistas “extra continentales” pusieran en “peligro” los intereses de las empresas estadounidenses en su “esfera de influencia”.

Consulta: Agresiones históricas de Estados Unidos/Luis Suárez Salazar [LSS] .

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Theodore Roosevelt y su doctrina del "Gran Garrote" que define a la perfección al tirano mayor
Primera Guerra Mundial: asentamiento de la tiranía mundial. Nacimiento del más poderoso imperio...
Estados Unidos, bajo la autoridad de Woodrow Wilson -sucesor de William Howard Taft-, ocupa Haití, recurriendo a la vulgar mentira de "garantizar sus intereses", recurso al que había apelado, y continúa haciéndolo, en infinitas ocasiones, no sólo en todos los rincones de América sino, en todo el mundo. Las razones hechas públicas, además de limitar la influencia alemana y las supuestas intenciones del Káiser Guillermo II de invadir Haití, serían idénticas a las esgrimidas para la intromisión en los asuntos internos de la República Dominicana, que quedaría sometida al régimen de terror instaurado por la tiranía mayor hasta el 1925. Mientras, Haití continuaría bajo el yugo opresor hasta 1934.

El 28 de julio de 1914 había iniciado la Primera Guerra Mundial (o Gran Guerra, como se conoció originalmente). Sus raíces podemos encontrarlas en la militarización y expansión de los imperios coloniales y las alianzas que existían para la época entre países europeos: por un lado, la "Triple Entente", también conocida como los "Aliados", conformada por Gran Bretaña, Francia y Rusia, y, por el otro, la "Triple Alianza", integrada por Alemania, el Imperio austrohúngaro e Italia. La chispa que se necesitaba para que entre ambas coaliciones comenzara una guerra de proporciones insospechadas la aportó el asesinato del archiduque Francisco Fernando -heredero al trono de Austria-Hungría- por parte de Gavrilo Princip, un miembro serbio bosnio de la Joven Bosnia (movimiento revolucionario fundado por estudiantes en la Provincia imperial de Bosnia y Herzegovina) que luchaba para poner punto final al dominio austrohúngaro.

Martin Luther King (asesinado por las armas que la tiranía mayor no prohíbe, pues sirven de sostén a la "democracia norteamericana"; con ellas se dan los golpes de Estado, se evita la interrupción del "proceso democrático" y se eliminan los grandes hombres que Estados Unidos ha parido): «Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivan un día en una nación en la que no sean juzgados por el color de su piel, sino por la naturaleza de su carácter. Tengo un sueño, un solo sueño: seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas».

Estados Unidos se incorpora a la Gran Guerra tres años después de iniciada, poniendo su industria y mano de obra al servicio del conflicto contra Alemania y sus aliados de la Triple Alianza, lo que sirvió para que la nación se convirtiera en el país más rico y desarrollado del mundo. Más de cuatro millones de estadounidenses, la mayoría sin preparación para la guerra, lucharon junto a las tropas británicas y francesas, las que, sobre la marcha, fungieron como sus instructores. En América, Woodrow Wilson presionaba a los gobiernos para que "declararan la guerra o rompieran sus vínculos con las llamadas Potencias Centrales y en particular con Alemania".

En ese tenor, para lograr la anexión de Puerto Rico (bajo la Ley Jones), Estados Unidos "impuso la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños". Con relación a México, el tirano mayor ocupó varios de sus puertos con el pretexto de “defenderlos de las incursiones de los submarinos alemanes”. Según Jennifer Keene, de la Universidad de Chapman, California, la Primera Guerra Mundial "fue claramente el punto de inflexión para que EE. UU. desarrollara un nuevo papel en el mundo".

Costa Rica, Panamá, México, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Bolivia seguirían bajo los embates de la peor tiranía que ha sufrido la humanidad; todo lo que en términos políticos, sociales y económicos pudiese ser ventilado por alguna de estas naciones (y las que restan de América, no mencionadas en esta oportunidad) quedaba sujeto a los intereses y dictámenes del nuevo imperio (que vería la luz con el fin de la Primera Guerra Mundial). Haití, por su parte, permanecía de rodillas ante las tropas norteamericanas.

No hubo una sola nación en América que quedara libre de los tentáculos de la mayor tiranía que ha conocido la humanidad

En la República Dominicana, Estados Unidos imponía la "Convención de 1924": el tirano mayor retenía el derecho de designar el Receptor General de Aduanas, la facultad de brindar a sus funcionarios la protección necesaria para el cumplimiento de sus deberes y prohibía al gobierno dominicano la modificación de los aranceles de importación sin su consentimiento. Su ocupación dejaría como legado al segundo más temible de los dictadores que ha dado América: Rafael Leónidas Trujillo, quien, con un golpe de Estado santificado por Washington, se había alzado con el poder.

«Gracias a una mañosa enmienda propuesta por el presidente Woodrow Wilson durante la Conferencia de Paz efectuada en París, y pese a la resistencia de diversos gobiernos latinoamericanos, en el artículo 21 de los Estatutos de la naciente Liga de las Naciones se “santificó” la supuesta congruencia de la Doctrina Monroe con el Derecho Internacional Público. Igualmente, como parte de su “guerra no declarada” contra México, Wilson consiguió que el gobierno de ese país fuera excluido de esa organización internacional».

Raúl Castro: «El gobierno de los Estados Unidos declaró hace pocos meses y sin el menor recato, la total vigencia de la Doctrina Monroe, que se resume en la frase "América para los americanos" —naturalmente, los del Norte—, la cual reserva a las naciones latinoamericanas y caribeñas un estatus de dependencia y sumisión a los intereses imperiales. Así lo demuestran sus acciones agresivas e intervencionistas, el despliegue de fuerzas militares y la búsqueda incesante de nuevas bases en la región... La historia ha demostrado que ¡sí se pudo, sí se puede y siempre se podrá!».

Cuba sufriría un golpe de Estado orquestado por Washington y Fulgencio Batista. Se anularía la Enmienda Platt, pero a la vez se obligaba al nuevo gobierno a aceptar, mediante un nuevo tratado, y de manera indefinida, la ocupación de Guantánamo, provincia cubana donde EE. UU. mantiene una base naval, violando desvergonzadamente la soberanía de la patria de Martí.

Nicaragua sufriría el asesinato de Augusto César Sandino -uno de sus grandes hombres, luchador antiimperialista y defensor incansable de la libertad y la justicia social-, perpetrado por el general Anastasio Somoza García, entonces Jefe de la Guardia Nacional formada por Estados Unidos, que ulteriormente respaldaría el golpe de Estado que dio inicio a una de las «“dictaduras dinásticas” más terroríficas y odiadas de América Latina y el Caribe»; Haití culminaba, en papeles, la horrible ocupación, que en la práctica se alargaría indefinidamente disfrazada de “intervención financiera”; en Puerto Rico, los independentistas pagaban con sangre su lucha por liberarse del tirano mayor.

Consulta: Agresiones históricas de Estados Unidos/Luis Suárez Salazar [LSS] .

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Segunda Guerra Mundial: consolidación del más poderoso imperio...
Afiche propagandístico que buscaba que los "americanos" se enlistaran en el ejército para la Primera Guerra Mundial

Mantenerse al margen de la Primera Guerra Mundial le facilitó la reelección al presidente Woodrow Wilson; no obstante, cinco meses después, llamaría a los norteamericanos a combatir en el conflicto bélico. “El mundo debe ponerse a salvo para la democracia. No tenemos fines egoístas que servir. No queremos conquistar ni dominar”, diría. En la contienda, Estados Unidos perdió cerca de 120,000 soldados (casi 10 millones de personas, soldados y civiles, murieron), y su participación fue decisiva para la victoria de los aliados gracias al aporte en armas y efectivos; de la conflagración salió convertido en potencia mundial y pieza fundamental dentro del sistema internacional.

El Tratado de Versalles puso fin a la guerra; Alemania fue obligada a indemnizar, con una enorme suma de dinero -por los daños que causó-, a los países contra los que luchó (lo que se tradujo en mucha pobreza), y a despojarse de armamento y territorio; se le permitió, bajo ciertas normas, la conformación de un ejército muy limitado. Todas estas medidas provocaron una gran humillación a su pueblo. El resultado sería funesto: alentaría el nacionalismo (propiciando el fortalecimiento del partido nazi) y estimularía el rearme que muy pronto llevaría a una contienda mayor: la Segunda Guerra mundial.

La guerra, aunque después de muchos fracasos, sirvió a Estados Unidos -donde no se produjo ningún combate- para desarrollar la industria de la aviación (los norteamericanos comprendieron que el poder de la aviación inyectaría un nuevo ímpetu a las guerras por venir). La industria de la tiranía mayor tuvo un desarrollo extraordinario y el comercio experimentaría un formidable avance; en cambio, en Europa, la guerra ocasionaría cuantiosos daños, sobre todo en las grandes economías, que a la vez fueron las protagonistas principales del conflicto: Reino Unido, Alemania, Francia e Italia. "Con la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos se convirtió en el principal destino del oro europeo", y sectores como "el automovilístico, el energético, el químico, el de transporte y, por supuesto, el armamentístico, vivieron una etapa de esplendor".

David Harvey: «Los capitalistas persiguen la expansión del valor a través de la explotación sin tener en cuenta las consecuencias sociales. Las armas no sólo deben comprarse y pagarse con excedentes de capital y trabajo, sino que también deben utilizarse. Porque este es el único medio que el capitalismo tiene a su disposición para alcanzar el nivel de devaluación ahora requerido. La idea es terrible en sus implicaciones. ¿Qué mejor razón podría haber para declarar que es hora de que el capitalismo desaparezca, para dar paso a un modo de producción más sensato?».

Con tan confortable y halagador cuadro entraría Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, que había iniciado el primero de septiembre de 1939 con la invasión alemana a Polonia (Alemania, con Hitler y el partido nazi a la cabeza, había recuperado su capacidad económica y fortaleza militar, y necesitaba, con fervor patológico, vindicar la humillación a la que había sido sometida por Estados Unidos y los Aliados con la implementación del Tratado de Versalles), y lo hace poco más de dos años después de dar inicio, el 8 de diciembre de 1941, con la declaración de guerra a Japón por este haber iniciado, el día anterior, un ataque aéreo "sorpresa" sobre su base naval de Pearl Harbor (Hawái).

Japón formaba parte, con Alemania e Italia, de la alianza que se conoció como el "Eje" -término utilizado por Benito Mussolini para referirse al "Eje Roma-Berlín", capitales de los dos países que, según él, formarían un Eje alrededor del cual girarían las demás naciones europeas-, a la que había ingresado el 27 de septiembre de 1940 con la firma del "Pacto Tripartito"; por su parte, Estados Unidos ingresó, con la declaración de guerra, a formar parte de los "Aliados" [alianza originalmente conformada por Gran Bretaña y la Unión Soviética (URSS)].

¿Ayudó Estados Unidos a derrotar las naciones del Eje? Indudablemente que ayudó, pero fueron las tropas soviéticas las triunfadoras indiscutibles de la gran conflagración que para la URSS se había convertido en Guerra Patria. Transformado en el país con la mayor economía del mundo, con extraordinarios logros en el campo de la guerra (la economía de guerra sería el norte hasta nuestros días), y con la soberbia en su máxima cota, Estados Unidos pondría fin al conflicto mundial al lanzar dos bombas atómicas en dos ciudades japonesas que provocarían desolación y muerte como nunca antes, sobre todo entre la población civil que nada tenía que ver con el ejercicio bélico (han sido las únicas lanzadas contra seres humanos).

Atilio Boron: «Uno de los desafíos urgentes que tienen los gobiernos progresistas de América Latina es desarrollar una estrategia continental adecuada para evitar que Estados Unidos arrase con los procesos emancipadores».

También, y junto a sus pares británicos, los norteamericanos bombardearían, apenas tres meses antes de la capitulación de los nazis, la pacífica ciudad alemana de Dresde (la "Florencia alemana", llamada así por su arquitectura y rica vida cultural), arrasando prácticamente con todo y provocando la muerte de cerca de 25,000 inocentes, hecho consumado por la "Coalición del Mal" (Washington-Londres) para "agradar" a Iósif Stalin (dictador soviético cuyos atrocidades sólo son comparables con las ejecutadas por Mao Zedong, la Iglesia Católica y el tirano mayor).

Harry S. Truman, figura de mayor jerarquía dentro la tiranía mayor cuando las bombas atómicas fueron lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki

Toda la maldad y todo lo ignominioso de la Alemania nazi fue copiado a la perfección por Estados Unidos: la propaganda y la difusión de mentiras, los métodos para mantener enajenados a sus ciudadanos, la fórmula para el lavado de cerebro, etc.; pero lo que mejor representa el carácter malévolo, virulento y corsario de la tiranía mayor es el traslado a suelo norteamericano de los más capaces científicos que estuvieron a disposición de Hitler en el desarrollo de armas nucleares, químicas y biológicas, con la finalidad de usar sus conocimientos y crear nuevas formas de exterminio masivo, de la mano siempre de la devastación y el pillaje.

Con Estados Unidos a la cabeza, los aliados cometieron, en Italia y Alemania, numerosos crímenes de guerra: lanzaron feroces ataques aéreos contra la población civil, cometieron atentados contra inocentes, saquearon sus bienes, asesinaron prisioneros de guerra desarmados, torturaron (práctica que el imperialismo yanqui mantiene hasta hoy en la Base Naval de Guantánamo, enclave que arrebató a Cuba en una de sus múltiples proezas tiránicas)...

Las Masacres de Canicattì (matanza de civiles italianos), Dachau (asesinato de prisioneros de guerra alemanes que se habían rendido) y Biscari (eliminación de cerca de 80 prisioneros de guerra, la mayoría italianos), y la gran cantidad de ejecuciones sin la celebración de juicios, son sólo algunas de las "gestas heroicas en las que ha brillado la tiranía mayor".

América (la nuestra) no iba a permanecer al margen; durante todo el conflicto, Estados Unidos se mantuvo muy activo. ¡Demasiado activo! ¡Ya el mundo le pertenecía! Instaló bases aéreas y navales en Ecuador, Brasil y prácticamente todo el Caribe; destronó en Panamá, con un golpe de Estado, a Arnulfo Arias (para sustituirlo con un fantoche que permitió la ampliación de sus instalaciones militares en el canal); fundó la Junta Interamericana de Defensa (integrada por los ejércitos de la región), "que tan nefasto papel jugaría en América Latina y el Caribe"; obligó a Argentina a cortar sus relaciones diplomáticas con Alemania, Italia y Japón; derrocó al mandatario brasileño Getulio Vargas y en Bolivia al gobierno (nacionalista, reformista y defensor de las mayorías indigenas) de Gualberto Villarroel; respaldó el fascismo en Colombia; y apadrinó las más férreas dictaduras en El Salvador, Honduras, Nicaragua y República Dominicana.

Rafael Correa: «Que a estas alturas de la historia de la humanidad... aceptemos el bloqueo de un país por parte de otro [Estados Unidos], me parece escandaloso. Tendremos que analizar si asistimos a esa clase de cumbres [controladas por EE. UU.] donde no se busca resolver los problemas fundamentales de nuestra América, sino, hacer y decir lo "políticamente correcto" en función del establishment. Para eso no nos vamos a prestar».

No conforme, impuso a Latinoamérica el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca [(TIAR), «que sirvió como “modelo” a todos los pactos militares establecidos por los Estados Unidos en el resto del mundo»]; dio apoyo al “cuartelazo” en Ecuador contra el presidente José María Velasco Ibarra y a la brutal represión en Chile, que emprendiera el presidente Gabriel González Videla contra las fuerzas populares, y en Puerto Rico (con la simpatía de Luis Muñoz Marín, su untuoso colonizado) contra el movimiento independentista; «en Haití, patrocinaría el golpe militar que llevó a la presidencia al general Paul Magloire, quien de inmediato se sumó a los gobiernos latinoamericanos y caribeños que dentro del marco de la Organización de Estados Americanos [(OEA), organismo regional fundado en 1948 que funge como comisionado "legal" de los desmanes que comete el tirano mayor] respaldaron la agresión estadounidense contra la entonces recién fundada República Democrática y Popular de Corea (RDPC)»...

Consulta: Agresiones históricas de Estados Unidos/Luis Suárez Salazar [LSS] .

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La tiranía mayor y sus viles intromisiones en todo el mundo. El imperio del mal...
Con el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 se firmó un acuerdo que dividió a Alemania como nación [República Federal Alemana y República Democrática Alemana; exactamente lo mismo que sucedería con Corea en 1948 (República de Corea -Corea del Sur- y República Popular Democrática de Corea -Corea del Norte-) y Vietnam en 1954 (República de Vietnam -Vietnam del Sur- y República Democrática de Vietnam -Vietnam del Norte-)] y a toda Europa. Por un lado, el bloque capitalista, liderado por el tirano mayor (ya convertido en el más grande imperio), Reino Unido y Francia, y, por el otro, el bloque comunista, encabezado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), fundada en diciembre de 1922 y conformada por Rusia, Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Ucrania y Bielorrusia, y, posteriormente, por Lituania, Letonia, Estonia, el este de Polonia, Besarabia y otros territorios que se irían anexando con la guerra.

El bloque capitalista crearía la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), integrada, desde su instauración (en abril de 1949), por las naciones de Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido, y cuya finalidad era impedir la expansión del comunismo por toda Europa; ulteriormente ingresarían Grecia, Turquía, República Federal Alemana, España, Hungría, Polonia, República Checa, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Croacia, Albania, Montenegro y Macedonia del Norte.

La URSS, cabeza del bloque comunista, erigiría el Pacto de Varsovia, al que de facto ingresarían Polonia, Checoslovaquia, República Democrática Alemana, Hungría, Rumania, Bulgaria y Albania, y cuyos objetivos fundamentales serían, entre otros, la defensa mutua y la contención contra la infiltración capitalista. Cerrando el año 1989, en una reunión con George H. W. Bush -cabeza de la tiranía mayor para la época-, Mijaíl Gorbachov [Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS)] pondría fin a dicho pacto, y, posteriormente, a la URSS, traicionando los intereses del pueblo soviético. "Antes de asumir el cargo de secretario general del PCUS [Gorbachov] había estado en Reino Unido. Se negó a visitar la tumba de Karl Marx; y en vez de ello se dirigió a la recepción de la reina". [Oleg Nazárov, miembro del Club Zinóviev].

Oliver Stone: «EE. UU. es como un perro dóberman, un asesino metódico con mucho dinero. Todo lo hace por el dinero, por el negocio de las armas... Está siempre dispuesto para la guerra; por eso se mantiene constantemente creando nuevos enemigos. Fabricamos enemigos para que la cosa siga funcionado; necesitamos una estrategia de tensión, porque hace que el mundo se mueva y que los fabricantes de armas estén contentos porque pueden venderlas... Mis compatriotas saben que Estados Unidos no es transparente».

Lo que haría Estados Unidos después de finalizada la guerra merece los peores calificativos que puedan otorgarse a la intromisión en los asuntos internos de otras naciones. Con las bombas atómicas que había lanzado en Hiroshima y Nagasaki (Japón), el imperio del mal vio las puertas abrirse para, como amo y señor del mundo, hacer lo que le viniese en ganas. No obstante, la URSS le plantaría cara: el 22 de agosto de 1949 detonaría su primera bomba atómica, acción con la que igualaría fuerzas con la mayor tiranía que ha conocido el hombre, situación que vio repuntar lo que se había dado a conocer como Guerra Fría, expresión que pasó a ocupar la atención mundial cuando Harry Truman, el 12 de marzo de 1947, pronunció el discurso que definió su doctrina: "La gravedad de la situación que enfrenta el mundo hoy requiere mi comparecencia ante una sesión conjunta del Congreso; la política exterior y la seguridad nacional de este país están involucradas", palabras que aludían a la supuesta expansión del comunismo y de la misma Unión Soviética.

La tiranía mayor temía que la agitación política que vivía Europa -después de la guerra-, con los partidos comunistas compitiendo por el poder, pudiera desembocar en la conversión al comunismo estalinista de los países de Europa Occidental. Con la aparición de la CIA (Central Intelligence Agency), en 1947, EE. UU. organizó en Europa "atentados falsamente atribuidos a la izquierda y a la extrema izquierda para desacreditarlas ante los electores. Esa estrategia perdura hoy en día como medio de propiciar el miedo hacia el Islam y de justificar guerras por el petróleo". La CIA y el MI6 [o SIS (Secret Intelligence Service), agencia de inteligencia británica fundada en 1909] crearon ejércitos secretos anticomunistas al servicio de la OTAN (conocidos como Gladio en Italia y Red «Stay-Behind» en otras naciones) para operar, aliados al terrorismo de extrema derecha, en todas las naciones de Europa Occidental, provocando disturbios, encarcelamientos y asesinatos de dirigentes de izquierda que apelaban a formas no violentas en su lucha por la instauración de regímenes más humanos. "La principal misión era atentar, sabotear, secuestrar e incluso asesinar a todo aquello o aquel que pudiese estar vinculado con los soviéticos".

Los Ejércitos Secretos de la OTAN (I y II)/Por Daniele Ganser
Tribuna de Nemen Hazim: Ejércitos Secretos de la OTAN I y II

¿Qué hizo el imperio del mal en Europa Occidental?

Desde 1950, Estados Unidos instauró una poderosa red de espionaje que operaba tanto dentro como fuera de su propio país "y al margen de todo control democrático". Truman, el genocida que explotó las únicas dos bombas atómicas que se han lanzado sobre humanos (para "sacar de circulación" unos pocos cientos de soldados japoneses), estaría sorprendido, "incluso horrorizado, ante el peso y la influencia que había adquirido el sector de inteligencia" que él mismo había engendrado: «Cuando creé la CIA, no pensé ni por un instante que se especializaría en propiciar golpes tan bajos en tiempo de paz», diría poco tiempo después de salir de la presidencia.

La Operación Gladio se fundó el 26 de noviembre de 1956 «para defender a Europa de la invasión del Pacto de Varsovia; oficialmente la red era clandestina y estaba preparada para entrar en acción como fuerzas de sabotaje "cuando llegara el momento"». Por vía del terrorismo, los ejércitos secretos de la OTAN [Gladio (Stay-Behind)] sometieron a los países europeos que estaban ocupados por EE. UU. "Tenían que domesticar a socialistas excesivamente ambiciosos como François Mitterrand, Willy Brandt y Olof Palme. El primer ministro socialdemócrata de Suecia, Palme, se oponía a la Guerra de Vietnam y mantenía buenas relaciones con la Cuba de Castro, con Allende en Chile y el bloque comunista de naciones. En 1986, Olof Palme fue asesinado en las calles de Estocolmo. Nunca se encontró a su asesino".

Italia, Francia, el mismo Reino Unido (aliado incondicional del tirano mayor), Luxemburgo, Portugal, España, Bélgica, Países Bajos, Alemania, Noruega, Dinamarca y Grecia serían los primeros campos de prueba para que el maligno imperio llevara a cabo su abominable política terrorista contra todo lo que oliese a comunismo, socialismo, leninismo, estalinismo, fidelismo, etc. Todas esas naciones europeas, marionetas de los norteamericanos, sufrieron el terrorismo de derecha implementado por los agentes de la CIA y el MI6; dirigentes, candidatos, militantes y simpatizantes de izquierda fueron encarcelados, torturados, incapacitados y asesinados por el enfermizo temor de la tiranía mayor al contagio soviético. Cuando inició la década de los 90, muchos gobiernos expusieron los desafueros cometidos por los sanguinarios ejércitos de terror creados por Estados Unidos, pero, hasta hoy, ninguno ha sido capaz de abrir procesos judiciales que lleven a la cárcel a los responsables de tanto sufrimiento y tantas muertes.

¿Qué hizo la tiranía mayor en Asia?

China estuvo en la mira de Estados Unidos para la creación de un ejército terrorista, pero Mao Zedong, principal dirigente del Partido Comunista Chino, lo impidió con la toma del poder por vía de una revolución que culminó el 1 de octubre 1949 con la proclamación de la República Popular China. El intento para reproducir en Vietnam lo que hizo en Europa fracasó estrepitosamente con la derrota que la mítica figura de Ho Chi Minh y sus diminutos gladiadores infligieron a la poderosa escuadra militar norteamericana en una guerra que se prolongaría hasta 1975. En Corea, el imperialismo yanqui fracasó ante el ímpetu de los combatientes norcoreanos liderados por Kim Il-sung, jefe supremo de la República Popular Democrática de Corea desde su creación en 1948 hasta su muerte en 1994.

¿Qué hizo el imperialismo en Europa Oriental?

Varios países de Europa del Este -miembros del Pacto de Varsovia- descubrieron la existencia de los ejércitos Stay-Behind y los destruyeron: el Ministerio para la Seguridad del Estado de la República Democrática Alemana (Stasi) descubrió e infiltró los ejércitos terroristas de la OTAN desde los primeros años de la década de los 70. «Son ciudadanos de la República Federal Alemania (RFA) con un buen conocimiento de la zona en la que operan; actúan solos o en grupos de 3 o 4 para efectuar misiones en un radio de 40 kilómetros a partir del lugar donde residen. Entre 16 y 20 unidades, con cerca de 80 agentes, se mantienen en contacto regular con la inteligencia de la RFA», que actúa bajo las órdenes de EE. UU. y la OTAN.

Omar Torrijos: «Desde el triunfo de la Revolución, Cuba ha estado sometida a un incesante y cruel bloqueo que es una verdadera vergüenza para todo el hemisferio. Es lógico que Cuba agudizara su proceso revolucionario en estas condiciones. Los norteamericanos deben convencerse de que los cubanos son un pueblo que nunca se dejará pisotear. El triunfo de la Revolución Cubana esparce el sentimiento libertario en los pueblos de la región; sin la inspiración de ese proceso, Panamá no se habría sentado de tú a tú con los norteamericanos».

¿Qué hizo el tirano mayor en América?

América -la de todos, no la estadounidense- fue violada tantas veces por los rufianes imperialistas gringos que el récord que exhibe es insuperable entre las cortesanas más reconocidas a nivel mundial. En Guatemala, en 1954, Jacobo Árbenz trabajaba para sacar a su país del atraso económico y social en el que estaba inmerso mediante la aplicación de políticas de corte progresista; con la reforma agraria pretendía hacer productivos los terrenos cultivables, de los cuales la multinacional United Fruit Company, perteneciente a la tiranía mayor, poseía más del 50% de los mismos (¡sólo el 3% sembrados!), pero EE. UU. necesitaba sentar un precedente con el pretexto de la "sovietización" de Guatemala: la CIA ejecutaría su primer golpe de Estado bajo un plan encubierto "que sirvió como laboratorio para futuras invasiones en Latinoamérica". En 1955, el imperio del mal apoyaría en Argentina otro golpe de Estado, esta vez contra el gobierno democrático del presidente electo Juan Domingo Perón. En 1961 invadiría Cuba, por bahía de Cochinos, en una operación que resultó en una aplastante derrota conferida por las tropas revolucionarias cubanas encabezadas por Fidel Castro.

Arriba Juan Bosch y el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, líder político, el primero, y líder militar, el segundo, de la Revolución de Abril de 1965 . Abajo, un dominicano, con los puños, desafía a un invasor yanqui portando su fusil

En 1963 Juan Bosch sería derrocado en República Dominicana por las mismas razones que Jacobo Árbenz en Guatemala: comunistas pro soviéticos "infiltrarían su gobierno" [en el caso dominicano, esos "comunistas estarían preparando el ambiente para otra Cuba" (aludiendo al primer país socialista de América)].

La misma República Dominicana, en 1965, sería pisoteada por las botas de 42 mil intervencionistas yanquis. Tan numeroso contingente, armas de última generación y tecnología de punta no servirían al tirano mayor para derrotar a los valientes dominicanos, que resistirían hasta la firma de un acuerdo negociado que pondría fin a una de las más hermosas gestas que recoge la historia latinoamericana.

Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia sufrirían, entre 1973 y 1985, bajo el Plan Cóndor [estrategia de Estados Unidos en la Guerra Fría para América Latina para impulsar las dictaduras y suprimir los sectores políticos de izquierda. «El gobierno de Estados Unidos proporcionó planificación, coordinación, formación sobre la tortura, apoyo técnico y suministró ayuda militar a las juntas militares durante las administraciones de Johnson, Nixon, Ford, Carter y Reagan»], golpes de Estado financiados y apoyados por Estados Unidos que dieron lugar a sangrientas dictaduras. En Chile, el tirano mayor envió tropas encubiertas para derrocar al presidente Salvador Allende, hecho que se materializó en septiembre de 1973 bajo las directrices de uno de sus asesinos predilectos: Augusto Pinochet.

Ernesto 'CHE' Guevara: «Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo y un clamor por la unidad de los pueblos contra el gran enemigo del género humano: los Estados Unidos de Norteamérica... Puedo predecir que la Revolución cubana es invencible, porque tiene un pueblo y porque tiene un gobernante como el que dirige a Cuba».

Las dictaduras de Alfredo Stroessner en Paraguay, Jorge Rafael Videla en Argentina, cívico-militar en Uruguay (apadrinada por Juan María Bordaberry), Hugo Banzer Suárez en Bolivia y militar en Brasil (de 1964 a 1985 bajo las riendas de Humberto de Alencar Castelo Branco, Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici, Ernesto Geisel y João Figueiredo) fueron del total "agrado" de Estados Unidos, que las apoyó, financió, suministró armas y favoreció las detenciones, torturas, violaciones, desapariciones y asesinatos de personas consideradas por dichos regímenes como «subversivas del orden instaurado, o contrarias a su política o ideología», lo que en el argot imperialista significa "contrarias a los intereses de la tiranía mayor", que, según se ha descubierto, provocó 50,000 asesinatos, 30,000 desapariciones y 400,000 encarcelamientos.

Consulta: Agresiones históricas de Estados Unidos/Luis Suárez Salazar [LSS] ; Los Ejércitos Secretos de la OTAN I [Daniele Ganser]; Los Ejércitos Secretos de la OTAN II [Daniele Ganser]; BBC Mundo; El Confidencial; Yahoo!Noticias; El Salto; ctxt... [Citas en itálicas y "«'comillas'»"]

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Caída de la URSS e inicio del período hegemónico. La tiranía mayor: sus monstruos y el terrorismo de Estado - 1ra parte...
Foto de cuando Ronald Reagan recibió a líderes muyahidines, los "combatientes de la libertad" con los que luego batalló el imperio del mal, saliendo 20 años después con el rabo entre las piernas y dejando a Afganistán en completo estado de asolación y a esos "angelitos de la caridad" en pleno ejercicio del poder

En diciembre de 1979, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), bajo las órdenes de Leonid Brézhnev -Presidente del Sóviet Supremo y Secretario General del Comité Central del Partido Comunista-, invadió Afganistán; las tropas soviéticas tomaron Kabul y ejecutaron al dictador Hafizullah Amín, que había asesinado a Nur Mohammad Tarak cuando apenas llevaba meses a la cabeza de un gobierno comunista que gozaba del apoyo de Moscú. Con la invasión, la URSS comenzaría a vivir su propio vía crucis; Washington haría todo lo posible para que se viera atrapada en una encrucijada parecida a la que en Vietnam vivió el imperio del mal.

Noam Chomsky: «¿Quién es la comunidad internacional? Es Washington y cualquiera que coincida con nuestro Gobierno».

Los guerrilleros fundamentalistas islámicos, bautizados "combatientes de la libertad" por Estados Unidos, resistieron la invasión soviética con armas (modernas, fabricadas por la industria de guerra norteamericana, no "con simples armas de mano" como expresara Ronald Reagan) y dinero que la tiranía mayor les había proporcionado. Esta conflagración se constituiría en el último enfrentamiento bélico de gran alcance de la Guerra Fría y serviría de escenario a la mayor operación encubierta de la CIA. En su afán por debilitar la URSS -como todo lo que hace el tirano mayor en su empeño por sacar de circulación lo que sea contrario a sus intereses económicos y políticos-, Estados Unidos procreó un monstruo llamado Al Qaeda, organización terrorista liderada por Osama bin Laden, yihadista de origen saudí que usó la cognición que le había suministrado la propia CIA -cuando ya los soviéticos se habían marchado de Afganistán, vencidos de igual manera que los norteamericanos en Vietnam- para ocasionar a EE. UU. el peor daño que ha sufrido dentro de sus fronteras, ejecutado por cualquier organización (del tipo que sea).

Rambo III, una horripilante película de esas en las que los norteamericanos siempre resultan vencedores, pero de estimable valor histórico para comprender el papel que Estados Unidos jugó en Afganistán -con una narrativa belicista y propaganda frívola acerca de la efectividad de los grupos yihadistas para contener a los soviéticos-, sirvió para mostrar lo que el tirano mayor había ocultado antes de que bin Laden y Al Qaeda lo llevaran a intervenir Afganistán como respuesta a los fatídicos ataques terroristas escenificados el 11 de septiembre de 2001.
El Pentágono después de que un avión comercial fuera estrellado contra él por Al Qaeda, la organización terrorista que el mismo imperio del mal había creado para frustrar la intervención rusa en Afganistán

Dentro de los créditos que se reseñan al final de la cinta se puede leer: "Esta película está dedicada al pueblo valiente de Afganistán". ¿Quiénes fueron esos "valientes" que enfrentaron a la URSS? ¿A quiénes se refería el presidente Reagan cuando dijo «Ver los valientes afganos luchadores por la libertad contra modernos arsenales "con simples armas de mano" es una inspiración para aquellos que aman la libertad»? Es tanto el engaño envuelto en todo desafuero emprendido por el tirano mayor que llega un momento en que no encuentra cómo desenmarañarlo. Realmente, la película está dedicada a los "valientes combatientes muyahidines de Afganistán", esos querubines que tumbaron las Torres Gemelas, destruyeron parte del Pentágono, poco les faltó para arrasar con la Casa Blanca y arrebataron la vida a más de 3 mil inocentes.

En el 2001, Osama bin Laden y Al Qaeda, "combatientes de la libertad" con los que se vinculó Estados Unidos en Afganistán para perjudicar a la URSS, vindicaron su naturaleza terrorista atacando los centros del poder militar y económico del tirano mayor, ocasionando la muerte de más de 3 mil personas y la destrucción de sus sedes (parcial o total) mediante el secuestro de aviones copados de pasajeros que estrellaron en el Centro de Comercio Mundial, en Nueva York, y el Pentágono, en Washington D. C. Esos eventos propiciarían una nueva invasión en Afganistán, esta vez por parte el imperialismo yanqui, que duraría 20 años; sus "frutos" serían la ruina total del pueblo afgano -en términos materiales, políticos y morales- y un gobierno encabezado por los mismos terroristas a los que se alió para combatir la URSS y a los que fue a "exterminar" después de sufrir en carne viva los estragos de la intimidación, la desolación y la muerte.

Donald Rumsfeld, el hombre que concertó la venta de armas químicas a Saddam Hussein durante la guerra con Irán y luego participaría, como figura del más alto nivel, en la destrucción de Irak

Saddam Hussein, dictador de Irak en 1980, recibió apoyo de Estados Unidos durante la guerra que su país libró con Irán, nación a la que el imperio del mal hostigó suministrando armas e inteligencia a los soldados iraquíes. En diciembre de 1983, ante una derrota inminente de Bagdad, el presidente Reagan decidió ayudar a Saddam, siendo Donald Rumsfeld la figura principal en las negociaciones que se celebraran con el dictador iraquí, y el que, como enviado especial a Oriente Próximo, le entregara una carta "de reconciliación" del propio Reagan alertándole de cómo las consecuencias de una derrota de Irak afectarían los intereses económicos y la seguridad de EE. UU. "y sus amigos en la región". Además, el tirano mayor suministró a Irak armas químicas que fueron usadas para diezmar las tropas iraníes.

Eduardo Galeano: «Ahora América es, para el mundo, nada más que los Estados Unidos: nosotros habitamos, a lo sumo, una sub América, una América de segunda clase, de nebulosa identificación. Es América Latina, la región de las venas abiertas».

Sadam Hussein, ese otro monstruo creado por el imperialismo yanqui durante la guerra contra Irán, degeneraría en el peor enemigo del tirano mayor cuando trató de retomar Kuwait, una provincia iraquí que había sido convertida en protectorado del Imperio británico, aliado incondicional del imperio del mal que supo beneficiarse de las bonanzas del petróleo. Sadam sería acusado de poseer armas químicas cuando en realidad no las tenía (¡paradojas de la vida!), pero el poder hegemónico de Estados Unidos y las mentiras a las que acude cuando necesita deshacerse de un enemigo, aún haya sido aliado o amigo circunstancial, sirvió para una segunda invasión a Irak que destruyó totalmente el país, lo despojó de todos sus recursos y generó una estela de muertos que aún no termina [Irak había sufrido una primera invasión durante el mandato de George H. W. Bush (1990-1991), padre de George W. Bush, el sicofante y genocida que encabezó la segunda en 2003].

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Caída de la URSS e inicio del período hegemónico. La tiranía mayor: sus monstruos y el terrorismo de Estado - 2da parte...
Aproximadamente 200,000 militares y 800 bases declaradas tiene la tiranía mayor en 177 países de los 195 reconocidos por la ONU (¡el 91% de todas las naciones del planeta!)

La misma administración de Ronald Reagan, con el argumento de que el gobierno de Nicaragua llevaría la revolución sandinista más allá de sus fronteras, se había involucrado en un ominoso plan para derribarlo. En los días finales de 1981, el imperio del mal creó la Contra, organización paramilitar compuesta por exguardias de la dinástica dictadura de los Somoza, que llegó a financiarse con el dinero que reportó la venta de armas a Irán, país al que EE. UU. consideraba sostén del terrorismo internacional y sobre el que pesaba un embargo armamentístico.

Irán, que defendía su soberanía y por eso era considerado "país enemigo, contrario a los intereses norteamericanos en la región", padeció por el uso de las armas químicas que la tiranía mayor proporcionó a Irak, pero a la misma vez recibió material de guerra del deplorable imperio del mal para combatir a las tropas iraquíes. El conflicto, que se extendió hasta 1988 -azuzado por el material bélico que Estados Unidos suplió a ambos bandos, incluyendo las armas químicas que proporcionó a uno para aniquilar al otro-, dejó el saldo de 1 millón 500 mil muertos. Tres décadas después de finalizado, Irán sigue sufriendo la muerte de sus ciudadanos a causa de la devastación del medio ambiente que ocasionaron las armas de destrucción masiva que Estados Unidos transfirió a Sadam Hussein. ¿Existe nombre para tal perfidia?

En diciembre de 1989, bajo las riendas de George H. W. Bush, exdirector de la CIA, Panamá sería invadida por el imperio del mal, so pretexto de sacar del poder al general Manuel Antonio Noriega, otro de los monstruos traídos a este mundo por EE. UU. (había sido un estrecho colaborador de la CIA) que la propia agencia que dirigía Bush padre había acusado de espionaje en favor de la Revolución Cubana y de usar territorio panameño como puente para el tráfico de drogas hacia "América", nombre que el tirano mayor usurparía a todas las naciones del continente. Noriega había cumplido el rol que le había sido asignado; pero, además, había cambiado de bando en su denigrante ocupación como delator. Cuando eso sucede, Estados Unidos procede con una excesiva campaña de descrédito por los medios oligárquicos de comunicación que controlan el establishment, y luego pasa a la fase de aniquilación, que no pudo completarse al Noriega asilarse en la Nunciatura Apostólica y posteriormente entregarse a EE. UU.

¿Participó ese monstruo en el asesinato del general Omar Torrijos, quien firmara, junto al presidente estadounidense Jimmy Carter, el acuerdo que traspasaría la soberanía del canal a Panamá? Roberto Díaz Herrera, primo hermano y ex secretario de Torrijos, desmiente que este haya fallecido en un accidente de aviación: "lo que hacen con Torrijos es ponerle un artefacto que es detonado a distancia; Torrijos fue víctima de una conspiración planeada por la CIA y unos pocos panameños, entre ellos Noriega". ¿Goza de credibilidad esa información? Seguro que sí; nada extraña al autor de lo que es capaz de realizar el imperio del mal cuando de "luchar" por sus intereses se trata. La historia se ha encargado de que esa lección haya sido asimilada a cabalidad.

James Petras: «La ofensiva de Washington-OTAN contra Yugoslavia sólo puede ser comprendida como una pieza maestra de la expansión del poder imperial de Estados Unidos, como una señal macabra de su voluntad de destruir a cualquiera que desafíe ese poder. Destrucción o subordinación: esa es la opción que el imperio ofrece».

Entre marzo y junio de 1999, Estados Unidos, con sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), emprendió una guerra no declarada -incluso sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU- contra la República Federal de Yugoslavia, la que bombardeó inmisericordemente dejándola destruida, despedazada en varias naciones, con miles de muertos (centros poblados de Belgrado y otras ciudades fueron hostigados sin piedad por las bombas del imperio del mal -administrado por el "demócrata" Bill Clinton- y sus subordinados de la OTAN)... Al final, con un país segmentado en los seis Estados que integraban la Federación (Bosnia y Herzegovina, Croacia, Macedonia del Norte, Montenegro, Eslovenia y Serbia), y un séptimo, Kosovo, que le fue arrebatado a Serbia de la manera más perversa, en violación a todos los preceptos internacionales, la tiranía mayor impondría nuevamente su voluntad para quebrar el orden mundial y favorecer sus intereses. "El problema que plantea la independencia unilateral de Kosovo es que se trata de una excepción, es la demostración de que, si lo considera necesario, la comunidad internacional [entiéndase el grupo de países capitalistas de Occidente, con el imperio del mal al frente, que pretende regentear el mundo a su antojo, NH] puede romper sus propias normas" [El problema de Kosovo es su excepcionalidad/por Guillermo Altares].

Barack Obama y Hillary Clinton, los responsables del cruel asesinato del líder libio Muamar el Gadafi. En el centro, los monstruos de Estados Unidos juegan con su cadáver. Sólo la perversidad puede emitir con regocijo y excitación estas palabras: "Vinimos, vimos y él murió"

Dentro del ámbito del terrorismo de Estado al que apela Estados Unidos para combatir los enemigos que ha creado, porque no se arrodillan ante sus designios o no están dispuestos a entregar sus recursos, destaca Libia, un país que, por los organismos internacionales, era considerado, bajo las riendas de Muamar el Gadafi, como el que mejores indicadores de desarrollo humano exhibía en todo el continente africano. Barack Obama, el gran expoliador del Premio Nobel de la Paz (el de la Guerra merecía; fueron siete los países que bombardeó y cientos de miles los que resultaron muertos), se encargaría de acabar con ese bienestar; en 2011, con la participación de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, se ocuparía de entregar armas a los grupos que la tiranía mayor financiaba en Libia para derrocar a su mandatario, hecho que culminó con la destrucción del país y un genocidio ejecutado por la OTAN, cuyos serviles miembros, de la mano del imperio del mal -como instigador principal-, se beneficiarían con la repartición del pastel que representan los recursos energéticos libios. En un hecho sin precedentes, luego de la ejecución de Gadafi por los monstruos que operan al servicio de Estados Unidos, la secretaria de Estado -acreedora del peor calificativo-, excitada por la muerte de líder libio, expresaría: "Vinimos, vimos y él murió".

Siria sería el próximo objetivo en el programa de devastación y muerte que se ha impuesto el imperio del mal. Sus cordiales relaciones con Irán, poseer reservas de petróleo estimadas en 3 mil millones de barriles y de gas en 8.5 trillones de pies cúbicos, estar en la ruta de la seda de China y mantener una estrecha relación con Rusia son particularidades que han perturbado a la tiranía mayor, que urgía arruinar y saquear ese enclave que comunica a Europa con los centros de producción de gas de países bajo la influencia rusa y del Oriente Medio. Estados Unidos, en su empeño hegemónico -con su comportamiento expoliador y mendaz-, se cree con el derecho de instaurar en el mundo "the American way of life" (sin importar los millones de humanos que caigan abatidos), ese apostolado que lo ha llevado a destruir sociedades y desintegrar Estados bajo la convicción de que Dios lo eligió «para ser una potencia política y económica, una "nación superior"». El terrorismo de Estado sería la clave de la tiranía mayor en la nefasta guerra que se ha entronizado en Siria, que ha cobrado la vida de medio millón de sus nacionales (incluidos 25 mil niños), herido a más de 2 millones y desplazado a cerca de 6 millones.

Fidel Castro: «¿Con quién hemos tenido problemas nosotros? ¡Con los imperialistas yanquis! Nosotros no hemos tenido problemas con ningún otro pueblo; no con los pueblos, porque nosotros no hemos tenido problemas con el pueblo norteamericano. Si hemos tenido problemas con algunos gobiernos de América, no ha sido con esos gobiernos; ha sido con los monopolios yanquis, que son los que manejan como títeres a esos gobiernos».

Isis, Daesh o Estado Islámico -como sea que se conozca- sería el nuevo monstruo creado por el imperialismo yanqui, pero no el único en socavar los cimientos de una sociedad floreciente, con las ciudades y ruinas más hermosas del mundo, cuyos ciudadanos gozaban de un adecuado bienestar y tenían la libertad de pertenecer, dentro del marco de un Estado laico, al culto de su preferencia; junto a Al Qaeda, YPG/PKK (clan terrorista que ocupó ciudades sirias con el apoyo de Estados Unidos -bajo el pretexto de luchar contra el Estado Islámico-, que se ha nutrido de niños) y otros engendros, se ha ocupado, con el favor de los dólares y las armas yanquis, de destrozar una nación que sólo buscaba ejercer en paz su soberanía.

Yemen, Somalia, Granada, Haití, Guatemala, Venezuela, Cuba, Honduras, Ecuador, Paraguay, Sudán y un sinnúmero más de países serían blanco de intervenciones militares por tropas del -o golpes de Estado patrocinados por- el imperio del mal, de bloqueos que someten a sus pueblos a necesidades alarmantes, de ayudas cuya exclusiva finalidad radica en la validación en los foros regionales o mundiales de sus desafueros... La destrucción causada por sus intervenciones no es cuantificable en moneda alguna; la vida de un ser humano que interactúa fuera de sus fronteras no vale un céntimo; la violación a reglamentaciones internacionales, emanadas por las organizaciones que han sido creadas para mantener la paz y la armonía entre las naciones, no preocupa en absoluto a la tiranía mayor, pero mucho menos a su pueblo, que aprueba sin el menor reparo sus atrocidades y es, en gran medida, beneficiario de las riquezas puestas a su disposición, provenientes de la depredación, la devastación y el exterminio.

La maquinaria de guerra de Estados Unidos no descansa; la fabulación y la mentira se mantienen en ejercicio continuo; la desolación y la muerte se han convertido en paradigmas... «El pentagonismo es una amenaza para todos los pueblos del mundo debido a que es una máquina de guerra que necesita la guerra en la misma forma en que los seres vivos necesitan aire y alimento para no perecer... La televisión se convirtió en rey de los medios de propaganda de la gran industria; libró al norteamericano medio del trabajo de escoger; le acostumbró a obedecer, en el sentido de motivaciones profundas, y por tanto le acostumbró a no plantearse dilemas... La sociedad pentagonizada ha colocado su afán de bienestar y seguridad personal por encima de sus deberes con la Humanidad. Si un [obrero norteamericano] acepta que para él vivir con automóvil y refrigerador un compatriota suyo – o tal vez un hijo o su hermano- queme con napalm a un niño de Vietnam, no hay duda de que es un ser antihumano. La droga del bienestar lo ha hecho indiferente». [Juan Bosch].
«Como alguien que ha ayudado a planear golpes de Estado, no aquí, en otros lugares, se necesita mucho trabajo». Con relación a Venezuela y la crisis económica, social y política que ha vivido bajo el influjo del tirano mayor, diría que «Resultó no tener éxito. No es que tuviéramos mucho que ver con eso, pero vi lo que se necesitaba para que una oposición intentara derrocar a un presidente elegido ilegalmente [Nicolás Maduro] y ellos fracasaron. Creo que cualquier presidente que no esté dispuesto a hacer lo que sea necesario para proteger los intereses del pueblo estadounidense necesita asesoramiento. Cuando buscas los mejores intereses de EE. UU., haces lo que sea necesario para proteger esos intereses. Creo que hay muchos copos de nieve por ahí que no entienden lo que hay que hacer para proteger a Estados Unidos».
Esas expresiones corresponden a John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos. El periodista que lo entrevistó, que sirve al medio noticioso más influyente de esa nación, no fue capaz de mostrar indignación, ni siquiera sorpresa ante el reconocimiento de las atrocidades con las que opera el imperio del mal. Con declaraciones tan vulgares y desalmadas, y la indiferencia que han mostrado los países de la "comunidad internacional" -esos pocos que se consideran el centro del universo-, es muy poco lo que pueda agregarse para explicar el modus operandi del pentagonismo, aunque de vasta importancia dadas las señales de decadencia que exhibe y el nuevo orden mundial que Rusia y China han comenzado a forjar con la ruptura del poder hegemónico.

Evo Morales: «Estados Unidos no tiene la moral ni la autoridad para poner en listas a Cuba. Cuba es el país más solidario del mundo; en medio de una pandemia sigue enviando médicos que salvan vidas. Mientras tanto, Estados Unidos invade países y organiza golpes de Estado».

El Centro Cline para la Investigación Social Avanzada, una unidad de la Facultad de Ciencias y Artes Liberales de la Universidad de Illinois, hizo pública una investigación que concluyó que desde 1982 hasta 2019 EE. UU. participó en 350 intentos de golpe de Estado (190 en los que el execrable y desquiciado John Bolton, de una u otra forma, estuvo involucrado), de los cuales 150 fueron una gran desgracia para las naciones que los padecieron, pero exitosos para los intereses del imperio del mal...

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Así dejaron a Yugoslavia las bombas del imperio del mal: destrozada y dividida en siete naciones. Las bombas alcanzaron la embajada china en Belgrado, afrenta que China nunca olvidará: "El ejército chino nunca permitirá que se repita algo así con respecto a los ciudadanos de la República Popular China"
Rusia y China quiebran la hegemonía yanqui. El peligro al que Estados Unidos ha llevado a la humanidad: una conflagración mundial con armas nucleares. Nacimiento de la Segunda Guerra Fría...
Mijaíl Gorbachov traicionó los ideales socialistas del primer Estado proletario del mundo propiciando una debacle política que alcanzó la cima en un momento en el que el régimen dictatorial soviético exhibía su mayor desgaste y la carrera armamentista con Estados Unidos había degenerado en una enorme crisis económica. El Partido Comunista, cuya estructura había comenzado a fragmentarse, se embarcó, en agosto de 1991, en un golpe de Estado contra Gorbachov que al fracasar precipitó el final de la Unión Soviética, hecho que se consumó el 25 de diciembre de 1991, 17 días después de la firma del tratado de Belavezha -que declaraba la disolución de la URSS-, con las siguientes palabras pronunciadas por quien hasta ese momento había sido el secretario general del Comité Central del Partido Comunista y jefe de Estado: "Por este medio interrumpo mis actividades como presidente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas...". El golpe fracasó porque Boris Yeltsin, presidente de Rusia, además de encabezar en Moscú un movimiento de resistencia civil, apeló a las Fuerzas Armadas para que enfrentaran a los golpistas.

Inmediatamente después de la dimisión de Gorbachov, la bandera de la URSS fue arriada y reemplazada por la de la Federación Rusia, convirtiéndose Boris Yeltsin en su primer mandatario. Sus primeras medidas fueron apartar al Partido Comunista del poder y establecer el capitalismo, pero, las guerras chechenas, la corrupción, el colapso de la economía, la falta de determinación que mostró cuando EE. UU. y la OTAN destruyeron la República Federal Socialista de Yugoslavia, y el amor al alcohol (muchas serían las acusaciones de borracho), además de insalvables problemas políticos, marcaron su gestión, que terminaría con su renuncia el 31 de diciembre de 1999 y daría paso a Vladímir Putin, un exoficial de la KGB que ocupaba el cargo de primer ministro y ha gobernado la Federación Rusa de 2000 a 2008 y de 2012 al presente (durante su ejercicio, la nación ha desarrollado una sólida economía de mercado; ha recuperado su rol de potencia mundial, estrechado relaciones comerciales con muchos países de América Latina y Asia, y ha pasado a ser la única superpotencia que mantiene estrechas relaciones con todo Oriente Medio).

Vladímir Putin: «Intentan convencernos una y otra vez de que la OTAN es una alianza pacífica y puramente defensiva que no representa una amenaza para Rusia. Quieren que creamos en sus palabras, pero somos muy conscientes de su valor real. En 1990, cuando se discutió la unificación alemana, Estados Unidos prometió a los líderes soviéticos que la jurisdicción o la presencia militar de la OTAN no se expandiría ni una pulgada hacia el este y que la unificación de Alemania no conduciría a la expansión de la organización militar de la OTAN hacia el este».

En 2013, Ucrania suspendió los preparativos para la firma de un tratado con la Unión Europea, lo que provocó protestas que degeneraron en un golpe de Estado que depuso Víctor Yanukóvich, incitado por Estados Unidos (Barack Obama gobernaba el imperio del mal) y apoyado por los demás miembros de la OTAN, con la finalidad de quebrantar la unión estratégica establecida en 2012 entre Putin y Yanukóvich. Con recursos norteamericanos y de la Unión Europea, y el apoyo de militares neonazis, Ucrania pasó a convertirse en el caballo de Troya que serviría a Estados Unidos y a sus serviles europeos para hacer con la Federación Rusa exactamente lo mismo que los imperialistas del mal hicieron con Yugoslavia. ¿Qué hizo Vladímir Putin? Adelantarse a lo que a todas luces era visible: la Federación Rusia debía ser desmembrada, no en siete Estados como Yugoslavia, sino, en 22, que es el número de Repúblicas que la conforman, pues Crimea había sido tomada y reingresada de nuevo a su lar de origen [del que había salido en febrero de 1954 cuando Nikita Kruschev cedió la península a los ucranianos (en marzo de 2012 se celebró un referéndum en Crimea donde el 96% de los votantes apoyó su reincorporación a la Federación Rusa)].

El proyecto de arruinar a Rusia, ahora capitalista, es el mismo que se usó para desmantelar la Unión Soviética, otrora comunista. Desintegrarla ha sido un objetivo histórico por parte de los dos imperios más perversos que ha conocido la humanidad: el británico y el norteamericano, último este que pasó a una esfera de malignidad superior con el pentagonismo, el más alto nivel de ejercicio hegemónico que primero sojuzga a su propio pueblo para luego incursionar fuera de sus fronteras. Para arruinarla, ¿quién más útil que Ucrania? El conflicto en la región del Donbás, creado por el tirano mayor cuando Obama auspició en golpe de Estado en 2014, se convirtió en el acontecimiento idóneo para devastarla. Ante el genocidio perpetrado por los militares "ucranazis" contra la población rusa en las provincias de Donetsk y Lugansk, no le quedó al presidente ruso otra salida que la de invadir Ucrania, acción que llevaría a la autoproclamación de ambas como repúblicas, pero a la vez iniciaría la ruptura de la hegemonía yanqui.

Vladímir Putin y Xi Jinping, responsables del crecimiento económico y poderío militar de Rusia y China...

El capitalismo que tanto deseaba el imperio del mal para la Unión Soviética o para la Federación Rusa propició un enorme desarrollo, hecho que también sucedió con la República Popular China o China, que al día de hoy ha alcanzado la primera posición dentro de las economías del mundo. El problema de la tiranía mayor no es con el socialismo o con el comunismo, tampoco con el capitalismo que ambas muestran; el problema es que no puede aceptar que otra nación se rija con independencia de criterio y soberanía total, dos cosas que tanto Rusia como China han logrado alcanzar. El autor ha venido advirtiendo de la imperante necesidad de Estados Unidos de embarcarse en una guerra global; el motivo principal está a la vista de todos: aniquilar a China y Rusia antes de que consigan superar su poderío militar, campo en el que ahora compiten como superpotencias. El conflicto en Ucrania fue diseñado antes de 2014; la gestión de Barack Obama lo puso en marcha con el golpe de Estado. ¿Quién era el vicepresidente? Joe Biden... ¿Casualidad?

Xi Jinping: «Hace 70 años, los invasores imperialistas abrieron fuego sobre el umbral de una nueva China. El pueblo chino comprendió que hay que utilizar un lenguaje que los invasores puedan entender: combatir la guerra con guerra y detener una invasión por la fuerza, ganando la paz y el respeto mediante la victoria. El pueblo chino no buscará pelea, pero no la teme... No nos temblarán las piernas ni agacharemos la cabeza».

La República Popular China fue fundada el primero de octubre de 1949 por Mao Tse-Tung y su ejército comunista. Tras una larga y sangrienta guerra entre el Kuomintang [(KMT) Partido Nacionalista Chino, liderado por Chiang Kai-shek desde julio de 1926] y el Partido Comunista Chino, parte de los militares y dirigentes del KMT se refugiaron en Taiwán estableciendo un régimen separatista que contó con el apoyo del imperio del mal, que hasta hoy se ha mantenido, no sólo interfiriendo las relaciones entre el gobierno de la República Popular China y las autoridades de Taiwán, sino, amenazando a China (la única China) con "abstenerse de nuevas acciones desestabilizadoras hacia Taiwán", y estar dispuesto a defender militarmente la isla "si China la invadiese", conminaciones que recibieron respuesta del gobierno chino: "Si alguien se atreve a separar a Taiwán de China, el ejército chino no dudará en iniciar una guerra, cueste lo que cueste".

Estados Unidos, con frentes abiertos al mismo tiempo contra dos naciones que cuentan con armas de destrucción masiva en cantidades iguales o superiores a las que posee, está llevando a la humanidad a una hecatombe. Una frase que se atribuye a Albert Einstein, supuestamente dicha al finalizar la Segunda Guerra Mundial, expresa con suma claridad cómo sería una cuarta conflagración global: "será con palos y piedras", significando con tan pocas, pero sabias palabras, que una Tercera Guerra Mundial, con armas nucleares, retrocedería al ser humano a la Edad de Piedra.

Hugo Chávez: «¡Váyanse al carajo, yanquis de mierda, que aquí hay un pueblo digno! ¡Yanquis de mierda, váyanse al carajo cien veces, aquí estamos los hijos de Bolívar! Si hubiera una agresión contra Venezuela, pues no habrá petróleo para el pueblo y ni para el Gobierno de los Estados Unidos. ¡Nosotros, yanquis de mierda, estamos resueltos a ser libres, pase lo que pase y cuéstenos lo que nos cueste!».

Tan empecinados están los gerifaltes de la OTAN en provocar una guerra catastrófica, que han brindado apoyo a Lituania en su política de bloqueo a los trenes rusos que llevan alimento, carbón, metales y materiales de construcción a Kaliningrado, un enclave donde está asentada la flota báltica rusa -y Moscú tiene misiles balísticos con capacidad nuclear- que tiene fronteras con Lituania y Polonia, dos países miembros de la OTAN. En Kaliningrado se encuentra el único puerto ruso del Mar Báltico cuyas aguas no se congelan en invierno. Sus misiles nucleares pueden alcanzar, en muy poco tiempo, las principales ciudades europeas. Rusia ha dejado muy en claro que por el bloqueo a Kaliningrado la respuesta “no será diplomática”, tres palabras que lo dicen todo.

Aún lográndose acuerdos que pongan fin a la crítica situación geopolítica actual, no hay forma de frenar la Segunda Guerra Fría, que inició en el más gélido ambiente del golpe de Estado perpetrado por la tiranía mayor en 2014 en Ucrania -cuyos ciudadanos podrían morir todos y a Estados Unidos le importaría un bledo- y ha comenzado a calentarse con las llamas que significan la propia Ucrania, Taiwán y Kaliningrado. Sólo con reconocer las bellaquerías que comete, la pérdida de su poder hegemónico y la aparición de dos nuevas supernaciones -que proporcionan equilibrio al orden internacional-, puede el imperio del mal poner punto final a tan aciago momento; de lo contrario, el día final dejará de ser un celuloide o el clisé favorito de los oportunistas religiosos en busca de siervos.

Los tiranos que Netflix muestra en la serie que dio motivo a este ensayo son ángeles y arcángeles comparados con el tirano mayor, la tiranía mayor o el imperio del mal, cualquiera que sea el nombre que se seleccione para definir la satrapía norteamericana. Mao, Stalin, la Iglesia Católica, Hitler, Pinochet, Sadam, Trujillo, Pol Pot, la dinastía Somoza, Gadafi, Batista, Amin, Pérez Jimémez, Strossner, Videla, Banzer, Castillo Armas, Bokassa, Mugabe o la dinastía Kim ejercieron dictaduras, férreas todas, sanguinarias la mayoría, populares algunas, pero ninguna compara con el ejercicio tiránico de Estados Unidos sobre los demás países del mundo. Netflix sabe dentro de cuál sociedad yace y establece su perniciosa propaganda: conoce muy bien que esos 330 millones de gringos, con sus "cerebros impecables de limpios", son incapaces de pararse frente a un espejo y ver que el régimen bajo el que se toman sus Budweiser, comen sus hamburguesas y disfrutan hasta de sus propios asesinatos, es el más perverso que ha conocido el hombre desde que comenzó a erguirse sobre dos "patas"...

Ing. Nemen Hazim Bassa
San Juan, Puerto Rico
24 de julio de 2022